Luces de Navidad en plena crisis energética: un ahorro “ínfimo” que anticipa pelea política
“Creo que hay tufillo antiNavidad”, dice Abel Caballero sobre las críticas a luces como las de Vigo. “Las ciudades que hacen ostentación del derroche están equivocadas”, comenta la concejala responsable en Valencia
Las luces de Navidad son el principal símbolo de estos festejos en la calle. Siempre ha habido críticas al gasto que suponen a los ayuntamientos, especialmente para los que las han convertido en una bandera municipal, multiplicando la envergadura de la instalación. Sin embargo, eran comentarios aislados, sin apenas recorrido una vez se encendían las bombillas. Este año puede ser diferente. El despliegue de luces va a coincidir con la invasión rusa a Ucrania, a no ser que se dé el improbable escenario de que la guerra termine en dos meses. Así, el éxtasis de colores invernal se dará a la vez que Europa vive una crisis energética. Aún quedan dos meses para el encendido, pero de momento ninguna gran ciudad ha anunciado que no vaya a instalarlas. “Si la Navidad en España se apagase, Putin tendría una buena victoria”, dice el político que viene a la cabeza de todos los españoles cuando se habla de luces de Navidad, el alcalde de Vigo, Abel Caballero (PSOE).
La decisión depende de los gobiernos municipales. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, pidió “soluciones creativas al adorno de Navidad” a principios de septiembre, pero dejó claro que la competencia es de los ayuntamientos. “No tiene mucho sentido que haya alguien que tenga que decir lo que se tiene que hacer porque, además de ser un papel muy antipático, se trata de interpelar a la voluntad de contribución de todo el mundo”, comentó Ribera. El borrador del plan de contingencia que el Ejecutivo remitirá a Bruselas esta semana, al que ha tenido acceso EL PAÍS, indica que “las entidades públicas revisarán sus actuales instalaciones de alumbrado público e iluminación ornamental y los correspondientes programas de encendido, mantenimiento y gestión, con el objeto de identificar posibles medidas de ahorro inmediato hasta la adecuada sustitución de los equipos”. Es decir, insta a que estas luces sean lo más eficientes posible pero ni es obligatorio ni pone coto a los excesos.
Si el Gobierno central hubiera adoptado una posición de rechazo a las luces navideñas, las corporaciones municipales que estimasen oportuno un apagado tendrían la excusa perfecta para justificarlo. Si algún alcalde se atreve a hacerlo será por cuenta propia, mientras el pueblo de al lado mantienen la iluminación a seis meses de elecciones municipales.
Así, la medida que están anunciando más ciudades es un leve recorte en el tiempo de encendido. “Vamos a encenderlas una hora menos que el año pasado. El montaje será similar a años anteriores, repartido por toda la ciudad”, explica Alejandro Navarro (PP), concejal de Festejos de Torrejón de Ardoz, una ciudad madrileña que ha convertido la Navidad es uno de sus principales puntales. En Barcelona y Madrid están pendientes de reunirse con los comerciantes para decidir, pero los concejales responsables del área indican que una opción “muy probable” es que el ahorro también consista en encender las luces menos tiempo. “Vamos a encender una hora menos, salvo que nos digan que tenemos que reducir más. Nosotros funcionamos con la teoría de que Europa nos mandó reducir un 7% el consumo. Y una hora menos de luz es un ahorro del 14% respecto a lo que veníamos gastando, así que duplicamos lo que la Unión Europea le pide a España”, añade el alcalde de Vigo. En Torrejón estiman que el consumo caerá en torno a un 11%.
Todos los ayuntamientos consultados, de los que más presupuesto dedican a la Navidad, como Vigo o Torrejón, a los que optan por otro enfoque, como Barcelona o Valencia, aseguran que el peso de las luces navideñas en el consumo del alumbrado público es “ínfimo”. “El gasto energético es muy pequeño porque todas las luces son led. Para que te hagas a la idea, la menina gigante que ponemos en Navidad gasta como tres secadores de manos”, comenta la delegada del Área de Gobierno de Obras y Equipamientos de Madrid, Paloma García (PP). Caballero prefiere un símil futbolístico: “En un campo de fútbol que meta unas 30.000 personas [como Balaídos, el campo del Celta de Vigo], su consumo normal en el mes de enero, entre dos y tres partidos y dos entrenamientos, es el equivalente a toda la Navidad de Vigo”.
Ximénez Group, la empresa que instala en torno al 75% de las luces de Navidad de España (según datos de la compañía), explica que las luces led consumen “hasta un 90% menos que el anterior tipo de iluminación, por lo que podemos afirmar que todos nuestros proyectos son de muy bajo consumo”. Así, las luces navideñas suponen una porción muy pequeña del gasto lumínico de los ayuntamientos. Para Torrejón implican el 0,8% del consumo anual y para Vigo el 0,5%, mientras que para Valencia representan el 0,04%. Son porcentajes pequeños, pero la diferencia no deja de ser importante en función del prisma de cada ciudad respecto a la Navidad. Esto también se refleja en el coste del montaje: a Valencia, con 800.000 habitantes, las luces de Navidad y Fallas le costaron unos 400.000 euros, mientras que Vigo, con 300.000 vecinos, pagó en torno a un millón de euros por las luces navideñas de 2021.
“Desde el Ayuntamiento de Valencia no entramos en esa competición por una iluminación desmesurada y excesiva en la que han entrado otras ciudades. Creo que las que hacen eso están equivocadas. Estamos en una crisis climática muy grave, con temperaturas que no hemos vivido hasta ahora y en medio de una crisis económica, así que no entiendo esta ostentación del derroche energético y presupuestario”, opina Lluïsa Notario (Compromís), concejala valenciana y coordinadora general del área de Gestión de Recursos. Montserrat Ballarín (PSC), concejala de Comercio de Barcelona, prefiere “no juzgar lo que hacen otras ciudades”, pero reconoce que no quiere una iluminación navideña “que se vea desde Marte”. “Todos los gestos suman. Es evidente que con esto [ahorro en luces de Navidad] no vamos a cambiar el mundo, pero todo lo que se haga en un sentido pedagógico, que aporte un grano de arena, es importante”, añade Ballarín. Notario sostiene que no es necesario un montaje “ostentoso” para dinamizar el comercio local.
“Los ciudadanos quieren Navidad y es cierto que concejales antiNavidad hay en todas partes”, comenta el alcalde de Vigo. Caballero cree que las críticas a despliegues lumínicos como el de su ciudad esconden “un tufillo antiNavidad, que lo hay en mucha gente”. “Si una concejala bien informada sabe que el consumo [de las luces de Navidad] es muy pequeño, ¿cómo le puede llamar la atención? Los datos objetivos dicen que la Navidad genera un estado de ánimo que favorece la economía y se consigue sin un gasto eléctrico reseñable. La ciudadanía está muy informada”.
Con mayores o menores inversiones por Navidad, todos los ayuntamientos consultados reconocen la importancia de las luces para fomentar el comercio en diciembre y enero. “Nuestras luces son un foco de atracción turística. Se estima que en la Navidad de 2019, antes de la pandemia, vinieron a Madrid 750.000 personas. Viene muchísima gente de otras provincias. No todo van a ser penas”, indica la edil madrileña. Teresa Porras (PP), concejala delegada de Fiestas de Málaga —otra ciudad famosa por sus luces navideñas— incide en el mismo mensaje: “Las luces de Navidad de Málaga atraen visitantes y son un estímulo para el comercio y la hostelería. Estos sectores nos piden que no se rebaje. Nos consta que un porcentaje con relieve de la ocupación hotelera en la época prenavideña es por el reclamo del encendido”. “Para nosotros la Navidad es un motor económico, un reclamo turístico que no tendríamos de otra forma”, insiste el concejal de Torrejón.
“Para el comercio”, continúa Caballero, “la Navidad es una industria. Ante problemas de suministro cada país debe decidir cuánto disminuye cada actividad por unidad de ahorro. A lo mejor resulta que con las luces Navidad el ahorro tan pequeño que se consigue no compensa respecto a la actividad que se pierde”. Fuentes del Ayuntamiento de Vigo señalan que sus luces ornamentales generan un retorno económico de 1.000 millones de euros. La concejala barcelonesa coincide en que la ciudadanía tiene “ganas” de disfrutar de la Navidad. “No creo que haga falta un macromontaje, pero sí una iluminación que dé vida a las calles, que saque a la gente fuera para que consuma y no compre por internet cuando hace frío. Sería una drama renunciar a las luces como apoyo al comercio local”, finaliza.
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