Los pavos ‘Libertad’ y ‘Campana’ reciben el indulto de Biden en la Casa Blanca antes del día de Acción de Gracias
“Es el 76 aniversario de esta ceremonia. Y quiero dejarles claro que no estaba aquí en la primera”, ha bromeado el presidente estadounidense durante este festejo tradicional
Hoy era el día de Libertad en la Casa Blanca. De Libertad, y de Campana, su compañero. Los dos pavos a los que, en cumplimiento de la tradición, el presidente de EE UU, Joe Biden, ha concedido un indulto en vísperas del día de Acción de Gracias, la mayor fiesta de guardar en el calendario estadounidense. Tras la humorística ceremonia, que inaugura la temporada de festejos invernales en EE UU, la pareja de aves tiene ahora garantizado que pasará el resto de sus días en un centro de cuidado de animales y que ninguno de los dos terminará nunca como plato de gala en una comida familiar.
El indulto, en una jornada nubosa y fría, coincidía con el 81 cumpleaños de Biden. El presidente aprovechó para bromear sobre su edad, quizá en una alusión a las encuestas en las que la mayoría de los ciudadanos opina que es demasiado anciano para presentarse de nuevo en la carrera por la Casa Blanca.
“Este es el 76 aniversario de esta ceremonia. Y quiero dejarles claro que que no estaba aquí en la primera. Era demasiado joven”, declaró, ante las risas de un público compuesto por funcionarios de la Casa Blanca, alumnos de las escuelas de Washington e hijos de los trabajadores de la residencia presidencial.
“Ese es un pavo enorme, gente. Estoy impresionado”, añadía, cuando una de las aves comenzó a batir las alas sobre la mesa en la que se encontraba. “Por la presente perdono a Libertad y a Campana. Enhorabuena, pájaros”.
Para Campana (”Bell”) y Libertad (”Liberty”), dos machos blancos de cuatro meses y veinte kilos cada uno, estos han sido días de gran ajetreo. Seleccionados en una granja en la localidad de Willmar, en Minnesota, habían llegado este fin de semana a Washington para su presentación oficial y la ceremonia de su nueva vida. Se habían alojado en el Willard, un hotel de cinco estrellas y uno de los establecimientos más lujosos en las cercanías de la Casa Blanca. “Se registraron, subieron a sus habitaciones, vieron en el mapa qué se puede hacer en la ciudad, se dieron un baño de espuma y me cuentan que se tomaron algo del minibar”, declaraba el gerente del alojamiento, Markus Platzer, en una rueda de prensa para presentar a la pareja.
También disfrutaron de lujo por el camino. Los dos animales, cuyos nombres se eligieron en alusión a la Campana de la Libertad que convocaba las reuniones de los congresistas en el camino a la independencia de Estados Unidos en Filadelfia en 1776, habían sido transportados en una limusina Cadillac -dentro de una jaula, eso sí- en las veinte horas de viaje por carretera desde Willmar a Washington, completadas a lo largo de tres días.
Ambos ejemplares habían sido seleccionados, además de su blancura inmaculada, por su personalidad extrovertida, más propicia a resistir sin incidentes una ceremonia con el nivel de ajetreo como la de este lunes en la Casa Blanca. “Están totalmente listos para una gran audiencia”, aseguraba Steve Lykken, el presidente de la Fundación Nacional del Pavo. Esta organización es la responsable de proponer las parejas de pavos que puedan beneficiarse del indulto, de las que se selecciona una por votación popular.
Cada año se sacrifican y se consumen millones de pavos por estas fechas en Estados Unidos. Este ave es el plato estrella y el alimento tradicional en la comida de Acción de Gracias, que conmemora la ayuda en forma de comida que los primeros colonos británicos recibieron de la población nativa en su primer y duro invierno. Desde hace décadas, a la tradición se ha sumado el perdón presidencial de la pareja de pavos: el indultado oficial y su sustituto.
Según la tradición, la primera persona que pidió el indulto de un pavo fue el hijo del que acabaría siendo presidente Abraham Lincoln, que pidió a su padre que no sacrificaran al animal que la familia pensaba comer en Acción de Gracias. En el siglo XX, el presidente Harry Truman se convirtió en el primer jefe de Estado en aceptar el regalo de un pavo de la Fundación.
Pero hubo que esperar al mandato de John F. Kennedy (1961-1963) para que un presidente estadounidense perdonara la vida a un pavo en la residencia presidencial estadounidense. Y sus sucesores Richard Nixon y Gerald Ford no continuaron esa incipiente tradición. Quien relanzó la idea y la convirtió en un acontecimiento anual fue el presidente George Bush en 1989. Desde entonces, todos los jefes de Estado del país han indultado a una pareja de pavos, desde Bill Clinton hasta el antecesor de Biden, Donald Trump.
Una vez concluida la ceremonia en la Casa Blanca, y formalizado el indulto, Campana y Libertad emprendían regreso a su estado de origen. Allí se hará cargo de ellos la Facultad de Alimentación y Ciencias Agrícolas y de los Recursos Naturales de la Universidad de Minnesota, en cuyas granjas residirán el resto de sus días.
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