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Presiones, violencia y vaivenes económicos: las dificultades de la prensa para informar sobre Ucrania

Un informe de Reporteros Sin Fronteras cifra en un centenar los periodistas atacados durante la cobertura de la invasión rusa. La Unesco advierte de los riesgos en los dos años de contienda

Ucrania
Soldados de la guardia de honor transportaban el miércoles un ataúd con el cuerpo del periodista y soldado ucranio Andriy Zahoruyko en Kiev. Yurii Stefanyak (Global Images Ukraine via Getty )
Diego Stacey

El 24 de febrero de 2022, medios de comunicación en todo el mundo divulgaban la noticia de que Rusia lanzaba sus tropas y tanques sobre Ucrania. “Putin lanza un ataque masivo contra Ucrania. El más grave conflicto en Europa en 80 años alarma al mundo”, titulaba al día siguiente la edición impresa de EL PAÍS. Han pasado dos años y la guerra a gran escala sigue copando las portadas de los periódicos con información de la crudeza de este conflicto. A propósito de la efeméride, Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha denunciado que los periodistas han estado “en el punto de mira” del Ejército ruso desde el inicio de la invasión y, según sus datos, un centenar de comunicadores han sido atacados en bombardeos o en fuego cruzado en los últimos 24 meses. 11 han muerto. “Los medios son víctimas directas de la invasión rusa de Ucrania. RSF exige que los autores de los crímenes cometidos contra ellos sean llevados ante la justicia”, exhorta la organización.

El primer ataque documentado a la prensa ocurrió el 26 de febrero de 2022, tan solo dos días después del inicio de la invasión. Los periodistas daneses Stefan Weichert y Emil Filtenborg se encontraban en la ciudad de Ojtirka, en el noreste de Ucrania, para informar de un ataque ruso sobre una escuela preescolar, en el que murió al menos un niño y otros más resultaron heridos. Allí, un hombre vestido de civil les disparó a quemarropa con un rifle de asalto cuando se encontraban en su vehículo marcado con la palabra prensa. Weichert fue herido de bala en el hombro, mientras que su compañero recibió la peor parte y fue impactado en la pierna y en la espalda.

“Había sangre por todos lados. La sentía brotar en mi cara y me pregunté si me habían disparado en la cabeza, pero era por los trozos de vidrio incrustados en mi frente”, relata Weichert por teléfono. “Conduje tan rápido como pude para salir del campo de visión [del tirador] para poder ayudar a Emil, que tenía los pantalones empapados de sangre”, rememora. El periodista frenó unos minutos después de perder de vista al atacante y fue rescatado junto con su compañero por militares ucranios. “No tengo ni idea si se trataba de un ucranio o de un ruso”, apunta.

El periodista danés Stefan Weichert, durante la cobertura de la guerra de Ucrania, en una imagen cedida.
El periodista danés Stefan Weichert, durante la cobertura de la guerra de Ucrania, en una imagen cedida.Oficina de Prensa de la Brigada 72 de Ucrania

Desde entonces, los ataques se han sucedido uno tras otro hasta llegar al centenar, según el conteo de RSF. La organización, además, cifra en 11 los comunicadores ―locales y extranjeros― fallecidos durante la guerra en el ejercicio de su profesión, un dato que eleva a 17 el Comité para la Protección de los Periodistas. La Unesco ha señalado que los periodistas en Ucrania ―entre los que hay más de 15.000 acreditados trabajando para medios internacionales, entre ellos EL PAÍS― “operan bajo inmensas presiones, enfrentando violencia física, trauma psicológico e inestabilidad económica”.

En opinión de Guillaume Briquet, fotoperiodista suizo, sorprende en la guerra en Ucrania que un ejército nacional, en este caso se refiere al ruso, ataque a periodistas de “una forma tan directa y cruda”. “Sé que en la guerra hay acciones sucias, pero nunca había visto algo así. Cuando me ocurrió, no podía creerlo”, señala. Briquet fue herido por un comando ruso en marzo de 2022 en la sureña ciudad de Mikolaiv. Iba conduciendo un blindado cuando fue alcanzado por disparos y se vio obligado a frenar. Un grupo de soldados, que el fotógrafo identifica como rusos, se le acercó y le quitó su pasaporte, unos 3.000 euros en efectivo y el ordenador portátil antes de dejarlo ir.

Los reporteros están protegidos por el derecho internacional con el mismo estatus que los civiles, por lo que los ataques deliberados a estos profesionales durante un conflicto armado pueden constituir un crimen de guerra. RSF ha presentado ocho denuncias ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya por presuntos crímenes de guerra cometidos por los rusos contra periodistas en Ucrania. Lo hizo por última vez en mayo, tras la muerte del francés Arman Soldin, de la Agencia France Presse, y del comunicador ucranio Bohdan Bitik, colaborador del diario italiano La Repubblica.

María Senovilla, periodista española que cubre la guerra desde marzo de 2022, asegura que “la posibilidad” de un ataque “es muy real”. “Ahora mismo, las sirenas antiaéreas no paran de sonar, y en Kramatorsk llevan varios días bombardeando cerca de mi casa”, escribe por mensaje de texto. Sin embargo, subraya que “las víctimas son los ucranios a los que están invadiendo y que han tenido que huir de sus hogares por millones”.

Libertad de prensa

La ley marcial, impuesta por el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha convertido la información en una “cuestión de seguridad nacional”. Varios medios locales denuncian que cada vez hay menos voces críticas contra el Gobierno. El ejemplo más reciente es el del medio de investigación Bihaus.info, que informó a inicios de este mes que el Servicio de Seguridad de Ucrania vigiló de manera ilegal a sus periodistas y publicó un vídeo de ellos en una fiesta privada en la que supuestamente consumían drogas con el fin de desprestigiarlos. Radio Free Europe / Radio Liberty cuestionó en noviembre la restricción que hay para los reporteros de acceder al Parlamento. El único medio que tiene acceso es el canal estatal Rada TV, que retransmite las sesiones con horas de retraso alegando motivos de seguridad.

Unos manifestantes sostienen un cartel en memoria de los periodistas muertos tras la invasión rusa de Ucrania en Cracovia, (Polonia), en mayo de 2022.
Unos manifestantes sostienen un cartel en memoria de los periodistas muertos tras la invasión rusa de Ucrania en Cracovia, (Polonia), en mayo de 2022.Richard Wright (SOPA Images/LightRocket via Gett)

Los profesionales consultados por este diario afirman no haber vivido censura en Ucrania, pero admiten que hay exhaustivos monitoreos con el argumento de la seguridad, también para acceder al frente de batalla. Senovilla señala que hay procedimientos “que hacen perder mucho tiempo”. “Lo podríamos llamar burocracia, pero no censura”, indica. En la misma línea, Stefan Weichert, que regresó a Ucrania tras su recuperación en Dinamarca, sostiene no haber sido víctima de censura, aunque percibe tener menos restricciones que sus colegas ucranios. “La ley marcial llega a ser un inconveniente”, recalca.

Desde el inicio de la guerra, seis grandes canales de televisión ―cuatro privados y dos públicos― transmiten el mismo informativo las 24 horas del día. Lo que en un principio se acogió como una medida necesaria para contrarrestar la ola de desinformación rusa, ahora se ha convertido en otro de los puntos del debate de la libertad de prensa. Organizaciones especializadas en medios, incluida RSF, denunciaron que el programa “es demasiado indulgente con el Gobierno” y es un escenario sensible a la autocensura. Un hecho al que se suma la desconexión por cable de tres canales de la oposición, que ahora limitan a informar desde el streaming en línea.

La libertad de prensa es uno de “los valores fundamentales comunes” de los Estados miembros de la Unión Europea, bloque al que aspira a adherirse Ucrania desde junio de 2022.

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Sobre la firma

Diego Stacey
Periodista de la sección Internacional. Anteriormente trabajó en 'El Tiempo', en Colombia. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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