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Columna
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El futuro siempre pasa de largo

Decían que era el turismo. Ahora es la destrucción del paisaje con instalaciones que afectan a la fauna

Vista de los aerogeneradores de la Central Eólica Raposeras en Pradejón (La Rioja).
Vista de los aerogeneradores de la Central Eólica Raposeras en Pradejón (La Rioja).SOPA Images (CINCODIAS)
Daniel Gascón

Viajo por algunos de los paisajes más hermosos de Europa y el horizonte está cubierto de molinos. Ocurre en muchos lugares de España, y el asunto sale con frecuencia en la conversación. Dos de las películas españolas más destacadas del año, Alcarràs y As bestas, tratan del impacto de las energías renovables en los territorios y las personas que viven en ellos. Rodrigo Sorogoyen mencionó el tema en su discurso de agradecimiento en los Goya. Una respuesta habitual son los trade offs: nada es gratis. Necesitamos energías limpias y necesitamos solidaridad territorial. Los partidarios hablan del peligro de la mentalidad nimby (not in my backyard): si nadie quiere las centrales, tenemos un problema grave. Y al mismo tiempo algo de cautela y escepticismo es comprensible.

En Teruel y otros lugares de España muchos recuerdan los pueblos sumergidos, las minas y su cierre y la emigración, las propuestas de cementerios nucleares, las centrales térmicas que se cerraron porque contaminaban. Hace unos meses volamos la torre de refrigeración de la de Andorra ―hoy se elimina la chimenea―, y luego algunos países anunciaron que mantendrían las centrales abiertas para paliar los efectos de la guerra en Ucrania. Los proyectos de transición para los trabajadores o las nuevas energías no compensan el empleo perdido. El futuro, decían, es el turismo; ahora es la destrucción del paisaje con instalaciones que afectan a la fauna.

El Congreso ha eliminado la Declaración de Impacto Ambiental para los proyectos de renovables de más de 50 megavatios que no estén en espacios protegidos. Se someterán a un procedimiento de “afección ambiental”, que se evalúa a partir de la información que aporta la propia promotora. El objetivo es agilizar el proceso y salvar la inversión ya realizada, pero la experiencia hace dudar de los incentivos. En un mes, ha escrito Genoveva Crespo, en España ha habido una oleada de compraventa de plantas y proyectos de energías renovables por un total de 10.000 millones de euros a manos de grandes energéticas y fondos de inversión. En este caso, los molinos también son gigantes. Algunas investigaciones alertan del “global stilling” ―el cambio climático hace que los vientos pierdan fuerza― y los expertos señalan la fragilidad de una industria dependiente de la meteorología.

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La historia puede ser bien conocida: abrazamos una promesa, rebajamos los controles, estropeamos el entorno y después descubrimos que el futuro ha pasado de largo. @gascondaniel

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Sobre la firma

Daniel Gascón
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) estudió Filología Inglesa y Filología Hispánica. Es editor responsable de Letras Libres España. Ha publicado el ensayo 'El golpe posmoderno' (Debate) y las novelas 'Un hipster en la España vacía' y 'La muerte del hipster' (Literatura Random House).

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