Renovables sin atropellamiento
La aceleración de la transición energética necesita tiempo para llegar a acuerdos en las condiciones específicas de cada territorio
El despliegue de energías renovables es clave para la transición energética y cumplir así con los compromisos del Acuerdo de París, con la hoja de ruta que marca el Pacto Verde Europeo y con el reciente RePower EU. Se necesita que las renovables penetren en el mix energético con fuerza y rapidez porque son clave para la descarbonización como factor central del calentamiento global.
El momento boyante que viven estas energías ha hecho posible un acelerado desarrollo tecnológico y un incremento de la viabilidad económica que han provocado un auténtico boom de solicitudes, como reflejaba EL PAIS en un reciente reportaje. Este momento dulce del sector debe aprovecharse. Para ello son necesarias diversas estrategias y entre ellas la gestión de los cuellos de botella que pueden producirse en los trámites administrativos tanto en el Ministerio de Transición Energética como en las Comunidades Autónomas. Por otro lado, es imprescindible afrontar los problemas, malestares y contradicciones que la instalación de energía eólica y solar pueden ocasionar en los distintos territorios y la multitud de características y condiciones que singularizan cada ubicación. En unos casos por sus afectaciones a la biodiversidad, en otros por prescindir de los territorios para acordar los términos de estos parques, la casuística exige un redoblado cuidado para que el empuje de las renovables no acabe siendo víctima de una gestión dictada por las prisas con el consiguiente riesgo de daños colaterales imprevistos.
Se ha popularizado la expresión “Renovables sí, pero no así”, antes y después de que la pronunciase Rodrigo Sorogoyen en la gala de los Goya. El paso siguiente es encontrar el modo de conciliar los múltiples intereses en juego, a veces contradictorios y no siempre fáciles de jerarquizar. Por fuerza tendrán que intervenir numerosos elementos: facilitar al máximo el autoconsumo en todas sus versiones, despejar los obstáculos administrativos que dificultan o retrasan instalaciones como las comunidades energéticas y facilitar su misma instalación.
La necesidad de hacer la transición energética de forma rápida no exime sino que obliga, en realidad, a introducir dinámicas de concertación, negociación y acuerdos con el territorio y el conjunto de los agentes implicados, aunque eso pueda llevar un tiempo de tramitación más dilatado. Las discrepancias pueden comportar retrasos en los múltiples pasos que suponen estas iniciativas, e incluso pueden llevar en el peor de los casos a su judicialización. De ahí que sea imprescindible cuidar con suma atención tanto el territorio donde se instalan como la forma en que se llega a acuerdos. Solo funcionará una potente política de Estado en favor de estas nuevas energías si no deja a su paso un reguero de víctimas, de desperfectos evitables o de acuerdos precipitados.
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