Las normas son también para los privilegiados
Los lectores escriben de la expulsión de Djokovic de Australia, la importancia de la buena alimentación, el derecho al aborto y las fiestas de Boris Johnson en Downing Street
En los últimos días, la expulsión de Novak Djokovic ha ocupado ríos de información y opiniones por pretender participar en el Open de Australia sin estar vacunado y mentir en el formulario de entrada en el país. La resolución judicial que dictaminó su expulsión no hizo más que corroborar que en un país democrático y justo no caben situaciones de privilegios. Sus admiradores y familiares consideraron que su retención fue arbitraria, presentándolo como un crucificado, víctima de una sociedad injusta. Lo injusto es pretender saltarse las normas o creerse estar por encima de ellas. Las normas se deben aceptar no solo cuando caminan en nuestra misma dirección si no, y sobre todo, cuando lo hacen en dirección contraria. No se puede pretender gozar de las ventajas de pertenecer a una sociedad determinada y al mismo tiempo no respetar sus normas de convivencia. Y si todos debemos dar ejemplo de aceptación de las normas, aún más aquellos que por su importancia mediática destacan en la vida política, social o deportiva.
Manolo Romasanta Touza. Sigüeiro (A Coruña)
La buena alimentación
Esas dietas tan milagrosas como inútiles que siguen muchos de los famosos cuerpos perfectos de Instagram junto con la desinformación que tenemos hacia un tema tan básico como nuestra alimentación crean una bomba perfecta que, a menudo, desencadena en multitud de problemas alimentarios. Como la información es el mejor filtro ante estos mitos, se debería impartir en los colegios desde pequeños una educación alimentaria de calidad que nos permita desarrollar unos correctos hábitos en algo tan básico y necesario como nuestra alimentación.
Eva Rocamora Andrada. Albatera (Alicante)
Respetar el derecho al aborto
Abortar no es una decisión fácil, puede ser muy dolorosa, pero es un derecho. Nadie te obliga a ejercer tus derechos, tampoco nadie debe impedirlos. Rezar no es un delito, pero si alguien quiere rezar por otras personas que lo haga en la intimidad o en su templo. Porque rezar delante de una clínica para intimidar a alguien que quiere ejercer un derecho roza lo delictivo, si no lo es. Nadie está legitimado, por mucha inspiración divina o ideológica que tenga, a imponer su moral, por eso existe el Estado de derecho, para impedir que ningún grupo imponga sus ideas y que se respeten los derechos que deben tener las sociedades libres.
Luis González Carrillo. Leganés (Madrid)
Las fiestas de Johnson
¿Se acuerdan de Rafael Gómez Sandokán, aquel edil condenado en el juicio de la Operación Malaya que a la pregunta de si se había planteado dimitir contestó: “Dimitir de qué. Dimite tú”? No digan que no les viene a la cabeza viendo el comportamiento que está teniendo estos días Boris Johnson tras haberse descubierto los festejos que se celebraban en su residencia de Downing Street cuando el país sufría las más severas restricciones a causa de la covid-19. Ahora dice que no le advirtieron que se trataba de fiestas, que él pensaba que eran reuniones de trabajo. Es tan escandaloso el asunto que está siendo repudiado hasta por los miembros de su partido en la Cámara de los Comunes, pidiéndole incluso la dimisión. ¿Se puede tener la cara más dura?
Mario Suárez. Pilas (Sevilla)
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