Israel y Hamás empiezan el lunes las negociaciones sobre el plan de Trump para Gaza
Netanyahu espera que los rehenes sean liberados “en unos pocos días” y que Hamás se desarme en una fase posterior. Al menos 57 palestinos han muerto en bombardeos israelíes en esta jornada
Egipto acogerá a partir de este lunes la negociación de la que depende que el plan de 20 puntos de Donald Trump para Gaza se haga realidad o se convierta en una iniciativa fallida más para que las armas callen en un territorio devastado por la ofensiva de Israel. La cifra de muertos por los bombardeos sumó este sábado 57 nombres y alcanzó un nuevo hito tras nuevos ataques: 67.000 víctimas, cuando el próximo martes se cumplen dos años del inicio de la campaña militar en la Franja.
Las delegaciones de Israel, de Hamás y de los países mediadores —Egipto, Qatar y Estados Unidos— discutirán con el tiempo en contra los detalles del plan que la milicia palestina aprobó a grandes rasgos el viernes por la noche. Trump ha advertido este sábado de que no tolerará “retrasos”, pocas horas antes de que Benjamín Netanyahu compareciera en televisión para anunciar que espera que los últimos 48 rehenes aún retenidos en la Franja, sean liberados en “unos pocos días”. Incluso “durante las vacaciones del Sucot”, afirmó el primer ministro, la festividad judía que empieza el lunes y que dura una semana.
Hamás “será desarmado y la Franja de Gaza será desmilitarizada. Eso sucederá o por la vía diplomática, siguiendo el plan de Trump, o por la vía militar”, ha continuado el primer ministro. “Nuestra intención, y la de nuestros amigos estadounidenses, es cerrar las negociaciones en cuestión de días”, ha señalado luego.
Esas negociaciones, que el Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio ha confirmado por la tarde, se antojan complicadas. El mismo presidente de Estados Unidos admitió el viernes que quedan detalles por cerrar, después de equiparar a un sí una respuesta en la que Hamás se muestra conforme a entregar a los rehenes, pero no aborda cuestiones espinosas —como el desarme— o la futura tutela de un organismo internacional sobre la Franja, presidido por el propio Trump, que prevé su propuesta de 20 puntos.
El discurso de Netanyahu deja entrever también lo alejado de las posturas entre Israel y Hamás. En su alocución, el primer ministro ha afirmado haber ordenado al equipo negociador israelí, liderado por el ministro de Asuntos Estratégicos Ron Dermer, que viaje a El Cairo con un mandato del que solo ha mencionado que abordará los “detalles técnicos” de la liberación de los rehenes.
Antes de que Egipto confirmara las negociaciones del lunes, el canal 12 de la televisión israelí había apuntado que el enviado de Trump, Steve Witkoff, y la delegación negociadora israelí estaban ya de camino. Según la televisión saudí Al Hadath, los representantes de Hamás llegarán esta noche a El Cairo.
En su discurso, el primer ministro ha recalcado también que “es real y cierto” —lo ha dicho intercalando una frase en inglés en un discurso pronunciado en hebreo— “que Israel puede conseguir la liberación de los rehenes ”sin retirarse” de Gaza. Ese puede ser otro de los escollos de la negociación. Hamás ha condicionado en el pasado la entrega de los cautivos a un repliegue de las tropas israelíes, que la propuesta de Trump sí recoge, excepto de una zona tampón perimetral en la que el ejército israelí permanecerá permanentemente.
En un nuevo mensaje en su red social, Truth, el presidente de Estados Unidos ha anunciado este sábado por la noche que Israel ha aceptado la línea de retirada inicial que los mediadores “compartieron con Hamás”. Trump añade después que el alto el fuego entrará en vigor “inmediatamente” y que, una vez que la milicia lo confirme, “empezará el intercambio de rehenes y prisioneros”. A cambio de los 48 rehenes —solo 20 siguen vivos— Israel excarcelará a 1.700 detenidos en Gaza desde el inicio de la invasión israelí y a 250 condenados a cadena perpetua.
Un Hamás muy debilitado afronta la cita de Egipto el lunes con pocas opciones. La milicia ha elegido aceptar a grandes rasgos el plan de Trump, que recoge prácticamente su rendición, probablemente con la esperanza de arrancar concesiones en la mesa de negociación.
El primer ministro israelí —que se jactó en su discurso del “gran logro” que representa el plan de Trump para Israel— afronta, por un lado, la presión de las familias de las familias de las rehenes, que este sábado lograron reunir en Tel Aviv a una multitud para exigir su liberación. Por otro, encara el rechazo de sus aliados de la extrema derecha nacionalista al final, o incluso a una pausa, en la guerra. Casi inmediatamente después del final de la festividad del sabbat —cuando los judíos religiosos apagan incluso sus teléfonos móviles— el ultraderechista ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ha definido como un “grave error” que Netanyahu haya aceptado esa negociación y suspender la ofensiva en Ciudad de Gaza. Esa es “una receta infalible” para que “Hamás haga a Israel perder tiempo” y “se erosione cada vez más la posición israelí”.
El otro miembro destacado de la extrema derecha en la coalición del Gobierno, Itamar Ben Gvir, ha amenazado con que su partido, Otzma Yehudit (Poder Judío) saldrá del Gobierno si Hamás “sigue existiendo”, una vez que esos últimos rehenes en Gaza sean liberados.

Además de la entrega de los rehenes —en un plazo que el plan establecía en 72 horas— el fin de los bombardeos y la retirada progresiva, pero sin plazos, de las tropas de Israel, las tres páginas del plan de paz de Trump incluyen un Gobierno tecnocrático palestino que administrará los asuntos corrientes de la Franja, pero bajo la supervisión de un organismo internacional, presidido por el propio Trump y en el que también participará el ex primer ministro británico Tony Blair.
En la práctica, el reloj empezará a contar cuando lo decida el mandatario estadounidense.
El asedio a Ciudad de Gaza
En la madrugada de este sábado, después de un primer mensaje en Truth en el que el presidente de EE UU había instado a Israel a detener los bombardeos, el Gobierno de Netanyahu ordenó a sus tropas “reducir su actividad” en el territorio y limitarla a “operaciones defensivas”, según la radio militar del país. Doron Kadosh, periodista de ese medio, ha explicado que, en la práctica, eso se traduce en que “la operación para conquistar Ciudad de Gaza está siendo, por el momento, detenida”.
A pesar de ello, el portavoz en árabe del ejército israelí, Avichay Adraee, ha advertido esta mañana a los gazatíes en un tuit de que la mitad norte de Gaza, donde se encuentra la asediada capital, “sigue considerándose una zona peligrosa”. Les insta también a dirigirse hacia el sur por la carretera costera Al Rashid. Las fuerzas del ejército israelí “continúan rodeando Ciudad de Gaza”, y regresar a ella “representa un peligro extremo”, advierte el portavoz militar.
En la respuesta que Hamás entregó a los mediadores el viernes condicionaba la entrega de los rehenes a que se dieran “las condiciones sobre el terreno” en alusión, básicamente, al final de los ataques. Sin embargo, los bombardeos no han cesado durante toda la jornada. Según la Defensa Civil del territorio, 40 de los 57 muertos de esta jornada perecieron en ataques en la capital gazatí, entre ellos numerosos niños. Un solo ataque en el barrio de Tuffah, en Ciudad de Gaza, ha matado al menos a 17 personas.
Trump se había pronunciado también sobre la supuesta suspensión de los ataques israelíes en Truth. “Agradezco que Israel haya suspendido temporalmente los bombardeos para dar una oportunidad a la liberación de los rehenes y a la aplicación acuerdo de paz”, decía el presidente —a pesar de que los bombardeos no se suspendieron—, antes de advertir a Hamás de que “debe actuar con rapidez o, de lo contrario, todo habrá terminado”. Trump subrayaba luego que no tolerará “retrasos, como muchos creen que ocurrirá, ni ningún resultado en el que Gaza suponga una amenaza”. “Resolvamos esto ya, RÁPIDO. ¡Todo el mundo será tratado de manera justa!”, prometió el presidente estadounidense.
Cauto optimismo
Khalil Abu Shammala, exdirector en Gaza de la organización de derechos humanos Addameer, expresa, pese a todo, un “cauto optimismo” desde Nuseirat, una localidad en el centro de la Franja en la que se refugió tras escapar también de la capital con su mujer y sus tres hijos.
“Estamos exhaustos y necesitamos sentir de nuevo que somos seres humanos”, explica este activista. “Tenemos la esperanza de poder volver a nuestra casa de Ciudad de Gaza a medida que se desarrollen los acontecimientos”, dice, antes de formular otro anhelo: el de que su casa en el barrio de Tel al Hawa siga “aún en pie”. Sobre la propuesta de Trump, resume: “La prioridad para la gente aquí es que se detenga este genocidio”.
Razan, el nombre falso de otra palestina que habla desde Deir Al Balah, también en el centro de la Franja, subraya que “aún no han perdido la esperanza” de que la vida de los gazatíes mejore. “Durante toda la noche”, asegura la mujer, “los bombardeos continuaron”, pero “a las nueve de la mañana” (una hora menos en horario peninsular español), sentimos que la situación estaba cambiando, que había calma, y las explosiones cesaron completamente".

“Negociar los detalles”
En su respuesta del viernes, Hamás aceptó la entrega de los rehenes, pero pidió “negociar los detalles” de esa operación y eludió expresamente entrar en cuestiones espinosas como la tutela internacional de la Franja; no obstante, Trump la dio inmediatamente por buena. En un mensaje en su red social, Truth, aclaró que el grupo palestino “está listo para una paz duradera” e instó a Israel a “detener de inmediato” los bombardeos en Gaza para “poder sacar a los rehenes de forma segura”.
El presidente había impuesto en esa misma jornada a la milicia un ultimátum, que expiraba mañana domingo a las 18.00, hora de Washington (seis horas más en horario peninsular español), y amenazaba a la milicia con desatar “todo el infierno” sobre Gaza si rechazaba su propuesta. La respuesta de Hamás llegó finalmente en la noche del viernes.

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