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Qué es el parto respetado y cómo beneficia a la madre y al bebé

Es importante estudiar y observar el momento del nacimiento desde el punto de vista del recién nacido, es decir, en cómo viven el alumbramiento y cómo esta experiencia puede influir en su desarrollo futuro

El parto, nacer, influye el presente y futuro de la madre y del niño, de ambos.
El parto, nacer, influye el presente y futuro de la madre y del niño, de ambos.pexels

No hace mucho nacer suponía un riesgo tanto para la vida de la madre como para del bebé, pero en este último siglo, y gracias a los avances médicos, la mortalidad de ambos ha descendido notablemente. Y es que, a pesar de que siguen existiendo ciertos riesgos a la hora de dar a luz, la ciencia ha propiciado que parir sea más seguro para la díada mamá-bebé. Pero no solo eso. En los últimos tiempos, también ha cambiado el paradigma de cómo miramos a los recién nacidos. La neurociencia ha desvelado cosas vitales para nuestra condición de mamíferos que deben ser, en primer lugar, tenidas en cuenta y, en segundo lugar, deben ser respetadas. Este pasado lunes 7 de junio se celebró el Día Mundial de los Derechos del Nacimiento.

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Sara Cañamero, enfermera obstétrico-ginecológica (matrona) y sexóloga, explica que “hasta hace no mucho tiempo nunca habíamos puesto la mirada en el nacimiento desde el punto de vista del bebé, es decir, en cómo viven los recién nacidos el parto y cómo esta vivencia puede influir en su desarrollo futuro. En cómo la forma en la que salimos del vientre de nuestra madre puede influir en la epigenética, haciéndonos más vulnerables a determinadas enfermedades. O, incluso, cómo puede influir en el nuestro neurodesarrollo”. “A mí me gusta diferenciar entre parto y nacimiento”, prosigue,“en el primero, quizás la principal protagonista sea la mujer que pare, y en el segundo es el bebé; si bien no podemos separar el uno del otro”.

Para la experta, no tiene nada que ver nacer en un parto acelerado, con fórceps o inducido, con venir al mundo con calma, conociendo la importancia del mimo del ambiente (oscuridad, silencio) y de la intimidad: “Sé de muchas matronas que luchan día a día porque el parto sea así, respetado. Y no estoy hablando de parir en casa, a veces se confunden las cosas, hablo de establecerlo en todos los centros médicos -quizás la confusión venga de la traducción del inglés de birth houses (casas de nacimiento), país en el que se acuñó el término, según señala Cañamero-: “Partos respetados que suceden en el hospital, de manera que si surge una complicación, enseguida se ponga en marcha la atención médica por parte de un obstetra, si la que lo requiere es la madre, o un neonatólogo, si es el bebé que requiere cuidados específicamente médicos después de nacer”. Y es que la manera en la que nacemos importa: “Y es importante, no porque lo digamos las matronas o las mujeres que parimos. Importa porque desde la ciencia, en concreto desde la neurociencia, nos están diciendo que la transición desde el vientre materno al mundo exterior es algo esencial”.

“Por ejemplo”, continúa, “dos momentos fundamentales tras nacer son poder aplicar el piel con piel y que el inicio de la lactancia sea desde el minuto cero”. Cabe recordar que la leche materna está recomendada por la Organización Mundial de la Salud como única alimentación hasta los seis meses edad y como complementaria hasta los dos años. “Llevar a cabo estas dos sencillas prácticas va a incidir en las primeras conexiones neuronales, en nuestros genes, en nuestra predisposición a padecer o no determinadas enfermedades en la infancia o en la vida adulta. Y hay estudios que indican también que así los bebés aprenden antes a hablar, a caminar, son más inteligentes...”, sostiene la matrona.

Efectivamente, poco a poco, y gracias a la evidencia aportada por diferentes organismos (UNICEF, OMS, AEP o AEM, entre otras), las maternidades han ido incorporando la idea del contacto piel con piel (CPP) o también llamado método canguro (MMC). Es una técnica bastante sencilla que consiste en colocar al recién nacido en contacto directo con la piel de la madre, y mientras más cuerpo tenga en contacto, mejor —incluso en muchos sitios quitan el pañal para aumentar la superficie corporal—. Por ejemplo, un estudio publicado recientemente en la prestigiosa revista médica The Lancet demuestra la reducción de la mortalidad en bebés prematuros hasta un 30% cuando los progenitores practican el MMC. Y es un método que cuenta con el aval científico de que su aplicación tiene beneficios claros en los procesos de crecimiento y estimulación de los recién nacidos prematuros.

En 2017, unos investigadores canadienses fueron más lejos y aseguraron que los beneficios del MMC se prolongaban en el tiempo hasta unos 20 años. “Es un método que no necesita tecnología, pero que es de gran ayuda, sobre todo, para los bebés prematuros (nacidos con menos de 37 semanas) o que nacen con bajo peso (2.500 gramos o menos)”, aseguraban los autores, cuyo estudio 20 años analizando el método canguro vs. el cuidado tradicional se publicó en la revista de referencia Pediatrics. Para la investigación, los científicos analizaron 441 sujetos tratados con el MMC entre 1993 y 1996. Las conclusiones mostraron que usar el método por lo menos durante un año afectaba de forma positiva al cociente intelectual y al entorno familiar de los pequeños, incluso en los casos de los bebés más frágiles. El cuidado y protección que ofrece esta técnica “también repercute en el rendimiento escolar, disminuyendo el absentismo, y reduciendo el riesgo de padecer hiperactividad, agresividad o conductas disociadas en el joven adulto”, explicaban los investigadores.

Parto respetado, bebés y emociones

Además, “muchos estudios publicados en los últimos 20 años se ponen del lado del bebé, y ponen de manifiesto que los recién nacidos sienten. Y esto es interesante porque hasta hace bien poco se pensaba que estos eran sumamente inmaduros y no sentían dolor, por lo que les sometían a prácticas en neonatología y técnicas a veces cruentas y sin anestesia”, retoma Cañamero. “Se conoce también que las experiencias traumáticas en el parto hacen a los niños más vulnerables de padecer alteraciones del desarrollo o psiquiátricas, la separación de los bebés de sus madres cuando no está justificado por necesidades médicas (los famosos nidos) son, desde el punto de vista del neurodesarrollo, nefastos”, añade la matrona. “Incluso se ha llegado a demostrar cómo puede influir el pinzamiento de cordón umbilical en el ámbito del desarrollo infantil”, explica la experta.

A este respecto, el estudio al que hace referencia la experta, publicado en el JAMA en 2015, determinó que “esperar unos tres minutos para pinzar el cordón umbilical tras el nacimiento de un bebé podría ayudar a mejorar las habilidades motoras finas y las habilidades sociales de los niños a los cuatro años de edad”. Los investigadores suecos apuntaron que posponer el pinzamiento del cordón permite que continúe el riego sanguíneo de la placenta al recién nacido. Para el estudio, se evaluó el impacto del momento del pinzamiento del cordón sobre el desarrollo infantil en 263 niños. “Cuando los niños tenían cuatro años, los psicólogos evaluaron, además, su desarrollo. Los investigadores encontraron que los chicos del grupo de retraso del pinzamiento presentaban una mejor función motora y una conducta más prosocial en comparación con aquellos cuyo cordón se habían pinzado justo tras el nacimiento”, puntualiza la matrona.

En conclusión, el parto, todo lo que conlleva, influye en el presente y futuro del recién nacido. “Hay que cuidar ese momento. Respetarlo. Me parece de especial importancia que, al menos un día al año, se visibilice y pongamos el foco en qué es muy importante la manera en la que venimos al mundo”, concluye Cañamero.

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