_
_
_
_
cartas a la directora
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Un poco de historia de España

Los lectores escriben sobre los fusilamientos durante la Guerra Civil, la vida en las posguerra franquista, los crímenes machistas y la guerra en Ucrania

El líder de Vox, Santiago Abascal, en la tribuna del Congreso.
El líder de Vox, Santiago Abascal, en la tribuna del Congreso.Claudio Álvarez

A Vox le parece que el presidente de Ucrania debería haber mencionado los fusilamientos de Paracuellos del Jarama en lugar de Gernika en su comparecencia ante las Cortes. En las dos retaguardias de la Guerra Civil se cometieron barbaridades. Tengo 94 años, soy coyantino (así nos llamamos los nacidos en Valencia de don Juan, en León). Tenía ocho años cuando el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y pese a mi edad tengo desafortunadamente muy buena memoria. Se intentó echar la culpa a los denominados rojos del bombardeo de Gernika efectuado por los alemanes de la Legión Cóndor. No se habló más del asunto. Mi familia debió ser republicana; vivía de una confitería que fue cerrada por desafectos al régimen, mi hermano mayor fue detenido a finales de julio del 36, llevado a San Marcos, entonces campo de concentración, y fusilado el 4 de diciembre de 1936 por, según la sentencia, auxilio a la rebelión. Nunca hemos sabido dónde están sus restos.

Salvador García Pérez. Barcelona

Conjurar el horror

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Leo la carta de Jesús Bermejo con un extracto de Capital de la gloria, de Juan Eduardo Zúñiga, sobre el olvido de la guerra en Madrid. La capital sufrió más la guerra —y la posguerra— que cualquier otra ciudad española. No tenemos un Guernica, pero tampoco tenemos victimismo. Y eso me encanta. Mi abuela decía que la posguerra fue una etapa feliz en su vida, a pesar de las carencias. Por lo visto, se reían hasta de su sombra. Junto con sus amigas, pasaban por delante de una panadería y una de ellas —eran modistillas— aspiraba con fuerza y decía: “¡Ya hemos comido!”. Era la manera de conjurar el horror sin perder la dignidad. Las palabras de Juan Eduardo Zúñiga me han recordado al poema de Wislawa Szymborska Fin y principio: “Después de cada guerra / alguien tiene que limpiar. / No se van a ordenar solas las cosas, / digo yo (...)”.

Cristina Calle. Madrid

Negacionismo

El pasado 5 de abril, una niña de 14 años fue asesinada en Oviedo por un hombre de 31 que, según parece, la acosaba. Me pregunto cómo se referirán a este crimen Vox o el PP de Feijóo y Mañueco (ya muy cerca de una investidura pactada con los de Abascal que sitúa por primera vez —temo que no por última— a la extrema derecha en un gobierno democrático). Descartado eso de “violencia intrafamiliar” toda vez que víctima y verdugo no tenían parentesco ni convivían, quizá tengan que tirar de imaginación eufemística y acuñar un término del tipo “violencia intracomunitaria”, “violencia vecinal” o “violencia de proximidad”. Todo sea por evitar la realidad de la violencia machista. Y es que, por pura etimología, la ignominia no tiene nombre… Los ignominiosos, por el contrario, sí que lo tienen… Y apellidos.

David Barbas García. Pamplona

El miedo es libre

Leo en EL PAÍS que el 83% de los rusos apoyan a las fuerzas armadas de su país. La encuesta ha sido efectuada por un instituto independiente. ¿De qué nos extrañamos? En 1966, el referéndum franquista logró un 95,86 % de apoyo al régimen. El voto fue secreto en ambos casos, pero el miedo es libre.

Olav Mazarrasa Mowinckel. Santander

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_