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La Casa Blanca pide al Congreso de EE UU más de 100.000 millones para Ucrania, Israel y la frontera con México

La propuesta encara un duro camino para su aprobación: la Cámara de Representantes, que debe dar su visto bueno, sigue paralizada y sin presidente

Casa Blanca Congreso EEUU
La Cámara de Representantes de EE UU.JONATHAN ERNST (REUTERS)
Macarena Vidal Liy

Estados Unidos ha solicitado al Congreso este viernes la aprobación de un fondo de más de 105.000 millones de dólares (unos 100.000 millones de euros), que se destinarán principalmente a la ayuda militar a Ucrania y a Israel, además de la protección de la frontera con México y otros fines de seguridad nacional.

La petición, incluida en una carta al presidente interino de la Cámara de Representantes, Patrick McHenry, llega apenas horas después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, anunciara en un discurso televisado desde el Despacho Oval que solicitaría una partida de miles de millones de dólares para cubrir las “necesidades de seguridad nacional de Estados Unidos” y el apoyo “a socios fundamentales”.

“El mundo está mirando y el pueblo estadounidense espera, con razón, que sus líderes se unan y cumplan esas prioridades”, apuntaba la directora de la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca, Shalanda Young, en la carta a McHenry.

Si el Congreso aprueba esta ayuda en las cantidades que ha solicitado la Administración, un total de 61.400 millones de dólares se destinará a la asistencia a Ucrania, para que el país invadido por Rusia pueda tratar de recuperar su territorio ocupado. En torno a 14.300 millones de dólares se destinarán a Israel para su guerra contra la milicia radical palestina Hamás. Otros 9.150 millones se emplearán en asistencia humanitaria a Ucrania, Israel, la franja de Gaza y “otras necesidades”.

En concreto, los fondos para Ucrania se emplearán en la compra de armamento y material de defensa, proporcionar asistencia a los ucranios desplazados por la guerra y costear “servicios fundamentales para la población y el sustento de su economía”, entre otras cosas, según recoge una hoja informativa publicada por la Casa Blanca.

La partida para Israel se dedicará a reponer municiones y otros materiales de defensa que el Pentágono ya ha ido entregando a ese país para que pueda protegerse. El material incluye también apoyo para los sistemas Cúpula de Hierro de defensa antimisiles.

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Más de 50.000 millones de los fondos solicitados se invertirán en la industria de defensa estadounidense, lo que, según la Casa Blanca, permitirá garantizar que sus Fuerzas Armadas tienen cubiertas sus necesidades. Sin fondos para compensar el material que ha ido transfiriendo a Ucrania y a Israel, “nuestro Departamento de Defensa no estaría en condiciones de reponer esos equipos, degradando así la capacidad de respuesta estadounidense”.

Estos fondos también se emplearán en costear operaciones de seguridad en la frontera con México —incluye un presupuesto para el despliegue de 1.300 agentes adicionales de la Patrulla Fronteriza—, luchar contra el tráfico de fentanilo y ofrecer servicios a los migrantes. Igualmente, según explicaba la directora de la Oficina de Gestión y Presupuesto, Shalanda Young, aportarán “recursos para garantizar que podemos competir con China al ofrecer a países en desarrollo propuestas con mejor rendimiento” y para “reforzar la seguridad y la estabilidad en el Indo-Pacífico”.

Al anunciar que pediría esta partida, Biden había asegurado que se trata de “una inversión sensata que acarreará beneficios a la seguridad estadounidense durante generaciones, ayudándonos a mantener la seguridad de las tropas estadounidenses y a construir un mundo más seguro, más pacífico y más próspero para nuestros hijos y nuestros nietos”.

“Estos conflictos pueden parecer muy lejanos, pero el resultado de estas luchas por la democracia contra el terrorismo y la tiranía son vitales para la seguridad del pueblo estadounidense”, apuntaba, por su parte, el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, en una charla telefónica con periodistas.

Pero la solicitud del presidente puede atravesar grandes escollos para su aprobación. La Cámara de Representantes, que debe dar el visto bueno junto al Senado, se encuentra sin presidente desde hace más de dos semanas, lo que paraliza sus operaciones. El Partido Republicano, cuyas divisiones internas forzaron la salida del hasta entonces speaker, Kevin McCarthy, no consigue ponerse de acuerdo para nombrar un reemplazo, y no se divisan progresos en el horizonte inmediato. Este jueves el legislador conservador Jim Jordan volvió a ver rechazada su candidatura, en su tercera ronda de votaciones.

La idea de presentar las peticiones de presupuesto para causas tan diferentes en una sola solicitud busca aumentar sus posibilidades de aprobación en la Cámara de Representantes, bajo control republicano. Una solicitud previa de fondos para Ucrania había fracasado en septiembre ante la oposición del ala de la derecha radical republicana en la Cámara de Representantes. Ese grupo de congresistas considera que ya se ha dedicado demasiado presupuesto a una guerra de la que no se ve el final y ese dinero debería destinarse a otras prioridades dentro de Estados Unidos, incluida la protección de la frontera contra la inmigración ilegal.

El apoyo a la asistencia militar para el país invadido es mayoritario en el Congreso, pero dado que los republicanos cuentan con una mayoría muy pequeña en la Cámara, estos legisladores mantienen una influencia desproporcionada en esa institución.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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