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Matteo Renzi: “Meloni es una ‘influencer’, la mejor comunicando, pero no gobernando”

El líder de Italia Viva y ex primer ministro italiano, que interviene este lunes en Barcelona en el congreso World In Progress, quiere ser el alma de centro de una gran coalición de izquierda

Matteo Renzi
Íñigo Domínguez

Matteo Renzi (Florencia, 50 años) fue el primer ministro más joven de Italia, entre 2014 y 2016, con el Partido Democrático (PD), formación que luego dejó para encabezar en 2019 un proyecto más de centro, Italia Viva. Pequeña, pero suficiente para Renzi para sacar petróleo y ser influyente: fue decisivo en 2019 para rehacer sobre la marcha el primer Gobierno de Giuseppe Conte, echando a la Liga de Matteo Salvini, y también para hacer caer el segundo en 2021 y sustituirlo por otro de Mario Draghi. Con fama de genio táctico y de saber leer en el confuso mapa de la política italiana, Renzi juega ahora sus cartas para ser la pata de centro de una gran coalición de izquierda que pueda vencer a Giorgia Meloni en las elecciones previstas para 2027.

Esta semana está pletórico porque Casa Reformista, la alianza centrista que ha presentado en las elecciones de su región, Toscana, ha sido el segundo partido de la coalición de izquierda, ganadora de los comicios celebrados el pasado fin de semana: “Ya no estaba acostumbrado a que me fuera bien en las elecciones”, bromea en una conversación telefónica con EL PAÍS mantenida este viernes. Este lunes estará en Barcelona en el foro internacional World In Progress, organizado por el Grupo PRISA, en un diálogo con el exjefe de la diplomacia europea Josep Borrell.

Pregunta. ¿Cómo ve la situación política en Italia? Usted es muy crítico con Meloni.

Respuesta. Meloni es una influencer. Es la mejor comunicando, pero no es nada buena gobernando. Dice que todo está muy bien, pero tenemos una deuda pública creciente; una presión fiscal de casi el 43%; 190.000 jóvenes que abandonan Italia; un aumento del coste de la vida; una cifra récord de pobres, 5,7 millones. Pero ella dice que todo está bien, y le ayuda el hecho de que un sector muy ideológico de la izquierda solo habla de cuestiones ideológicas, cuando deberíamos estar hablando de salarios, pensiones, el coste de la vida, la inflación. Por eso mi proyecto, Casa Reformista, ha tenido éxito en Toscana, simplemente porque habla de estas cosas.

P. Pero Meloni no baja en las encuestas, después de tres años.

R. Mire, a mí me daban el 40% hasta el final, no significan nada. Giorgia Meloni ganó la última vez porque en la izquierda estábamos divididos. Ganó con el 26%, y sigue ahí. No es un consenso abrumador. Si la izquierda está unida, Meloni se irá a casa.

P. Cree que las elecciones se ganan en el centro.

R. Exactamente.

P. El problema es que hoy parece más difícil que nunca, porque la política está muy polarizada. ¿Hay un votante moderado huérfano?

R. Puede ser menor en número, pero paradójicamente, es más decisivo. Así que no creo en el declive del centro.

P. ¿Qué balance hace de Meloni hasta ahora? Cuando llegó, fuera de Italia saltó la alarma porque la ultraderecha llegaba al poder, y se ha mostrado hábil y pragmática.

R. Meloni es buenísima en tener muchas caras, es un camaleón. Estaba en contra del euro y ahora se ha vuelto proeuro, estaba en contra de la OTAN y ahora es pro OTAN. La verdad es que el hecho de que la pintaran como una fascista la ayudó, porque luego la gente vio que era una persona normal. Pero Meloni no hace nada, no es que haga algo bueno o algo malo, es que no hace nada. Después de tres años, un tiempo enorme en Italia, ¿qué ha hecho? Mi Gobierno en menos tiempo hizo incluso demasiado, y cometió algunos errores, obviamente. Ellos solo son buenos en redes sociales.

P. Meloni se lleva bien con Ursula von der Leyen, a quien usted tampoco aprecia mucho.

R. Meloni en Europa es la mejor aliada de Von der Leyen. Yo creo que Von der Leyen es una incompetente. Se equivocó con el Pacto Verde, porque para proteger el medio ambiente no tiene sentido limitar las empresas en Italia, España o Alemania y que se trasladen a la India y China, también se ha equivocado con el posicionamiento de Europa, con la inteligencia artificial…

P. ¿Y qué opina del papel de Italia en Europa? Es uno de los pocos gobiernos europeos con estabilidad.

R. Si hacemos un símil de fútbol, hemos ​​fallado un penalti. Tenemos un Gobierno estable, Francia no. Lo contrario de lo que siempre ha sucedido. Con este Gobierno podríamos haber sido líderes europeos, pero Meloni no lo ha logrado. Ni siquiera ha logrado buenos resultados económicos porque España, que ahora es mucho más inestable, tiene una tasa de crecimiento cinco veces superior en términos de PIB. Es como si un España-Italia acabara cinco a uno. No es un gran resultado.

P. Von der Leyen también ha seguido a Meloni en su plan de deportar inmigrantes a Albania, que ha sido un fracaso. Cuando usted estaba en el gobierno, existía la Operación Mare Nostrum, que rescató miles de personas. Ahora es una Europa más escorada a la derecha. ¿Qué debería hacer la UE en materia de inmigración?

R. El problema no son las personas que necesitan ser rescatadas en el mar. Hay que salvarlas. La verdadera cuestión es garantizar la legalidad de quienes llegan. No se trata de un problema de pasaportes, sino de que la legalidad se aplique a todos. La izquierda es demasiado débil en cuestiones de legalidad. Debemos ser muy firmes al decir que quienes cometen errores deben pagar. Ya sean de Florencia, Madrid, Senegal o Connecticut, no me importa cuál sea su pasaporte. Me importa que si respetas las normas, bien; si no las respetas, pagas. Esa es la cuestión. ¿Qué hace Meloni, la influencer? Una campaña de imagen en Albania, gastando 800 millones de euros en un centro de migrantes al que no va nadie. Pero parece la mujer que ha resuelto el problema de la inmigración. Obviamente, no es cierto.

P. El título de su sesión en el foro en Barcelona es Quo vadis Europa? ¿Hacia dónde va Europa? El informe Draghi, hace un año, hablaba de muchísimas cosas que se podían hacer, y solo se ha aplicado un 11%.

R. La cuestión es muy simple. ¿Quo vadis Europa? A ninguna parte. Porque está parada. La pregunta no es hacia dónde va, sino por qué está parada. Y el reto es que sepamos adónde debemos ir. Mario Draghi nos lo dijo, al igual que Enrico Letta, con otro informe importante. El problema es si la gente tiene ganas de hacerlo. Von der Leyen no está haciendo lo necesario.

P. ¿Y por qué no hay ganas? En teoría, hay una mayoría que está de acuerdo.

R. No hay porque falta política, porque Europa se ha convertido en el hogar de la burocracia. Este es nuestro problema hoy. Debemos convertir Europa en el lugar de la política, es decir, hacer que las cosas sucedan, y no solo discutir sobre cuestiones técnicas.

P. ¿Cómo superar el obstáculo de las decisiones por unanimidad?

R. Necesitamos crear una Europa de dos velocidades, donde quienes quieran avanzar, avancen y quienes no, se queden atrás. Claro, hemos permitido que personas como [el primer ministro húngaro, Viktor] Orbán y países como el suyo se apropien de nuestro dinero, de nuestros impuestos, para reconstruir su país, y luego darnos sermones y quejarse de Europa. Le dije a Orbán en 2015: si quieres quejarte de lo que hace Europa me parece bien, pero al menos deja de coger el dinero de los italianos para sacar adelante Hungría.

P. En cualquier caso, parece que la UE ha tomado al menos una dirección clara con el plan de rearme. ¿Qué opinión tiene de toda esta inversión en defensa?

R. Me gustaría ver qué pasa realmente. Por ahora, me parece que es solo cháchara. El problema no es gastar más, sino mejor en defensa. Estamos invirtiendo en sistemas demasiado antiguos, nos falta coordinación y no conectamos lo fundamental: las finanzas con la defensa. La defensa con un ecosistema de capital riesgo puede producir resultados extraordinarios. No olvidemos que así nació internet.

P. Cuando usted era primer ministro, en 2014, Rusia se anexionó Crimea y estalló la guerra en Donbás. ¿Imaginó que acabaríamos donde estamos hoy?

R. No, ahora necesitamos tomar una iniciativa diplomática europea, al menos ser un actor clave junto a [Donald] Trump. Tarde o temprano Rusia y Ucrania deben llegar a un acuerdo. La pregunta no es si lo harán. La pregunta es cuándo.

P. Usted es amigo y admirador de Tony Blair, protagonista en el plan de paz de Trump para Gaza. Es un escenario muy incierto. ¿Qué papel puede desempeñar Europa?

R. Creo que Blair ha sido decisivo. Y con él, Jared Kushner. Debemos reconocer su extraordinario trabajo, así como a los líderes árabes. Para mí, lo fundamental en este asunto es que Europa no solo se preocupe de tener un papel en la reconstrucción, sino también en la gestión política. Lo que está sucediendo en Oriente Próximo es la victoria de los dirigentes árabes reformistas y moderados contra los extremistas islámicos de Hamás, Hezbolá y grupos liderados por Irán. La verdadera guerra que termina con Gaza no es solo la de Israel y Palestina, obviamente, sino una dentro del mundo árabe, donde durante diez años los extremistas han intentado apoderarse de él. Y si consideramos que los reformistas han ganado, estamos ante un evento políticamente histórico, un cambio de era.

P. ¿Cómo se derrota a esta ola de populismo de extrema derecha creciente en Europa y el mundo?

R. Creando en la izquierda no solo el área más ideológica, que está muy bien que exista, sino también el sector reformista. Si no, chicos, nunca ganaremos.

P. Esta semana Marine Le Pen ha dicho que en realidad lo que envidia de Meloni son los fondos europeos que, dice, pagan ellos.

R. Y tiene razón. Meloni habla mal de Europa después de que le salvaran las cuentas. Se oponía a los fondos del PNRR [Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia, creado en la pandemia con el fondo Next Generation UE], y ahora, gracias a ellos, tiene un PIB positivo, aunque España los está usando mejor. Pero esto es típico de Giorgia. La conozco desde que éramos niños.

P. ¿Cómo ve a España desde Italia?

R. Desde lejos, todo siempre se ve mal. Lo cierto es que la dinámica interna de España es muy difícil de entender desde fuera. Digamos que Pedro Sánchez ha sido muy maquiavélico, por usar una expresión italiana, al conseguir formar gobiernos y mayorías cuando no tenía números suficientes. En esto ha sido bueno, con mucha habilidad política, pero no me meto en la dinámica de otros países. Me basta con los líos que tengo en casa.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Corresponsal en Roma desde 2024. Antes lo fue de 2001 a 2015, año en que se trasladó a Madrid y comenzó a trabajar en EL PAÍS. Es autor de cuatro libros sobre la mafia, viajes y reportajes.
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