_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

He firmado por el indulto a Griñán

Deploro y condeno las faltas del político socialista, en parte castigadas por su zarandeo procesal y su deshonor político. Pero no soy juez, ni verdugo

Jose Antonio Griñan
El expresidente andaluz, José Antonio Griñán, durante el juicio del caso de los ERE en 2018.Raúl Caro (EFE)
Fernando Savater

Últimamente hay partidarios de “cancelar” a grandes pintores, cineastas, cantantes y otros artistas hasta ahora admirados por los pecados de sus vidas privadas: abusos sexuales, homofobia, racismo y demás comportamientos indebidos. Otros piensan —¡pensamos!— que los seres humanos somos demasiado complejos para resumirnos en un todo homogéneo bueno o malo, que hay que saber disfrutar de lo mejor de nuestros semejantes sin dejar de rechazar lo peor, que nuestra relación con los demás no es solo moral o política, a Dios gracias, sino también íntimamente afectiva, indescifrable por humana. Si es así, o sea, si no condicionamos nuestros juicios estéticos por la ética de los artistas ni amamos a alguien sólo por sus virtudes, sino a pesar de sus defectos (lo contrario sería amar la virtud, no la persona)... ¿no tendremos en nuestro espíritu justiciero un santuario para el alma tierna que no bendice pero comprende?

No quisiera ser ciudadano de un país donde la complicidad o la secta cuentan más que la ley; tampoco vivir entre rectilíneos para los que no hay amistad si no concuerda con el código establecido. Por eso he firmado por el indulto a Pepe Griñán. Le conocí hace décadas en el hipódromo madrileño, donde dirigía la revista Corta Cabeza y escribía excelentes crónicas hípicas que firmaba Riu Kiu. Fue una época dorada (por la afición compartida, por la juventud) y vimos grandes carreras juntos. No discuto la sentencia de los ERE, al contrario: me alegro de que finalmente se haya desmantelado el indecente y longevo tinglado clientelar de los socialistas andaluces. Ojalá pronto otros acaben igual. Deploro y condeno las faltas de Griñán, en parte castigadas por su zarandeo procesal y su deshonor político. Pero no soy juez, ni verdugo: prefiero no ver en la cárcel a Riu Kiu.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_