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El desastre de los institutos madrileños: sin medios, sin sustituciones, sin protocolo eficaz

La asociación de directores de centros de secundaria exige al Gobierno regional que cumpla con las promesas que hizo hace un mes

Concentración de profesores ante la Conserjería de Educación y Juventud en Madrid, el pasado 22 de septiembre.
Concentración de profesores ante la Conserjería de Educación y Juventud en Madrid, el pasado 22 de septiembre.Víctor Lerena (EFE)
Berta Ferrero

El mayor gesto que los directores de los institutos madrileños han recibido de la Administración durante la crisis sanitaria llegó a mediados de septiembre en forma de carta. En la misiva, el Consejero de Educación, Enrique Ossorio, les agradecía el trabajo realizado. Pero ellos quieren hechos, no zalamerías. Por eso, el presidente de Adimad, Esteban Álvarez, enumeró las promesas incumplidas hasta el momento del Gobierno y el caos de los centros. “Estamos solos”.

Cuando en un instituto un alumno es diagnosticado con positivo por coronavirus, comienza una rueda de incertidumbre en la que se ven implicados los compañeros, los familiares, los profesores y el coordinador covid, esa figura que la Administración regional se inventó para que iniciara el protocolo de actuación en cuanto hubiera un infectado. En ese momento, el coordinador se pasa horas recabando información y datos de todas las personas con las que el positivo ha estado en contacto. Para eso, hay que tener en cuenta que en un instituto los alumnos cambian de clase en función de las asignaturas optativas que ha elegido. Por lo que cuando por fin obtiene todos los datos, el coordinador —por lo general un miembro del equipo directivo, no un sanitario— llama al teléfono de la Dirección General de Salud Pública y solo recibe silencio.

“Nadie coge el teléfono. Nunca. Por lo que acabamos mandando un correo que, si tenemos suerte, nos responden a los cuatro o cinco días para decir que no hagamos nada”, explica el presidente de Adimad, la asociación que agrupa a los institutos públicos de la Comunidad de Madrid. Al día, cada uno de los 300 centros de secundaria de la región añade a la lista entre uno o dos positivos nuevos. “En algunas zonas suelen ser tres o cuatro”, admite Álvarez. “Y la respuesta que dan en Salud es que no hay contactos estrechos porque como se tiene que garantizar la distancia interpersonal de un metro y medio… Así que nada, que no se haga nada”.

El caos y miedo se sirve entonces en bandeja fría. Porque esta situación ya la previeron los directores a finales de agosto, cuando en una reunión con el propio Consejero de Educación le instaron a que copiara el sistema implantado en la Comunidad Valenciana, que había trabajado durante todo el verano en elaborar un protocolo de actuación en el que a cada centro educativo se le asignaba un centro de salud, así se evitaba un embudo. Hubo oídos sordos.

Ahora sufren las consecuencias de aquello. Por eso, un mes después de que la Administración les hiciera cambiar los planes y la organización cuando faltaba una semana para que empezara el curso, los directores decidieron convocar ayer a la prensa para enumerar al desastre en el que están inmersos.

Promesas incumplidas

El protocolo no funciona. Los profesores de baja no son sustituidos. Tampoco los auxiliares, el personal administrativo o de limpieza. Los 70.000 dispositivos que prometieron no han llegado. Las 6.000 cámaras que iban a instalar tampoco. Los centros que estaban mal equipados y con conectividad pésima, siguen sufriendo las mismas deficiencias. De los 300 profesionales sanitarios que prometieron, solo han llegado 30.

“La consejería ha perdido bastante credibilidad con esta política errática que ha tenido durante este tiempo”, añadió María Ángeles González, vicepresidenta de la asociación de directores.

De hecho, de los 10.610 docentes prometidos para reforzar el curso, algunos todavía están llegando a cuentagotas, en parte por los contratos inestables que la Administración les ofrece. “Lo he sufrido en mis propias carnes, porque a mi centro vino un profesor de Ayamonte, casado y con dos hijos, y al día siguiente de llegar, se fue. ¿Por qué? Porque le ofrecían media plaza, que ya es el colmo porque cobras la mitad. Así no compensa y prefiere quedarse en su casa, que seguramente vivir allí le cuesta menos que aquí”.

Por todo eso, explica Álvarez, la asociación de directores lamenta “no tener que agradecer nada a la comunidad”, en referencia a la carta de elogios que recibieron, “y lo que toca ahora es exigir”.

Por lo pronto, tal y como está la situación sanitaria de la región, temen que de aquí a unas semanas “toque un nuevo escenario, el del confinamiento total”. “Estamos utilizando nuestros propios recursos, yendo a comprar y compitiendo entre nosotros porque al final no hay stock. Eso no se puede permitir”, lamenta el director, que remata el análisis de la situación con una petición de auxilio: “No solo estamos solos. Estamos atados de pies y manos”.

Becas sin consenso

La Federación de Asociaciones de Padres Francisco Giner de los Ríos, con 800 asociaciones integradas, también lanzó este miércoles un dardo contra la política educativa de la Comunidad de Madrid. En este caso, denunció que la Consejería de Educación modificara una orden para reducir el precio del menú escolar para los hijos de los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad y que lo hiciera sin pasar por un trámite previo obligatorio: el de la consulta al Consejo Escolar. “No es la primera vez que se olvida”, recuerda la federación en una nota. “Con esta omisión, la consejería evita el debate de las propuestas”, añade, y recuerda que cree que lo justo sería que “la concesión de becas y reducciones” se realizara por criterios económicos.

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Sobre la firma

Berta Ferrero
Especializada en temas sociales en la sección de Madrid, hace especial hincapié en Educación o Medio Ambiente. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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