Machismo desde la aleya 4:34
El caso de las hermanas de origen pakistaní vecinas de Terrassa demuestra que la violencia machista es un fenómeno universal que se justifica a sí mismo de muy distintas formas según la procedencia, la religión o la cultura
Le añadimos una “s” al feminismo y parece que con esto ya hemos resuelto la diversidad de violencias que sufrimos las mujeres. Pero no. La realidad no cambia sola por el simple hecho de que cambie el lenguaje. Si así fuera, bastaría con nombrar lo bueno y no mencionar nunca lo malo. Hay machirulos hablándote en asturiano para ser más inclusives y departamentos de feminismo-s que no atienden al sufrimiento de las racializadas interseccionadas en vías de descolonizarse.
El caso de las hermanas de origen pakistaní vecinas de Terrassa demuestra que la violencia machista es un fenómeno universal que se justifica a sí mismo de muy distintas formas según la procedencia, la religión o la cultura. Pero ni mal de muchas es consuelo de todas ni basta con resumir que “todo es patriarcado”. Hay que abordar cada machismo en su justa medida, en este caso empezando por la aleya 34 de la sura 4 del Corán del mismo modo que se critica la costilla de Adán.
Parece ser que la Generalitat ya tenía un plan de prevención de los matrimonios forzados, que se presentó a principios de 2020, pero no llegó a desplegarse por la pandemia. De todos modos, obligar a una hija a casarse es la culminación de un proceso que empieza mucho antes y lo que necesitamos son políticas para luchar contra el machismo islámico tanto si es de raíz tradicional como fundamentalista. Porque nos crecen los enanos y no nos damos cuenta. Hace nada di con el vídeo de un joven musulmán que aclaraba lo que en realidad quiere decir la aleya antes mencionada: “No dice que le rompáis las costillas, que la dejéis sangrando, lo que el noble Corán os está diciendo es que las amonestéis suavemente porque ellas son delicadas”. El imán de Fuengirola de la Generación Z. Y no es, ni mucho menos, un caso aislado. No hay un plan para educar a estos chicos porque, nos dicen, no podemos estigmatizarlo. Digo yo que podríamos correr ese riesgo de vez en cuando si con ello salvamos a mujeres como Arooj y Aneesa de ser asesinadas, ¿no? ¿O es que los derechos de los hombres van a estar siempre por encima de los nuestros?
Pero no olvidemos que en estos casos las familias son las principales responsables y tendrían que cuestionarse éticamente su comportamiento con respecto a las hijas: ¿es admisible que las usen como mercancías para traerse a un pariente del país de origen? ¿No es esto un fraude de ley?
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