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EDITORIAL
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ahorro energético y seguridad

Las recomendaciones que incluye el plan del Gobierno buscan consolidar la ruta en favor del ahorro, la eficiencia y las energías renovables

Ahorro energetico
Facturas de la luz de un consumidor.Aitor Sol

La aprobación en el Consejo de Ministros del plan de ahorro energético significa un empujón relevante para lograr el objetivo mayor de bajar los precios de la energía ante el ciudadano pero a la vez propiciar una mayor seguridad de suministro, sin que la UE dependa de países poco fiables como lo es ahora Rusia. Las medidas se estructuran en tres apartados: ahorro, eficiencia y fomento de las energías renovables. Entre las primeras se encuentran tanto las dirigidas a los consumidores —como las referentes al ahorro en calderas comunitarias— como a la Administración —con especial referencia al alumbrado público— y a las grandes empresas. Las medidas de eficiencia incluyen también ayudas fiscales para los hogares que quieran mejorar su situación energética. En cuanto a las renovables, se prevén ayudas para los tejados solares y el autoconsumo, las comunidades energéticas y el fomento de gases renovables, así como la adaptación del sistema eléctrico para que pueda absorber más renovables, todo ello en el marco de una revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima.

En la implementación de estos tres grandes ejes, el plan presta especial atención a personas y familias en situación de vulnerabilidad, la industria y las pymes. Para las primeras se prevé ampliar la población que pueda beneficiarse de las ayudas y un incremento de la cobertura, tanto del bono eléctrico como del térmico. Para la industria están previstas medidas de acompañamiento y los Perte que ayuden a la descarbonización, en especial con apoyo para la instalación de renovables, el desarrollo del hidrógeno verde y el almacenamiento. Las pymes, por su parte, dispondrán de un kit verde para fomento de las energías renovables y la eficiencia, que se gestionará a través del ICO.

Las medidas de este plan forman parte de un enorme catálogo de herramientas disponibles desde hace años. Promovidas hasta hoy como iniciativas para favorecer la transición verde, ahora se convierten también en palancas para enfrentarse a la crisis energética provocada por la guerra. Es una lástima que sea un conflicto sangriento como el que Vladímir Putin ha lanzado contra Ucrania el que haya demostrado el enorme recorrido de mejora, perfectamente viable, que tenemos para ahorrar y mejorar en eficacia y eficiencia. Bienvenido sea, en cualquier caso.

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Todas las medidas contempladas cuentan con tecnología suficientemente desarrollada, con empresas capaces de ponerlas en marcha y con una sociedad dispuesta, por conciencia o por necesidad de ahorro económico, a hacer lo que esté en su mano. El mayor riesgo que este plan encierra es el que menciona en sus últimos puntos: la coordinación entre las diferentes administraciones y la capacidad de crear mecanismos de colaboración entre ellas, con el sector privado y con la sociedad para acelerar al máximo su puesta en marcha. De esa agilidad dependerá en gran parte la eficiencia de los avances para acercar a la sociedad española al objetivo de librarse de los combustibles fósiles a la vez que el conjunto de Europa se desengancha de la dependencia energética rusa.


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