Julie K. Brown, la periodista que hizo caer a Epstein: “Temo que la Administración de Trump tratará de encubrir a hombres poderosos”
La reportera habla de la inminente liberación de los papeles de caso del millonario pederasta y sus conexiones con el poder. “Ghislaine Maxwell piensa que la van a indultar”


En 2017, Julie K. Brown, periodista del Miami Herald, esperaba la respuesta a un proceso de selección para trabajar en The Washington Post mientras asistía con espanto a la confirmación del Senado de Alex Acosta, propuesto por Donald Trump como secretario de Trabajo. Ella sabía bien quién era aquel tipo que, siendo fiscal federal en el Sur de Florida, aceptó enterrar en 2008 el primer juicio contra un millonario llamado Jeffrey Epstein, acusado de abusar de decenas de menores en su mansión de Palm Beach. Acosta le premió con un acuerdo benévolo que permitió al acusado pasar solo 13 meses entre rejas.
Brown se preguntó que estarían sintiendo esas víctimas al ver triunfar al tipo que dejó a su verdugo salirse con la suya. Así que propuso a su jefe retomar esa historia, y lo hizo “como quien resucita un crimen sin resolver”, según explicó el viernes pasado en una entrevista telefónica. Localizó a unas 80 víctimas, algunas de las cuales tenían 13 años cuando el financiero las agredió. El Post llamó finalmente para decirle que no la querían. “A veces las cosas pasan por un motivo”, recuerda ella ahora.
La serie de reportajes que publicó desembocaron en el descarrilamiento de la carrera de Acosta, en el segundo procesamiento de Epstein y en la condena a su conseguidora, Ghislaine Maxwell, a 20 años de cárcel. Los fiscales federales de Nueva York se sirvieron de ese material periodístico para acusar al financiero pederasta en 2019 al calor del movimiento Me Too de tráfico sexual por hechos ocurridos entre 2002 y 2005 en Miami y Nueva York. En agosto de ese año, Epstein se suicidó, según concluyó el forense, en una celda de máxima seguridad de Manhattan en la que esperaba juicio.
Estos días, Brown ha seguido con enorme interés tanto las últimas desclasificaciones de documentos del caso como el proceso que ha llevado a Trump a firmar una ley que da al Departamento de Justicia 30 días para publicar los archivos de Epstein tras meses de negarse a hacerlo. “La verdad: nunca pensé que este momento llegaría”, dice la reportera.
Pregunta. ¿Teme que el Departamento de Justicia aproveche los resquicios de esa ley para guardarse información?
Respuesta. Absolutamente. Creo que tratarán de encubrir a hombres poderosos. Y como suele decirse: el encubrimiento es a veces peor que el propio delito. Esta ha sido durante décadas una operación fenomenal de encubrimiento. No puedo evitar ser escéptica.
P. La ley obliga a que los materiales se distribuyan en formato descargable y con la opción de hacer búsquedas. ¿Qué es lo primero que piensa teclear en el buscador?
R. Todo el mundo buscará a Trump. Tal vez “Acosta”.

P. ¿Qué cree que le llevó a hacer lo que hizo?
R. La ambición. Quería progresar en su carrera. No le interesaba enfrentarse a alguien tan poderoso. Al final fue peor para él.
P. Está sorprendentemente ausente de la conversación estos días…
R. Debería estar en primera línea. Y no solo él. En una de las últimas filtraciones de documentos, supimos que Epstein se carteaba con otro fiscal de la oficina de Acosta, y que cenó con él en los años posteriores al acuerdo con la Fiscalía. Que se hicieran amigos me parece muy serio. Hubo otro que pasó a trabajar para Epstein. No entiendo por qué el Departamento de Justicia no ha investigado esto más a fondo.
P. La gran pregunta es: ¿Qué oculta Trump sobre Epstein?
R. No sé la respuesta. Puede que sepa mucho del caso, pero no por qué se ha resistido tanto; qué vio en los archivos, o qué le dijeron que había en ellos. Obviamente, hay cosas que no quiere que se divulguen. Y cuanto más se agita el asunto, más se enfada. Es peor; la gente solo sospecha más y más.

P. ¿Por qué los poderosos que han caído hasta ahora lo han hecho en el extranjero y no en Estados Unidos? Pienso en el expríncipe Andrés, el agente de modelos Jean Luc Brunel (que se suicidó en prisión en Francia antes de ser juzgado por violación), en Peter Mandelson, embajador británico en Estados Unidos…
R. Es una pregunta muy pertinente. Puede que en otros lugares se hayan tomado más en serio que aquí el caso.
P. ¿O que en EE UU el dinero lo puede casi todo?
R. Cuando escribí mi serie de artículos, miembros del Congreso ya exigían una investigación más exhaustiva. El Departamento de Justicia realizó su propia pesquisa, pero no responsabilizó a nadie. La única persona que ha rendido cuentas es una mujer: Ghislaine Maxwell. Espero que los archivos que están por salir expliquen por qué solo ella.
P. Ahora está recibiendo trato diferencial tras colaborar con la Administración de Trump. ¿Existe la posibilidad de que la indulten?
R. Creo que ella piensa que la van a indultar. Tiene mucha información, y se está preparando el camino hacia el perdón.
P. ¿Es la lista Epstein un bulo?
R. Creo que existe, pero no como un documento específico. Hay una lista de personas que ayudaron a Epstein y estoy segura de que el FBI, en algún momento, enumeró a esos posibles sospechosos.
P. Cuénteme cómo afrontó su investigación...
R. Sabía que había mucha gente involucrada, gente importante e influyente. Y me preguntaba: ¿Cómo es posible que un tipo que abusa o viola a decenas de menores siga libre? Ahora sabemos que son casi 1000 víctimas. Me centré en los delitos por los que ya había sido juzgado. Di con unas 80 víctimas, pero solo un puñado quiso hablar conmigo.
P. ¿Era un caso muy conocido en Florida?
R. Sí, pero hay una diferencia entre saber algo (o creer que sabes algo) y analizarlo a fondo. Eso fue lo que hice. Partí de la información nueva que había salido gracias a varias demandas civiles. Decidí volver a analizarlo todo minuciosamente. Si lo hubieran encarcelado por trata de personas entonces, como merecía, no estaríamos hablando de esto ahora.

P. Esta semana, el protagonismo ha sido de las víctimas. Se han presentado en Washington como un grupo de mujeres valientes... ¿Cómo eran cuando usted empezó a hablar con ellas?
R. Muy diferentes. Después de la publicación de mis artículos, volvieron a arrestar a Epstein. Muchas de las víctimas se conocieron en así, y se hicieron amigas. Muchas sufrían su trauma en silencio y solas. Formaron un club del que ninguna de ellas quería formar parte. Fue crucial Virginia Giuffre [que se suicidó en abril], a la que extraño mucho. Al principio, tenían miedo de dar la cara y de exponerse como lo hacen ahora; temían cómo reaccionaría el público o sus familias. Se necesita mucho valor para hacer lo que han hecho.
P. Algunas de ellas han dicho que saben nombres, pero que temen revelarlos porque podrían ser llevadas a juicio o que sus vidas correrían peligro…
R. Algunas de esas mujeres fueron víctimas de trata y entregadas a otros hombres. Así que, claro que saben a quiénes fueron traficadas. Había otros hombres involucrados. Y la verdad es que, si uno revisa algunos de estos correos electrónicos, puede deducir quiénes eran algunos de ellos. Es decir, hay casos en los que son muy cuidadosos en estos correos para no revelar detalles, pero por la forma en que hablaban… No digo que cometieran un delito, pero se nota que la vida de algunos de esos hombres giraba en torno al sexo. Ese era el mundo de Epstein.

P. La lectura de algunos de esos materiales, como el libro de su cincuenta cumpleaños, permite asomarse a un mundo en el que ciertas cosas eran admisibles, que hablaban de estar con chicas jóvenes sin reparo…
R. Aunque no participaran directamente, prácticamente todas esas personas... Seguro que hay excepciones, pero todas sabían lo que hacía Epstein y, al ser cómplices de alguna manera, creo que lo envalentonaron. Sabían lo que hacía y lo permitieron delante de sus narices. Si alguna de esas personas poderosas le hubiera dicho “Tienes que parar, te voy a denunciar”, quizá habría cambiado algo. Muchos de los documentos que están saliendo son de después de que ya fuera un conocido abusador sexual de menores. Piénselo. Y esta gente seguía relacionándose con él.

P. ¿Qué querían? ¿Su dinero? ¿Su influencia?
R. Era una suma de cosas, cada uno quería algo distinto, y él era como su solucionador de problemas. No solo son los demócratas o los republicanos. No discriminaba.
P. La última reputación en verse afectada ha sido la de Larry Summers, exrector de Harvard y miembro del Gabinete de Bill Clinton, otro que aparece en los papeles….
R. La han tomado con él, pero no es el único. Había mucha gente involucrada. Por ejemplo, Steve Bannon, que ha quedado probado que intentaba ayudar a Epstein a limpiar su reputación después de que se supiera que era pedófilo. Recordemos que Bannon es uno de los inventores del movimiento MAGA.
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