Guerra contra las estatuas en México: decapitada la escultura de un fraile español en Morelia
El Consejo Indígena de Michoacán derriba la obra ‘Los Constructores’, que representaba a Fray Antonio de San Miguel y dos trabajadores purépechas por considerarla racista
El Consejo Supremo Indígena de Michoacán (CSIM) derribó este lunes en Morelia, Michoacán, una escultura del fraile español Antonio de San Miguel. La figura formaba parte del conjunto Los Constructores, situado al final del acueducto de la ciudad, que representaba, además de al clérigo, a un ingeniero y a dos trabajadores indígenas con losas de piedra. El Consejo, que ya había pedido en reiteradas ocasiones su reemplazo, considera la obra racista y símbolo de la esclavitud durante la colonia española. La retirada de la estatua tiene lugar en el aniversario de la ejecución del último líder purépecha de la región y apenas unos días después de las polémicas afirmaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre pausar las relaciones diplomáticas con España.
En la mañana del lunes, decenas de integrantes del CSIM —que aglutina a más de 60 comunidades originarias de Michoacán— llegaron al famoso acueducto de Morelia hasta la obra Los Constructores. “En dicho monumento se observan purépechas, sin camisa y con su vestimenta desgastada, labrando y cargando piedras, en evidente sometimiento por un conquistador que parece dirigir la indignante obra”, define el Consejo. Con lazos y sogas, los comuneros derribaron la figura de Fray Antonio y la del alférez. Ya en el suelo, cortaron la cabeza de bronce del clérigo y se la llevaron. Se mantuvieron las estatuas de los dos trabajadores. Para el CSIM, esta obra, erigida en 1995, “refleja siglos de dominación y explotación para nuestros antepasados y naturaliza como trivial el recuerdo del trato infame, cruel y despótico por parte de arquitectos y sacerdotes de la época colonial”.
Fray Antonio San Miguel no llegó con Hernán Cortés a México, sino más de 200 años después. Fue nombrado obispo de la diócesis de Michoacán en 1784. Falleció en la ciudad, llamada entonces Valladolid, después de dos décadas. El historiador mexicano Ernesto Lemoine, quien recuperó un escrito póstumo del fraile, describe que “San Miguel se pronuncia contra la política paternalista seguida por el Gobierno español para con los indígenas” y propone “la igualdad civil absoluta de españoles e indios” y la devolución de las tierras de las comunidades a los pueblos originarios. Lemoine califica las propuestas de “revolucionarias”, pero originadas por un sentido práctico y “no por humanitarismo ramplón”: la necesidad económica de incorporar a los trabajadores indígenas al sistema.
Una petición ignorada durante años
Aunque el derribo de la estatua ha tenido lugar en un momento tenso entre las relaciones de México y España, la petición de su reemplazo viene de atrás. El CSIM lleva años exigiendo que la obra sea retirada. La petición estaba respaldada por instituciones como el Centro Nicolaita de Estudios de los Pueblos Originarios, que también consideraba que la obra tenía un carácter racista. En agosto de 2020 se llevó a cabo una consulta en Morelia —en la que participó el 0,03% de la población— sobre qué se debería hacer con la polémica escultura: la mayoría de los votantes apostó por reemplazarla. Sin embargo, nada cambió tras la votación. Durante este tiempo, el CSIM y el Gobierno municipal habían mantenido algunas negociaciones sin éxito.
Este 14 de febrero, en el aniversario de la ejecución en 1530 de Tangáxoan Tzíntzicha, el último gobernante purépecha, los comuneros se han decidido a derribarla. “Es la crónica de un acto que se había anunciado con antelación”, ha considerado el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de Michoacán, Marco Antonio Rodríguez. “Nosotros como institución siempre creímos que con negociación podría resolverse este problema, por desgracia ocurrió esto, no es la ruta que uno quisiera”. El INAH había avalado parte del diálogo para tratar de cambiar la obra sin que fuera destruida.
La policía detuvo el lunes a 24 personas por el derribo de la estatua, entre las que había dos estudiantes normalistas. Como protesta por los arrestos, el CSIM cortó seis tramos de carreteras regionales. “Exigimos la liberación de los presos políticos de las comunidades originarias, quienes fueron detenidos, golpeados y humillados”, se pronunció el Consejo. A última hora de la tarde, anunciaron en sus redes sociales la salida de varios los detenidos.
El derribo de estatuas se enmarca en una tendencia mundial de revisión de símbolos racistas e imperialistas. Iniciado en Estados Unidos, ya en junio de 2020, otro fraile, Fray Junípero Serra (fundador de las primeras misiones de California) fue tirado de su pedestal en San Francisco. “Hay una especie de furia colectiva”, explicó entonces a EL PAÍS Roberto Ignacio Díaz, especialista en la herencia española en Norteamérica, “no en un sentido negativo, es una rebelión en sentido positivo y épico”.
En México, una de las mayores polémicas fue la retirada en 2020 de la estatua del almirante genovés Cristóbal Colón, sobre quien pesan las consecuencias históricas por su llegada al Caribe en 1492, a dos días de la conmemoración de su arribo a América. A Colón le acompañaban en ese monumento urbano los frailes Pedro de Gante, Bartolomé de las Casas, Juan Pérez de Marchena y Diego de Deza. Todas estas figuras, relacionadas con la conquista de América y sus abusos contra los pueblos originarios del continente, fueron reubicadas fuera del Paseo de Reforma. En su lugar, el Gobierno de Claudia Sheinbaum anunció que se erigiría un monumento a las mujeres indígenas, finalmente representado por la escultura de La joven de Amajac.
El presidente municipal de Morelia, Alfredo Martínez, de la alianza entre el PAN y el PRD, todavía no se ha posicionado sobre qué se hará con las figuras que quedan de la obra Los Constructores ni si va a ser sustituida por otra escultura.
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