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Columna
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Exploradores

Ahora nos abrimos paso a ciegas hacia el territorio desconocido del verano marcado por una línea azul en el horizonte

Manuel Vicent
Varias personas en la playa de Corralejo, en Fuerteventura.
Varias personas en la playa de Corralejo, en Fuerteventura.Carlos de de Saá (EFE)
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Los exploradores de tierras desconocidas solían moverse impulsados por las leyendas de islas del tesoro, de fuentes de la eterna juventud, de minas de oro de El Dorado, que habían oído contar con palabras y gestos indescifrables a los nativos. Llevados por la codicia o por los sueños de gloria los exploradores atravesaban selvas y cordilleras, navegaban ríos caudalosos y mares insondables. A veces se encontraban con tribus belicosas y se establecían combates desiguales a sangre y fuego. En cualquier ruta siempre había una taberna de algún holandés y allí estos aventureros acrecentaban aún más estas leyendas a merced del alcohol. Aventura significa ir allá adonde te lleve el viento. A estas alturas del tiempo y de la vida, primavera de 2021, la única aventura perentoria a nuestro alcance consiste en llegar sanos y salvos al verano, que en medio de las tribulaciones de la pandemia se ha constituido en una conquista particular de El Dorado. La pandemia no es menos peligrosa que aquellas selvas y quebradas que había que atravesar, los ríos llenos de pirañas que había que salvar antes de llegar a ese lugar deseado que no estaba en el mapa. Como los antiguos exploradores ahora nos abrimos paso a ciegas hacia el territorio desconocido del verano marcado por una línea azul en el horizonte. En la taberna del holandés se dice que cuando lleguemos allí todo será como antes. De noche la brisa traerá risas y canciones de los felices tiempos del pasado, se encenderán hogueras en la playa y todo el paraíso olerá a sardinas asadas. Si eres joven conocerás el amor sobre la arena dorada; si eres viejo verás pasar la vida por encima del sombrero de paja. Pero, tal vez, esa línea azul del verano solo sea un espejismo, porque en medio de la fiesta oirás el clamor de un llanto inagotable que traen las olas desde el fondo del mar hasta la orilla.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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