Los beneficios del ‘método madre canguro’ persisten hasta 20 años después
Aplicar el piel con piel con un bebé prematuro tiene un efecto positivo en el rendimiento escolar y en su conducta cuando sea un joven adulto
El contacto físico entre el bebé prematuro y la madre, que se toquen piel con piel, se denomina método madre canguro (MMC). Fue ideado en 1978 por Edgar Rey Sanabria, neonatólogo colombiano, y se introdujo por primera vez en España en 1995. Con el aval científico de que su aplicación tiene beneficios claros en los procesos de crecimiento y estimulación de los recién nacidos prematuros, ahora unos investigadores canadienses han ido más lejos y aseguran que estos beneficios se prolongan en el tiempo, hasta unos 20 años.
“Es un método que no necesita tecnología, pero que es de gran ayuda, sobre todo, para los bebés prematuros (nacidos con menos de 37 semanas) o que nacen con bajo peso (2.500 gramos o menos)”, aseguran los autores, cuyo estudio 20 años analizando el método canguro vs. el cuidado tradicional se ha publicado online el pasado 12 de diciembre y saldrá publicado en la revista de referencia Pediatrics en enero de 2017.
Según los autores, el MMC va más allá del contacto piel con piel. Además, para que sea eficaz, también requiere que la madre amamante a su bebé siempre que pueda y que se haga un seguimiento estricto de ambos por lo menos durante el primer año de vida del bebé. Este método "puede hacer que baje el número de bebés prematuros que fallecen", prosiguen.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prematuridad es la principal causa de defunción en los niños menores de cinco años, y provocó en 2013 cerca de un millón de muertes. Cada año nacen 15 millones de bebés antes de tiempo en el planeta. La OMS señala que el bebé prematuro se puede enfrentar a diversos problemas de salud, como son la pérdida de calor corporal; tener más dificultades para alimentarse, y padecer infecciones graves con más frecuencia, entre otros.
En España nacen cada año unos 29.000 niños prematuros, es decir, antes de la semana 37, y representan el 75% de los ingresos hospitalarios en neonatos, según los últimos datos ofrecidos por la Sociedad Española de Neonatología (SENeo). En Europa, son 500.000 los que lo hacen anualmente.
Para la investigación, los científicos han analizado 441 sujetos tratados con el MMC entre 1993 y 1996 con el fin de saber si sus beneficios persisten en el joven adulto. Las conclusiones muestran que usar el método por lo menos durante un año afecta de forma positiva al cociente intelectual y al entorno familiar de los pequeños, incluso en los casos de los bebés más frágiles. El cuidado y protección que ofrece esta técnica “también repercute en el rendimiento escolar, disminuyendo el absentismo, y reduciendo el riesgo de padecer hiperactividad, agresividad o conductas disociadas en el joven adulto”, explican los investigadores.
Los autores recomiendan introducir el MMC en cuanto el bebé salga de la Unidad de cuidados intensivos, por lo que "es recomendable que el sanitario motive a las familias para que lo practiquen”. “Un método que ayuda y puede ayudar a muchos bebés”, añaden.
La OMS también sitúa el comienzo de aplicación MMC cuando el recién nacido esté estabilizado. "Cuando nace un bebé pequeño cabe esperar que se produzcan complicaciones: cuanto más prematuro y pequeño para su edad gestacional sea el recién nacido, más frecuentes serán los problemas. Los cuidados iniciales dispensados a recién nacidos con complicaciones se ajustarán a las directrices nacionales o institucionales", explica el organismo internacional. "El comienzo del MMC", continúa, "deberá demorarse hasta que el estado médico haya mejorado".
"El momento exacto en el que procede iniciar el MMC con bebés pequeños debe juzgarse a título individual y se debe tener muy en cuenta la condición y el estado de cada bebé y su madre. No obstante, se debe alentar a las madres de bebés pequeños a que comiencen a aplicar el MMC desde una fase muy temprana", explica la OMS.
“Por último, los resultados del estudio demuestran que el MMC es una intervención de gran alcance; eficiente, con aval científico y que se puede usar en todos los entornos que rodean al recién nacido”, concluyen.
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