Sin profesor, sin aula y, para colmo, sin luz
Los lectores escriben de la precariedad de la FP en Murcia, del acompañamiento en los vestuarios a las personas con autismo, del apagón de Facebook de la pasada semana y de las cuotas de los autónomos
Quiero comunicar mi descontento con el CIFP politécnico de Murcia, como alumna de Prevención de riesgos laborales. El curso pasado, en el IES Miguel de Cervantes, tuve que trabajar con programas piratas porque no había manera de que la consejería pagase el paquete de Office, hubo días de clase sin luz o en los que se iba y volvía y estuvimos sin calefacción en pleno invierno. Creíamos que ya no podía ir la cosa a peor este curso, pero, para nuestra sorpresa, el profesor de una de las asignaturas más importantes aún no ha firmado su contrato y no imparte clase. Nuestra aula aún no tiene ni mesas ni sillas, mucho menos ordenadores. El lunes 4 de octubre, después de dos semanas de clase, seguimos sin profesor, sin aula y para colmo, sin luz. No sabemos a quién pedir responsabilidades, puesto que el centro lanza la pelota al tejado de la consejería y esta se la devuelve. Como estudiante, es frustrante esta situación, que nos obliga, además, a perder diez minutos entre clase y clase buscando aulas vacías.
María Bernal Bosque. Cartagena (Murcia)
¿Cuál es nuestro vestuario?
Soy madre de un adolescente con autismo. Tiene 15 años y mide casi 1,90. Si lo acompaño a la piscina, ¿en qué vestuario debo entrar? Él habla, y se ducha solo. Pero puede ocurrírsele cotillear en la bolsa de un señor cualquiera que esté ahí, o acercarse demasiado a alguien que esté casi desnudo, o ponerse el slip por encima del pantalón. Nunca se sabe qué se le ocurrirá, pero es seguro que no se comportará según las normas. Necesita acompañamiento, pero ¿dónde entramos? ¿En el vestuario de hombres o en el de mujeres?
Miren Aintzane Muguruza. San Sebastián
Apagón de esperpento
El pasado lunes hubo apagón de Facebook, WhatsApp e Instagram. Me enteré esa misma noche escuchando a Aimar Bretos en Hora 25. No le di ninguna importancia. Lo entendí como una noticia más. Pero con el discurrir de estos días he caído en la cuenta del esperpento colectivo que ha supuesto el acontecimiento. Algo que me gustaría decir que entiendo, pero no, no lo entiendo. Tengo móvil. Sencillo, para llamadas. Y con esto ya me siento cubierto y satisfecho de estas entendidas nuevas necesidades tecnológicas. Todo lo demás, me sobra. Y, además, no tengo la sensación absurda esa que se dice de no estar conectado. Ni enchufado. O lo que sea. Si acaso es algo.
Manuel Iglesias Nanín. Carballino (Ourense)
Autónomos ahogados
Soy videógrafo de bodas, padre de dos hijas y trabajador por cuenta propia. Como autónomo, debo pagar 300 euros al mes a la Administración. A continuación, de cada factura que consigo cobrar, debo restar cerca del 40% si sumo el IVA y el IRPF. Hemos estado año y medio sin apenas poder trabajar, pero Hacienda ha considerado que era el momento oportuno de reclamar miles de euros adicionales por mi declaración de renta de 2018, en la que ya pagué un dineral muy por encima de mis posibilidades y que me obligó a abandonar mi vivienda en Barcelona ciudad. Hacienda ahoga a los autónomos de tal manera que tendremos que cerrar nuestros negocios, dejaremos de contribuir con nuestros impuestos y pediremos ayuda desde la cola del paro.
Guillermo Ruiz del Castillo. Esplugues (Barcelona)
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