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Andrew Cuomo, el político de la vieja guardia que busca la redención como alcalde de Nueva York

El exgobernador, que dimitió por un escándalo de acoso sexual, tiene el apoyo de los poderosos de la ciudad, pero aún no ha logrado plantar cara a su rival, el joven Zohran Mamdani

Iker Seisdedos

En su plan de resurrección política como alcalde de Nueva York, Andrew Cuomo no contaba con un invitado sorpresa que, según indican las encuestas a dos días de la cita con las urnas, le ganará tras una campaña meteórica: Zohran Mamdani. El político de 34 años, sin apenas experiencia, musulmán, inmigrante y socialista acaricia el encargo de regir la ciudad más poblada de Estados Unidos.

Cuomo es un habitante del mundo de ayer de la política neoyorquina, y ha fiado su campaña a esa veteranía y a una cercanía de años con el poder que solo disfrutan quienes lo ha vivido en casa; su padre también fue gobernador. Creyó que eso le bastaría para sellar un triunfal regreso cuatro años después de que un escándalo de denuncias de acoso sexual de varias colaboradoras lo apartara del poder en 2021, tras una década en el cargo de gobernador.

En esta campaña ha dejado claro que aquella decisión fue un error. La tomó, tras sentir las presiones hasta del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en el apogeo del Me Too y cuando aún no había pasado una pandemia que primero le hizo ganar en popularidad, pero acabó resultando en uno de los puntos negros de su carrera por la gestión que hizo de las residencias de mayores, con un número de fallecidos sensiblemente superior al reconocido oficialmente.

La última gran decepción le llegó en junio pasado, cuando perdió con más contundencia de la esperada frente a Mamdani en las primarias demócratas. Pese a no contar con el apoyo de los poderosos que sí apostaron por Cuomo, este le sacó 12 puntos a su rival. Cuomo decidió que no abandonaría la campaña y que se presentaría como candidato independiente a la alcaldía de Nueva York.

La semana pasada, recibió el respaldo del alcalde saliente, Eric Adams, quien, salpicado por la corrupción e impopular entre sus vecinos, se arrimó a Donald Trump para sortear sus problemas con la justicia. Adams también se presentó como demócrata antes de reciclarse como independiente. Finalmente, se retiró de la contienda a finales de septiembre, y eso le dio un subidón de 10 puntos al exgobernador.

Nunca sabremos que habría significado para Cuomo (y para las opciones de Mandani) de haberse producido la renuncia (y posterior apoyo) de Curtis Sliwa, el candidato conservador. Se trata de un tipo particular, que no cuenta con el apoyo siquiera del Partido Republicano, pero que recoge los votos de la derecha en el extrarradio de una ciudad con querencia tradicional por la izquierda. A Sliwa se lo han pedido de muchos lados, poderosos empresarios locales incluidos, pero no ha habido manera. En un programa de radio llegó a decir que “prefería ser empalado que trabajar para Cuomo”, antes de abandonar la emisora antes de que terminara la grabación.

El exgobernador sí contó al principio de su candidatura con el apoyo de pesos pesados del Partido Demócrata, como los Clinton. El último respaldo en llegar fue, este viernes, el del exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, mientras algunas encuestas daban tímidas señales de que podría estar acortando su distancia con Mamdani.

Ataques con inteligencia artificial

Tras las primarias, el exgobernador se puso manos a la obra en modernizar su campaña y en hacer su figura más simpática para los votantes que, para su desgracia, lo conocen desde hace muchos más años que a su rival. Fruto de esos intentos de jugar en un terreno que Mamdani domina con soltura, llegaron los vídeos hechos con inteligencia artificial para atacarlo. En el último, publicado el viernes pasado, en la noche de Halloween, se ve a Mamdani tocar la puerta de la casa de una pareja joven en el clásico ritual del “truco o trato”, a la que arrebata un buen puñado de la bolsa de caramelos que le ofrecen. “Los socialistas dan mucho miedo”, dice el hombre cuando consiguen cerrar la puerta en las narices del visitante indeseado.

El exgobernador también ha denunciado el supuesto apoyo de Mamdani a la “globalización de la intifada”; su petición de desfinanciar a la policía; o el desliz de fotografiarse con figuras contrarias a la comunidad LGTBIQ+, un movimiento del que el joven ha hecho bandera.

Cuomo es hijo de Mario Cuomo, que también fue gobernador del Estado de Nueva York entre 1983 y 1995. El primer trabajo del político, nacido hace 67 años en una familia italoestadounidense en el barrio de Queens y licenciado en Derecho, fue como jefe de la campaña del padre en 1982. Tras una temporada en el sector privado, fue, entre otros cargos, secretario de la Vivienda con Bill Clinton en la Casa Blanca y fiscal general de Nueva York.

Durante sus años como gobernador, firmó leyes que legalizaron el matrimonio entre personas del mismo sexo y el uso recreativo de la marihuana. También dejó su huella en la moderna estación de tren Moynihan y en la remodelación del aeropuerto de La Guardia. A lo largo de su carrera política sonó en varias ocasiones como posible candidato a la presidencia, y sus pocos escrúpulos le valieron el mote de “Príncipe de las tinieblas”.

Sobrevivió a varios escándalos en esos años, hasta que el último, el de las denuncias por acoso sexual, se lo llevó por delante. También se labró la fama de haber aprendido la lección de la derrota de su primera campaña para ser gobernador; la reputación de un tipo que no se presenta a unas elecciones si no es para ganarlas. Tras su derrota en las primarias en junio pareció listo para romper esa regla.

Este martes, si las encuestas no se equivocan, no será elegido alcalde de Nueva York. Pero a dos días de las urnas nadie, tampoco Mamdani, se atreve a dar por seguro nada.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal jefe de EL PAÍS en EE UU. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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