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Cómo desarrollar el pensamiento crítico de los niños a través de los cuentos

Dialogar sobre lo que no se ha entendido de la lectura o intentar cambiar el final de una historia clásica, sin imponer la interpretación del adulto, ayuda al menor a desarrollar un razonamiento esencial para entender su vida diaria y empatizar con los demás

Pensamientos niños
El pensamiento crítico invita a parar y cuestionarse si algo es lo que parece o podría ser de otra forma.Cavan Images / Jessica Mielke (Getty Images/Cavan Images RF)
Rocío Campos Ramírez

La lectura de un cuento tiene varios objetivos. El principal es disfrutar con la historia, aunque también se ponen en marcha otros propósitos como que el menor se relaje, que aprenda a mantener la atención, que las palabras le ayuden a adquirir nuevo vocabulario o que logre más soltura a la hora de leer. Sin ser conscientes, también se activa el desarrollo del pensamiento crítico. Esta capacidad tan necesaria de reflexionar, analizar, incluso dudar de las afirmaciones o razonamientos de la vida cotidiana, se puede empezar a trabajar desde la infancia, y se refuerza a través del diálogo.

Para ejercitarlo desde la niñez a través de la lectura conviene mantener una conversación con el pequeño lector. “Lo que se denomina lectura dialógica”, explica Begoña Regueiro, profesora de Literatura Infantil y Didáctica de la Literatura en la Universidad Complutense de Madrid y directora del Grupo Educación Literaria y Literatura Infantil (ELLI). “Este es un ejercicio basado en hacer preguntas al lector sin imponer la interpretación del adulto, porque la literatura tiene varias capas y lo que entiende un padre o madre no tiene por qué ser lo mismo que entienden los niños”, explica. “Cada uno descubre lo que necesita descubrir en ese momento y el hacerlo solos es muy gratificante para los menores”, añade Regueiro.

“El razonamiento crítico es un proceso cerebral donde se unen la corteza prefrontal, que nos permite reflexionar, planificar y fijar la atención, y la amígdala que genera las emociones”, explica David Bueno, doctor en Biología en la Universidad de Barcelona. “Además, es una capacidad que el menor va adquiriendo desde el momento en que empieza a fijar la mirada en las ilustraciones de los cuentos”, prosigue, “y aunque en ese momento no sepan comunicarse con palabras, sí que capta el estado emocional de su interlocutor. Por eso, a medida que crezca y vayan adquiriendo vocabulario, empezará a pensar sobre lo que le contamos y tendrá elementos para reflexionar”.

Regueiro afirma que, aunque en los primeros años no haya un diálogo cuando se les lee un cuento, las canciones, las nanas o los juegos de manos, como los Cinco Lobitos, ya transmiten un mensaje que ayuda a niños y niñas a ir comprendiendo el mundo que les rodea y a las personas con las que conviven. En su libro El arte de ser humanos (Destino, 2025), Bueno explica también la importancia de hablar a los menores desde que son bebés y de la capacidad de desarrollar un pensamiento reflexivo y crítico a través de la literatura y el diálogo. “Incluso de adquirir la aptitud de entender al otro, es lo que la neurociencia llama Teoría de la mente, que consiste en la capacidad que tenemos de saber que lo que piensan otras personas es diferente de lo que pensamos nosotros”.

A través de preguntas sobre la historia, los menores ven que los cuentos se pueden reinventar.
A través de preguntas sobre la historia, los menores ven que los cuentos se pueden reinventar.Jose Luis Pelaez (Getty Images)

Por ejemplo, la filósofa Sara Terol Bertomeu explicaba en la Revista de Filología Española en 2016, en su artículo La competencia lecto-literaria para el desarrollo del pensamiento crítico. Ética y estética en la literatura infantil y juvenil, que leer cuentos a los niños les pone en contacto con diferentes vidas, personajes y situaciones y, de esta manera, el lector de literatura infantil y juvenil está aprendiendo a dialogar con el otro, a emocionarse con su relato. Terol añadía en el texto que esta interpretación, que ponerse en el lugar del otro, es esencial para el análisis del pensamiento crítico y fundamental para conseguir una independencia reflexiva.

Regueiro sostiene que esa capacidad de razonar también sirve para cambiar los finales de las historias: “Sobre todo de los cuentos clásicos”. La profesora relata que, en una sesión en un colegio, una niña le preguntó por qué el personaje de Ricitos de oro era rubia: “A través de preguntas como ¿por qué creéis que es así? o ¿cambiarías algo si el personaje fuera de otra manera?, los menores vieron que los cuentos se pueden reinventar y darles otro final para profundizar en otros temas”. Es por eso que la docente diferencia entre competencia lectora y competencia literaria: “La primera es instrumental, entender lo que pone el texto, pero la segunda requiere una comprensión e implica un pensamiento crítico”.

Ellen Duthie es escritora y codirige la editorial Wonder Ponder, especializada en practicar la filosofía a través de la literatura infantil. Ella considera que el pensamiento crítico invita a parar y cuestionarse si algo es lo que parece o podría ser de otra forma. Y apunta que cuando un niño hace una pregunta, cuando empiezan con la fase del por qué, lo que están intentando es parar al adulto y decirle “¡párate conmigo!”. La escritora considera que es importante mantener un diálogo con ellos: “Pero no tanto preguntar genéricamente si les ha gustado el cuento porque es más fácil que la conversación se acabe enseguida, si no interrogar sobre lo que el menor no haya entendido o le haya parecido raro”. Para Duthie, este pequeño genera una conversación más rica y le da un punto de vista filosófico a la conversación que, para ella, es la raíz de unos buenos hábitos de pensamiento crítico. El aprender a reflexionar desde la infancia también facilita adquirir antes una mayor comprensión lectora. Eso sí, Duthie aconseja no obsesionarse.

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Sobre la firma

Rocío Campos Ramírez
Periodista, colaboradora de Mamás & Papás especializada en temas de educación y crianza. Ha trabajado con medios como 'Interviú', la revista cultural 'Adiós' y en prensa local. Edita el blog 'A merendar con mamá', especializado en literatura infantil y juvenil. Autora del cuento infantil “El nido” (Babidibú).
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