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Christian Duverger: “Hernán Cortés era un republicano en la monarquía de Carlos V”

El historiador publica una novela en la que el conquistador extremeño cuenta en primera persona su vida y aventuras a su hijo mestizo, cómo llegaron los ajolotes a Francia y quién ‘inventó' el ron y la patata

El antropólogo Christian Duverger, en entrevista sobre su nuevo libro 'Memorias de Hernán', el pasado 18 de octubre, en Ciudad de México.
El antropólogo Christian Duverger, en entrevista sobre su nuevo libro 'Memorias de Hernán', el pasado 18 de octubre, en Ciudad de México.Gladys Serrano
Carmen Morán Breña

Un concejal zopenco mandó arrancar el enorme nopal que cinco siglos antes plantó Hernán Cortés en Medellín (Extremadura) para hermanar su ciudad natal con México. Aquella especie fue el origen de todas las chumberas de España y del norte de África. Comprendido el desatino, sembraron un hijuelo de aquel para subsanar el error. Sirva el ejemplo para mostrar la ignorancia sobre la botánica, sobre la historia y sobre la figura de Cortés que campa en España y también en México, a decir de uno de sus más reputados biógrafos, el antropólogo e historiador francés Christian Duverger. “Si yo hubiera sido el alcalde habría creado toda una narrativa para que los visitantes se acercaran a ver aquel cactus impresionante, de unos 20 metros, pero como tapaba la entrada al castillo…”, lamenta Duverger (Burdeos, 75 años). “Cortés está satanizado, pero era un hombre moderno, un republicano frente a una monarquía absolutista y un gran literato”, defiende. En su nuevo libro, Memorias de Hernán (Grijalbo), el historiador se mete en la piel del conquistador extremeño para hablar en primera persona a Martín, su primer hijo varón, que concibió con la Malinche, a quien le cuenta sus aventuras por América, su vida y sus razones. Una novela históricamente documentada en la que no se inventa nada, dice el autor, y donde aguardan detalles increíbles de aquellas épocas.

Pregunta. “El ser humano siempre habla en un tiempo y en un lugar”, dice el texto. Usted dibuja a un hombre moderno, casi feminista, apasionado por la idea de un país mestizo, inventor de la novela antes de Cervantes, diplomático, estadista. ¿Era realmente ese hombre que casi podría trasladarse a nuestra época?

Respuesta. Sí, Cortés es un hombre moderno, es decir, del Renacimiento. Fundó el taller de escritura en Valladolid casi 100 años antes de la Academia Francesa de Richelieu, era muy moderno. Era un republicano militante que estaba entre el poder del emperador Carlos V y sus convicciones, pero afirma su republicanismo cuando está en la cárcel en Cuba y negocia ser electo alcalde a cambio de casarse con Catalina. A veces se presenta la España de Carlos V como un mundo sin libertad, homogéneo y con una aceptación general de la monarquía, pero Cortés fue un personaje político importante, jefe de Nueva España, y pudo desarrollar su política republicana, instalar cabildos en México, generar su idea de mestizaje, lograr la integración de su hijo mestizo en el corazón de Castilla y sumarle a la Orden de Santiago, vivir en Valladolid al lado de Regente, el joven Felipe. Todo eso significa que aquel mundo no era tan cerrado como pensamos. La existencia de Cortés como opositor no hubiera sido posible sin un eco en la sociedad. El sistema era más libre de los que se aprecia a simple vista.

P. Dice en el libro que ha prescindido de la violencia porque no sería apta para hoy, casi exonera a Cortés de esa violencia.

R. Borré la violencia, pero no la niego. Es difícil identificar la violencia propia de Cortés y la de la época. Para mí, Cortés no es un hombre violento, sino tan violento como los hombres de su época. Cortés no entra en México con un ejército, hay documentos que explican que sus hombres se quejan de que no llevaban armas, y compra 15 ridículas escopetas que toman entre siete y ocho minutos para cargarlas, imagine, flechas por todos lados, y ¿qué iban a hacer los escopeteros? No podían decir, por favor, paren que tengo que recargar. Cortés entra sin armas, no quiere imponerse por la violencia, su violencia es solo la de la época, que ya era mucho, pero compartida.

Christian Duverger sostiene una copia de su libro 'Memorias de Hernán'.
Christian Duverger sostiene una copia de su libro 'Memorias de Hernán'. Gladys Serrano

P. ¿No se enamoran un poco los historiadores del personaje que investigan durante media vida?

R. Veo el problema, sí. Pero creo que Cortés fue un hombre excepcional por sus talentos. Lo que me fascina de él lo puedo explicar, él se transforma en hombre de Estado, inicialmente creo que su idea era pescar y vivir tranquilo, pero por la fuerza se da cuenta de que si él no entra en México lo hará la Corona con la ausencia de visión que ya caracterizaba a la presencia española en Santo Domingo o en Cuba. Entonces, se dice, mejor me encargo, y se transforma en hombre de poder, pero siempre tiene un gusto por la literatura. Creo que un escritor, por definición, no es alguien de violencia. La combinación de este personaje, que sabe ser un jefe de guerra y un escritor en cualquier momento es fascinante. Él descubre que tiene un talento excepcional de convicción con sus discursos. Entonces, no se si es una fascinación del autor, sino de todos los que lean el libro, creo que van a concebir a Cortés con otros ojos.

P. Usted es hombre, blanco y europeo. Su proyección de Cortés puede ser distinta en México.

R. Conozco el mundo indígena, soy capaz de entender cómo funciona. Eso es posible para un blanco europeo hijo de la Sorbona y del mundo académico. Yo entré con una cierta facilidad en la lógica del mundo prehispánico. Otra cosa es poder compartir mi comprensión de ese mundo con mis alumnos. Yo entré desde el lado indígena y decidí analizar desde ahí la conquista, y esa es la visión que aparece en mis libros. Cortés hizo lo que hice yo, entender el lado indígena y actuar como si lo fuera. Eso no es dado a todo el mundo, la mayoría de sus lugartenientes no entendían nada de nada.

P. ¿Cómo ve usted la fama actual de Hernán Cortés en México?

R. No tiene fama, es un hombre satanizado. Me cuesta más trabajo entender la concepción que se tiene de Cortés hoy que entender al propio Cortés. Como historiador puedo analizar cómo se construyó la leyenda negra en un contexto muy particular, después de las independencias de toda América, con un discurso de propaganda que legitimaba el deseo neocolonizador de Estados Unidos, un deseo por lo menos de influencia: este es nuestro campo reservado, que no entre ningún europeo, ya se fue España, chao, y vamos a controlar el territorio. Escriben una historia en contra de España y de los conquistadores como bárbaros. Y culpan a la iglesia católica porque ellos eran protestantes. Sigue la satanización, pero creo que menos entre los jóvenes.

P. ¿Es México hoy el país mestizo que quería Cortés?

R. Es un país mestizo, se puede ver en la calle, en la cultura, en los ritos políticos, en la manera de comer. Eso significa que es mucho más indígena. Por ejemplo, sigue vigente la tortilla. Lo que llamamos mestizaje es una continuidad del mundo prehispánico, por eso no entiendo nada de muchos discursos, no quiero ser más preciso, en relación con la llegada de los españoles y la actuación de Cortés, porque no se corresponden con la historia ni con la realidad. La visión que hay en México de la conquista y es decimonónica, pero tengo fe en las generaciones de jóvenes que aceptan más esa nueva lectura que propongo.

Duverger, tras la entrevista con EL PAÍS, el pasado 18 de octubre.
Duverger, tras la entrevista con EL PAÍS, el pasado 18 de octubre. Gladys Serrano

P. ¿Usted cree?

R. Sí, cuando publiqué mi libro en 2012 y expliqué que el autor de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España era en realidad el propio Cortés y no Bernal Díaz del Castillo, que nunca supo escribir, que era el hijo un poco tonto de la familia, hubo bronca, pero muchos de mis colegas historiadores verificaron mis datos y finalmente descubrieron que no había inventado nada, que era la consecuencia lógica de mi investigación. En el mundo científico se acepta hoy la autoría de Cortés, hasta la Biblioteca Central de Francia cambió la autoría. Después me invitaron en México a muchas universidades y tuve siempre una recepción muy favorable.

P. Inventor de la novela, forjador de la palabra España, promotor de la primera exposición de arte precolombino de Europa, hasta inventor del ron, le concede usted a Cortés.

R. Sí, no se llamaba así, en la época era tafia o aguardiente. El azúcar solo lo consumían los árabes, pero no los europeos, hasta el melón lo tomaban verde y con vinagre, como el pepino. El azúcar no tenía mercado, ¿por qué entonces Cortés hace una inversión en caña de azúcar si no era negocio? El negocio era el alcohol.

P. Cuando menciona la agricultura dice que los europeos domesticaban especies y los mexicanos las inventaban. Que del tomatillo verde mexicano crearon el tomate, la patata…

R. Eso va a ser el tema de otro de mis libros para el futuro. Los botanistas eran, finalmente, europeos, y consideraban que dios creó un mundo salvaje y el trabajo del hombre era domesticar. Y no, es difícil explicar que en México, antes de la presencia española, el ser humano era el creador del mundo.

P. Dice también que Cortés transportaba a España ajolotes en un barril de agua, pero unos piratas desviaron a Francia la embarcación y el extraño anfibio acabó en el escudo de Francisco I de Francia.

R. De eso sí que no tengo seguridad al 100%, pero generará la curiosidad de los colegas y tendremos una idea más precisa, pero el hecho es que llegaron a Francia y Francisco I puso una salamandra en su escudo. Yo creo que estaba mandando un mensaje de poder a los españoles. Es buena historia, y tiene su espacio en una novela, si me equivoqué, no es grave.

Dos copias del libro 'Memorias de Hernán', del antropólogo francés Christian Duverger.
Dos copias del libro 'Memorias de Hernán', del antropólogo francés Christian Duverger.Gladys Serrano

P. Sostiene que a Cortés le gustaban todas las mujeres.

R. No toco mucho eso en este libro, porque es un padre que escribe a su hijo y no le va a explicar sobre otras mujeres, y porque la comprensión de la poligamia no es evidente ni hoy ni en la época. Moctezuma tenía 150 mujeres. Porque había entonces una asociación entre la fecundidad de la tierra y la de la mujer, así que para legitimar la posesión de un territorio había que tener una esposa de esa tierra, de cada tierra. Cada vez que se ampliaba el territorio mexica había que tomar como esposa la hija del cacique del lugar. Cortés fue un hombre de muchas mujeres, pero la función lo obligaba. También es una manera de matizarlo.

P. Si aceptamos el romanticismo, ¿Malinche fue su gran amor?

R. Sí, Malinche y la mujer de Francisco de los Cobos [el jefe del régimen de Carlos V], María, de la que también se enamoró. María fue su amor de juventud y acabó siendo su amor en la vejez.

P. El gobernador de Cuba mató a su mujer a los cinco días de casarse con ella. Cuenta el libro que a Cortés le espantó, sin embargo, al extremeño le acusaron, hubo juicio y todo, de haber matado a Catalina, la española con la que se vio obligado a casarse. ¿La mató o no?

R. Pues no la mató él, pero creo que la hizo matar, pero nunca hubo pruebas, a los testigos pagados se les nota que cuentan una historia que no tiene sentido. Pero la lógica del personaje, aunque no lo puedo decir en este libro porque no se lo va a contar a su hijo, indica que sí.

P. ¿Qué haría usted con los restos de Cortés, ocultos en una iglesia de México?

R. No soy el responsable del país, pero lo que puedo hacer es proponer otra visión de Cortés más suave, decente y honorable. Creo que México tiene que apoderarse de su padre fundador como un hombre de excepción, un visionario que decidió crear una nación mestiza que nunca antes hubo en Europa. Y reconocer su talento literario.

[Una propuesta sería que llevaran los huesos de Cortés a Medellín, pero visto lo que hicieron con el nopal, mejor no. No, no].

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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