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Los bolivianos en España también giran a la derecha: “El populismo se volvió insostenible”

La segunda mayor comunidad del país andino en el exterior sale a las urnas convencida de que es tiempo de votar por un cambio tras dos décadas de gobiernos de izquierda

Elecciones Bolivia
Elías Camhaji

Rosario Santibáñez interrumpe una charla con su amiga y levanta el pulgar derecho con orgullo para mostrar que ya ha votado. Como ella, más de 82.000 bolivianos residentes en España están llamados a las urnas este domingo para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Esta no es una votación como las otras. Por primera vez en 20 años, el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del expresidente Evo Morales, no tendrá ningún representante y son dos candidatos de derecha, Jorge Tuto Quiroga y Rodrigo Paz, quienes se disputan el poder. Los medios locales e internacionales hablan de unos comicios sin precedentes e históricos, pero Santibáñez prefiere no echar las campanas al vuelo. “Te ofrecen el cielo y la tierra, como cuando estás de novios y luego… nada”, dice entre risas la mujer de 63 años. “Antes nos cumplían, pero ahora ya no ven por el pueblo, solo por ellos mismos”, comenta sobre el MAS.

“Necesitamos un cambio”, afirma Judith Vázquez, de 53 años, afuera del Colegio Menesiano, uno de los dos centros de votación que se han instalado en Madrid. La mirada de su hermana Ana, de 59, se enciende al describir lo que les cuenta su familia en Cochabamba. Dice que el país está muy mal, que no hay trabajo y que hay mucha corrupción, y que está decepcionada de la izquierda. “Ya es hora de ver qué tal gobierna la derecha”, zanja la hermana mayor.

“Cambio” es la palabra que más se repite entre quienes han salido a votar. También entre una generación de votantes jóvenes que ha crecido con los Gobiernos del MAS. “Es un sistema que no tiene futuro y tarde o temprano iba a llegar un punto de quiebre”, comenta Juan Pablo Gamón, de 28 años, sobre el fin de este ciclo político y del modelo que estableció Morales. “El populismo se volvió insostenible y quitarlo va a tener consecuencias económicas muy duras, incluso para nuestras familias, pero es necesario”, agrega.

La sed de cambio, sin embargo, viene acompañada de cierta dosis de incertidumbre sobre el futuro del país. “Estoy superansiosa”, reconoce Adriana, de 29 años. “En estas elecciones también están en juego muchas decisiones personales”, comenta la joven de La Paz. Vino a España hace un año con la idea de regresar a su país, pero cuenta que si las cosas no mejoran va a quedarse.

En el aire se mezcla la nostalgia de quienes tuvieron que marcharse del país con el olor de los cuñapés (panecillos) de queso y las tucumanas de pollo y carne que despacha una vendedora en una de las esquinas del colegio. Metros más abajo, Mauricio Cruz empuja un carrito con su bebé y Andrea Cejas, su esposa, toma de la mano a su otro hijo para emprender el camino a casa.

“Gracias a ellos estamos fuera del país, tuvimos que salir a buscar las oportunidades que allá no nos pudieron dar”, afirma Cruz, de 38 años. “Tenemos esperanza de que el próximo Gobierno pueda mejorar la situación porque si no, ¿qué opción más tenemos?”, señala. “Bolivia ha perdido a mucha gente preparada, con estudios porque no hay trabajo… Como todo inmigrante queremos volver algún día, aunque no será pronto”, lamenta Cejas, de 37.

La situación económica de Bolivia, donde casi cuatro de cada diez habitantes son pobres, es el motivo más citado a las afueras del centro de votación detrás de la búsqueda de otro rumbo político. “Los bolivianos estamos apostando por la derecha porque va a haber más inversión, más trabajo, una inyección de capitalismo y no vamos a vivir solo del Estado”, resume Nelson Vargas, de 53 años.

Tuto Quiroga, de la Alianza Libre, obtuvo alrededor del 40% de los votos de los bolivianos en España en las votaciones que se celebraron en agosto pasado, más del doble que los apoyos que recibió Paz, el candidato democristiano que ganó por sorpresa la primera vuelta en términos globales. Ese apoyo sigue siendo patente entre la inmensa mayoría de los votantes consultados en Madrid este domingo. “Nuestra única salvación es Tuto”, afirma América Loras, de 37 años.

Quiroga fue vicepresidente de Hugo Banzer, el dictador que dio un golpe de Estado en 1971 y que, tras ser derrocado por otro golpe militar, volvió al poder por la vía democrática entre 1997 y 2001. Cuando Banzer renunció tras ser diagnosticado con cáncer de pulmón, Tuto asumió la presidencia de 2001 a 2002. “Más vale viejo conocido, que bueno por conocer”, explica el sentido de su voto Mirta Lizarazu, de 45 años.

Además de su experiencia, los simpatizantes de Quiroga destacan que es una alternativa más a la derecha que el propio Paz, identificado con el centroderecha. “Supuestamente, los dos son de derecha, pero uno de ellos está disfrazado”, dice María Eugenia Justiniano, de 44 años, enfundada con la camiseta de la selección de fútbol. En una lógica pendular, la prioridad para buena parte de la diáspora en España es alejarse lo más posible de lo que representa Evo Morales.

Horas antes de conocer al ganador, Santibáñez ofrece al menos el beneficio de la duda. “Lo que ganamos acá ya no les alcanza a los que están allá, pero tenemos esperanza”, dice la mujer. “Ojalá que las cosas cambien”.

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Sobre la firma

Elías Camhaji
Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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