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Rusia acelera para revertir los escasos avances de la contraofensiva ucrania y asedia Robotine

Kiev celebró en agosto la toma de esta aldea del frente de Zaporiyia como un éxito en el camino hacia el mar de Azov. En vísperas del segundo aniversario de la invasión a gran escala, se encuentra rodeada por las tropas de Moscú

Un soldado ucranio de la 65ª Brigada Mecanizada mira sobre las paredes de una trinchera en el frente de Robotine, el 21 de febrero.
Un soldado ucranio de la 65ª Brigada Mecanizada mira sobre las paredes de una trinchera en el frente de Robotine, el 21 de febrero.STRINGER (REUTERS)

El vídeo corrió como la pólvora por los canales de Telegram ucranios. Dos soldados de la 47ª Brigada Mecanizada del ejército sacaban de su uniforme una bandera azul y amarilla y la colocaban sobre la ventana de un edificio en ruinas en la localidad de Robotine, 80 kilómetros al sur de Zaporiyia. Era 22 de agosto de 2023 y después de tres meses de esfuerzo continuado, por fin, reinaba el optimismo. La contraofensiva ucrania comenzaba a dar sus frutos, rompiendo por primera vez el enorme frente de trincheras, campos de minas y defensas antitanque diseñados por Rusia a lo largo de 800 kilómetros para defender el territorio ocupado. Seis meses después, son las fuerzas ucranias las que se encuentran a la defensiva en esta pequeña aldea que tenía 500 habitantes antes de la invasión de febrero de 2022. Al menos 16 unidades rusas la asedian por el este y el oeste, y la atacan desde el sur para intentar rodearla. Mientras, Ucrania se encuentra en plena crisis de reservas de munición y tiene grandes dificultades para mantener sus posiciones.

La liberación de Robotine culminó la recuperación por parte de Kiev de un terreno de casi 73 kilómetros cuadrados, un pequeño bocado hacia el sur desde las localidades de Órijiv y Mala Tomachka que costó meses y centenares de muertos tomar. Pero su valor fue muy simbólico. Los soldados de la 47ª Brigada estaban formados en el exterior y contaban con los nuevos vehículos blindados proporcionados por la OTAN, lo que indicaba que la fórmula puesta en marcha por Kiev y sus aliados para ganar de nuevo terreno a los rusos podría dar resultado. La esperanza que generó fue tal que hasta el por entonces comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valeri Zaluzhni, lo celebró en las redes sociales con un vídeo a vista de dron que hacía un zoom directo sobre la bandera nacional que habían colocado los soldados desde varias decenas de metros de altura.

El área ganada con tanto dolor a los rusos —entre un 30% y un 40% de los soldados ucranios que combatieron en la zona resultaron heridos o muertos— tenía además un importante valor estratégico. Su control abría la puerta a un hipotético avance hacia Tokmak, 27 kilómetros al sur, y Melitópol, otros 60 más abajo y con salida al mar de Azov, creando un pasillo que interrumpiera la cadena rusa de suministros desde el este y el sur de la Ucrania invadida hacia Jersón, al oeste, y la península de Crimea, ocupada ilegalmente desde 2014. El avance ucranio sobre esas poblaciones, sin embargo, jamás llegó a producirse.

Seis meses después de la liberación de esta lengua de tierra, el equilibrio de fuerzas entre los dos contendientes ha cambiado. Al menos 16 unidades del ejército ruso formadas por paracaidistas, regimientos motorizados y guardias de asalto la rodean por este, sur y oeste. Desde el sábado, los ataques han sido constantes y los rusos han conseguido avanzar tímidamente al oeste y al sur de Robotine mientras lanzan operaciones desde la parte este del territorio liberado. El Estado Mayor de Ucrania asegura que, hasta el momento, ha conseguido repeler las incursiones. Según su último informe de la mañana de este jueves, en las últimas 24 horas se produjeron ocho intentos más de ganar terreno.

Varios analistas internacionales consultados por EL PAÍS coinciden en que la falta de suministros por parte de Estados Unidos y la Unión Europea ha empujado a las fuerzas ucranias a ahorrar munición. También señalan el agotamiento y las bajas causadas por la fallida contraofensiva del pasado verano, cuando eran las tropas de Kiev las que llevaban el peso de los combates con la obligación de exponer más a sus hombres. Moscú se ha adaptado a esta nueva situación de debilidad aumentando su potencial de desgaste pero sin realizar grandes avances. Avdiivka y Robotine son dos de las cinco áreas donde lleva a cabo esa estrategia, que también sigue en Kremina (Lugansk), y en Bajmut y Marinka, en la provincia de Donetsk.

Pese a la gran concentración de tropas invasoras alrededor de Robotine, las arremetidas rusas siguen siempre la misma pauta. Los soldados del Kremlin intentan moverse en pequeños grupos de infantería apoyados por vehículos rápidos todoterreno. Esta táctica les permitió el pasado miércoles hacerse ya con pequeñas franjas de territorio controlado por Ucrania al oeste y al este de la aldea, según un informe del think tank con sede en Washington Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW). Los ataques de estas pequeñas unidades vienen apoyados por fuego de artillería y ataques aéreos, no solo en el área de Robotine, sino también en localidades vecinas como Mala Tomachka, según la cúpula militar ucrania. Los mapas del estado del campo de batalla elaborados con fuentes abiertas confirman los pequeños avances rusos.

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Crímenes de guerra

Las tropas del Kremlin han sido acusadas, además, de cometer crímenes de guerra durante los combates en las cercanías de ese pueblo reducido a ruinas. Un vídeo no verificado y transmitido por redes sociales mostró el pasado lunes cómo un grupo de soldados rusos supuestamente acribillaba a tiros a tres efectivos ucranios que se habían rendido y estaban desarmados nada más salir de su trinchera. La Fiscalía ucrania anunció el martes que ha abierto una investigación “por la violación de las leyes y las costumbres de la guerra, así como por asesinato premeditado”.

El asedio a Robotine se produce después de que, el pasado sábado, Kiev anunciara su retirada de Avdiivka, en el frente de la provincia de Donetsk y colindante con la ciudad homónima, anexionada ilegalmente por Rusia. El nuevo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Oleksander Sirski, justificó esta decisión “para evitar ser sitiados” y preservar la vida de los soldados. El general a cargo de ese sector del frente aseguró que el fuego ruso era 10 veces superior al ucranio. Este jueves, el Kremlin ha sostenido que ha conseguido nuevos avances en el frente este y que sus hombres han tomado la aldea de Pobieda, un pequeño pueblo residencial a 30 kilómetros al oeste de Donetsk.

El pasado marte, la portavoz del Departamento de Defensa de EE UU, Sabrina Singh, relacionó directamente la salida ucrania de Avdiivka con el parón de suministros militares provocado por la mayoría republicana de la Cámara de Representantes de su país. “[La de Avdiivka] fue una retirada estratégica con el objetivo de conservar su artillería y su munición”, aseguró la portavoz. “Si no les proporcionamos estos críticos paquetes de ayuda, Ucrania va a tener que decidir qué ciudades y poblaciones va a poder mantener bajo su control con lo que tiene”, añadió Singh. Está por ver si entre las poblaciones que vale la pena conservar se encuentra o no Robotine.

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