_
_
_
_
_
tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Basta ya de animar desde la grada

Pese a los contratiempos militares, Vladímir Putin sigue en camino de alcanzar sus objetivos estratégicos. El tiempo está de su lado

Manifestación de protesta contra la guerra en Ucrania, celebrada el domingo en Hamburgo.
Manifestación de protesta contra la guerra en Ucrania, celebrada el domingo en Hamburgo.FABIAN BIMMER (REUTERS)
Wolfgang Münchau

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, sabe cómo tocarnos la fibra sensible. Invocó a Winston Churchill ante los británicos, Pearl Harbor ante los estadounidenses, y recordó a los alemanes que una vez hicieron una promesa: “Nunca más”.

Sin embargo, no conmovió a Olaf Scholz. El canciller alemán decidió no asistir al discurso de Zelenski ante el Bundestag. Después del radical giro político que ha dado sobre el gaseoducto Nord Stream 2, el aumento del gasto en defensa y la entrega de armas a Ucrania, no quería ser sermoneado por un político estrella del rock. Me cae bien Scholz. El ataque de Rusia a Ucrania requiere un poco de pensamiento estratégico y sangre fría por parte de Occidente, en lugar de los gritos de ánimo que se están produciendo en los medios de comunicación y en las redes sociales en este momento.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

No nos corresponde a nosotros aconsejar a Zelenski sobre lo que tiene que hacer sobre el terreno, y en qué momento debe llegar a un acuerdo. Más bien, lo que deberíamos hacer en Occidente es ser más claros sobre qué podemos hacer nosotros. Por ejemplo, no podemos acelerar la solicitud de adhesión de su país a la Unión Europea. Es realmente peligroso poner esta zanahoria ante los ucranios en un momento como este. Francia ha estado bloqueando la adhesión de Macedonia del Norte y Albania. No es posible que la UE pueda acelerar la adhesión de Ucrania sin acelerar la de los demás. Varias rondas de ampliación de la UE, sin la correspondiente profundización, han dejado a la UE en una posición desequilibrada. La defensa de la ampliación de la UE ha sido y sigue siendo más ruidosa entre los periodistas y académicos del Reino Unido. Pero no parecen darse cuenta de que el Brexit realmente cambió el debate sobre la ampliación. También hay que tener en cuenta que si la UE se convirtiera en una unión de defensa, ¿no nos arriesgaríamos a un conflicto directo con Moscú por Ucrania en otra ocasión?

Otra zanahoria que les estamos poniendo delante a los ucranios son las armas. La mayoría de las armas alemanas que se prometieron nunca llegaron. Las futuras entregas de armas van a ser más difíciles porque la OTAN no quiere enfrentarse directamente al ejército de Rusia. Serguéi Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, ha afirmado que los convoyes de armas occidentales constituyen un objetivo legítimo en la guerra. Es de prever que el suministro de armas a Ucrania se agote con el tiempo.

Uno de los palos con los que los ucranios nos están amenazando a nosotros es la repetida afirmación de que, una vez que Putin tome Ucrania, seremos los siguientes. Entiendo por qué quiere difundir ese relato. Pero no es cierto. El radio de horror de Putin se limita a la esfera rusa que no está en la OTAN: Ucrania, Georgia, tal vez Moldavia. La respuesta de la OTAN a esta guerra le ha sorprendido. La OTAN va a destinar un número abrumador de tropas y armas a su frente oriental. Una invasión de un país de la OTAN sería demasiado arriesgada incluso para un hombre que calcule los riesgos que corre.

Sin embargo, Putin puede ganar la guerra en Ucrania porque tiene las armas más mortíferas y está dispuesto a atacar a civiles. Una vez que los suministros de armas occidentales terminen, las probabilidades en esta guerra volverán a estar a favor de Rusia. El tiempo está del lado de Putin.

También puede contar con la brevedad de nuestra capacidad de atención. Los tabloides británicos ya empiezan a perder interés. Los medios de comunicación y Twitter vuelven a obsesionarse con las pifias de Boris Johnson y otros graves asuntos de Estado. ¿Seguiremos viendo imágenes de Ucrania al principio de los informativos dentro de cuatro semanas? ¿Dentro de cuatro meses? ¿Es posible que Putin espere a que nos distraigamos antes de descargar sus armas más mortíferas? A Occidente le importaron poco las bombas de racimo en Alepo, Siria.

Europa puede y debe hacer una promesa creíble de que acogeremos a millones de refugiados ucranios. Pero nuestra capacidad de ayudar a Ucrania a ganar la guerra es limitada. Esto es lo que debemos decirle a Zelenski. Basta ya de animar desde la grada.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_