La guerra en Ucrania se estanca dos años después de la invasión rusa
Rusia toma la iniciativa con tímidos avances ante la escasez de munición de las tropas de Kiev, la falta de rotación de sus soldados y las dudas sobre el apoyo de Washington. Los analistas vaticinan un conflicto largo
Estancamiento, fatiga, desgaste. La “operación militar especial” en Ucrania que el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció el 24 de febrero de 2022 acaba de cumplir dos años sin que la invasión a gran escala que puso en marcha ese día el Kremlin haya dado los resultados que esperaba. Decenas de miles de muertos y heridos después, la guerra de Rusia en Ucrania está enquistada con un frente en el este y en el sur del país de más de 800 kilómetros de fortificaciones, minas y trincheras en el que ninguno de los dos bandos logra avances significativos. Ucrania y sus aliados de Occidente comienzan a mostrar cansancio. Las municiones proporcionadas por sus socios, sin las que Kiev jamás habría podido resistir a la segunda potencia militar mundial, escasean. El Congreso de Estados Unidos mantiene bloqueado un nuevo paquete de ayudas impulsado por la Casa Blanca, mientras la industria armamentística europea no logra producir al ritmo que necesitan los ucranios, lo que ha permitido a Moscú retomar la iniciativa.
A lo largo de estos dos años, la guerra ha atravesado tres etapas. Tras la invasión a gran escala lanzada por Moscú, Kiev logró repeler la agresión, obligando a las tropas de Putin a reagruparse hacia el este y el sur del país. Luego, recuperó territorios clave en torno a la ciudad de Járkov y poblaciones como Jersón. Gracias al apoyo militar cada vez más decidido de Occidente —algunos países titubearon al principio para no verse implicados en el conflicto—; Ucrania lanzó en junio una contraofensiva para intentar echar a Rusia del territorio ocupado. Pero los nuevos tanques Leopard y Abrams, los vehículos blindados, y la formación recibida en el exterior por sus tropas no fueron suficientes para atravesar la barrera defensiva diseñada por los rusos en las posiciones que controlan. “Como en la I Guerra Mundial, hemos alcanzado el nivel tecnológico que nos sitúa en tablas”, dijo en noviembre el excomandante en jefe del ejército ucranio Valeri Zaluzhni a The Economist.
“La guerra se encuentra ahora mismo en una etapa de bloqueo táctico, de estancamiento”, explica Thibault Fouillet, de la Fundación para la Investigación Estratégica, con sede en París. “Desde hace cinco o seis meses, atravesamos una fase en la que no se vislumbra un impulso real. Tras dos tentativas alternas de grandes ofensivas por ambas partes, nos encontramos en una situación de guerra limitada”, prosigue el experto militar. “Es cierto que ahora los rusos avanzan, pero lo hacen muy lentamente y de una forma moderada”, añade. Fouillet resta importancia a la escasez de suministros militares de la que se queja Kiev. “Aunque la situación sea crítica, Ucrania no se va a encontrar mañana sin ninguna munición. Estamos en un período de escasez a nivel global, pero los suministros, aunque disminuyan, no van a desaparecer. Ucrania no va a derrumbarse por la falta de proyectiles; si se derrumba será por la falta de moral o por cansancio”, señala. “Eso sí, sin suficientes proyectiles no podrá volver a poner en marcha una nueva ofensiva”, añade.
En esas condiciones, mantenerse en las zonas que tiene bajo su control es todo lo que Kiev puede hacer por ahora (controla el 80% de su territorio). Así lo sostiene Mykola Beleskov, analista del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos de Ucrania. “Nuestra meta sobre el terreno durante 2024 debe ser retener los territorios que controlamos. No tenemos otra opción que la defensa activa debido a la escasez de munición y a las dificultades de movilización” de nuevos soldados, sostiene en una entrevista con el canal de noticias de la televisión pública. Al igual que Fouillet, Beleskov admite que ahora es Rusia la que tiene la iniciativa, “pero carece de la suficiente ventaja para poner en marcha una nueva ofensiva”.
Sin avances importantes de ninguno de los contendientes, el conflicto se ha convertido en una guerra de desgaste. Y para librarla, Ucrania seguirá necesitando el esfuerzo militar y económico de sus aliados, sin prisas para alcanzar resultados inmediatos. “La forma más eficaz para que Ucrania recupere su ventaja es construir una defensa eficaz y profunda que reduzca su número de bajas y sus necesidades de municiones”, sostiene Franz-Stefan Gady, del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos (IISS, en sus siglas en inglés) de Londres.
Este experto calcula que Kiev necesitará entre 75.000 y 90.000 proyectiles de artillería cada mes para lograr ese objetivo. “Occidente debe entender que el motor de Ucrania en la guerra es su capacidad de infligir un gran desgaste, causando más bajas personales y materiales que el enemigo”. Gady subraya que no es momento de avanzar sobre el terreno, sino de defenderse de los ataques rusos y reconstituir sus fuerzas para lograr más adelante una ventaja en el campo de batalla. “Ucrania y los países occidentales disfrutan de una ventaja general en materia de recursos [sobre Rusia], y el desgaste puede resultar importante para lograr la victoria”.
Una estrategia defensiva
“La contraofensiva del pasado verano es lo que realmente ha agotado a los ucranios en términos de hombres y de armamento, como le ocurrió a Rusia tras la invasión”, insiste Fouillet, el analista francés. “Ahora necesitan resistir y movilizar nuevas tropas para hacer rotaciones entre los soldados”, añade. “Ucrania tiene que recuperarse, encontrar nuevos medios de combate, conseguir nuevos suministros de Occidente. Esa es la razón por la que se encuentra en una lógica defensiva. Es el momento de regenerar sus fuerzas y perder el menor tiempo posible. Ucrania necesita más hombres, más material. Y eso no se consigue en un momento”. El Parlamento ucranio debate desde diciembre un proyecto de ley de movilización cuyo objetivo inicial era reclutar a 500.000 nuevos soldados, pero la iniciativa ha encontrado un fuerte rechazo social que contrasta con la afluencia masiva de voluntarios que se produjo al comenzar la guerra hace dos años.
Si la moral está baja, las dudas económicas tampoco ayudan. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, solicitó al Congreso el pasado octubre una ayuda suplementaria para Ucrania de 56.000 millones de euros, después de que los fondos comprometidos en diciembre de 2022 por su mayor donante de armamento se agotaran en el segundo semestre del año pasado. Sin embargo, la proposición está paralizada de momento ante el rechazo de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes. La Unión Europea, por su parte, ha aprobado un paquete de asistencia de 144.000 millones de euros, de los cuales ha entregado ya 77.000. De lo efectivamente aportado por los países europeos en su conjunto, 35.200 millones corresponden a suministros militares, según el último estudio del Instituto de Economía Mundial de Kiel (IFW), en Alemania.
“Ahora, los mayores riesgos no tienen que ver con el frente”, destaca Beleskov, el experto en seguridad ucranio. “En EE UU el principal problema es el inicio de la campaña electoral [de cara a las presidenciales de noviembre], en la que algunos actores [en referencia a los republicanos] evalúan la ayuda a Ucrania no desde el punto de vista de su victoria o derrota, sino de las posibilidades que su candidato tenga para ganar”, prosigue. “Si Ucrania no demuestra su voluntad y disposición a resistir, será mucho más fácil que los que se oponen a ayudarnos consigan sus objetivos”. Beleskov, como otros analistas consultados, recuerda también que tanto EE UU como Europa necesitan tiempo para incrementar la producción de armamento y munición: “Los años 2022 y 2023 ha sido el período en el que hemos contado con las reservas que nuestros socios acumularon hasta 2022. Ahora están exhaustos”.
Si se mantiene la ayuda occidental, el conflicto más globalizado desde la II Guerra Mundial va para largo, según los expertos. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el presidente de turno de la Unión Europea, el primer ministro belga, Alexander de Croo, tienen previsto escenificar ese apoyo con una visita a Kiev este sábado. “Estamos haciendo todo lo posible para que la guerra acabe cuanto antes”, dijo el jueves el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, a la cadena estadounidense Fox. “La guerra solo acabará cuando el mundo esté preparado para parar a Putin; pero seamos francos, el mundo no está preparado, el mundo tiene miedo de posibles cambios en Rusia. Cuando el mundo se dé cuenta de que Putin se ha saltado todas las líneas rojas, esta guerra acabará”.
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