Borrell inicia su viaje a Cuba con un espaldarazo al sector privado de la isla
La Unión Europea está dispuesta a colaborar en la profundización de la reforma económica del país
El primer viaje de Josep Borrell a La Habana como alto representante de la Política Exterior de la Unión Europea comenzó este jueves con una muestra clara de respaldo al cada vez más importante sector privado cubano y un mensaje a las autoridades de que Bruselas está dispuesta a colaborar en la profundización de la reforma económica que tiene lugar en la isla, cuando el país atraviesa una de las peores crisis de su historia, que se ha traducido en un malestar social sin precedentes. La visita de Borrell, que durará hasta el sábado, se produce en un momento especialmente complejo para el Gobierno de Miguel Díaz-Canel, que en los últimos meses ha incrementado exponencialmente su acercamiento a Rusia tanto en lo económico como en lo político. Ante esta situación, la diplomacia europea trata de mantener abiertos los canales de interlocución e influencia, preservando los espacios creados a partir de 2017 con el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre Cuba y la UE, con el que se puso fin a las dos décadas de distanciamiento que supuso la llamada posición común europea promovida por el expresidente español José María Aznar.
Dentro de este diálogo, para los Veintisiete es de suma importancia el siempre delicado asunto del avance en materia de derechos humanos, que se tratará el viernes en las conversaciones oficiales y que genera no pocas fricciones en la parte cubana, aunque al menos ahora se puede hablar oficialmente. Para La Habana, uno de los temas clave es el de la condena europea al embargo estadounidense y el respaldo a sus esfuerzos diplomáticos para que la Administración Biden saque a la isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo, algo que Borrell ya ha planteado en el pasado a sus interlocutores en Washington, aunque nada se ha movido hasta ahora. La imagen en Cuba, básicamente, sigue siendo de guerra fría, con Rusia cada vez más cerca e inmersa en la guerra de Ucrania y el Gobierno cubano atrincherado frente a la política norteamericana, que considera la causa de todos sus males. Ante este escenario, Europa juega sus cartas, que son de compromiso “constructivo” pero a la vez “crítico” en diversos temas; esto es, no romper la baraja y poco a poco conseguir avances.
En medio de la crisis galopante actual, la luz verde dada en 2021 a la creación de mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas) privadas, con personalidad jurídica y hasta 100 trabajadores, ha abierto un escenario nuevo en la isla. Ya se han creado cerca de 8.000, y pese a que todavía operan con no pocas trabas burocráticas, han cambiado el panorama económico de Cuba –uno de cada tres cubanos trabajan ya en el sector privado, que aporta casi un 12% del PIB, una realidad impensable hace tan solo una década-.
Precisamente, el primer acto público de Borrell en Cuba fue un encuentro con representantes de las nuevas mipymes, que le explicaron las potencialidades de esta apertura y los problemas a que se enfrentan para que sus negocios prosperen. “Sabemos que el contexto actual está lleno de retos para las mipymes y los nuevos actores económicos, pero también de oportunidades formidables”, expresó el jefe de la diplomacia europea, señalando que la UE estaba a su servicio “para apoyarles y trabajar con las autoridades en la búsqueda de soluciones para hacer su aportación a la sociedad más viable”.
La UE apuesta por trabajar con los ministerios cubanos competentes para intercambiar “mejores prácticas y experiencias” en materia de legislación que contribuyan a modernizar la economía y estimular las mipymes de diversos modos –con cursos de formación, apoyo técnico, asesoramiento, acceso a financiación, etc.-, y también contribuir a una mayor seguridad jurídica, hizo saber Borrell, que por la tarde tenía previsto encontrarse con empresarios europeos –la UE es líder en inversiones e intercambios comerciales con la isla- para expresarles igualmente su apoyo y respaldo. En el periodo 2021-2024, la UE tiene previsto desembolsar 91 millones de euros en diversos convenios de colaboración, de los cuales 14 están destinados al emergente sector de las mipymes, cifra que podría incrementarse en los próximos años.
En su primer día en Cuba también sostuvo un encuentro con el episcopado cubano, y el viernes se reunirá con el canciller cubano, Bruno Rodríguez, para celebrar el tercer Consejo Conjunto UE-Cuba, como parte del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre Cuba y la Unión Europea. El último encuentro físico de este formato se celebró en septiembre de 2019, cuando la diplomacia de la UE estaba aún en manos de Federica Mogherini. Un mes después, Borrell viajó a La Habana, aunque en calidad de ministro de Asuntos Exteriores español, en una de sus últimas misiones antes de asumir la cartera diplomática de manos de la italiana, en diciembre de ese año. Dos años más tarde, en 2021, ya con Borrell al frente, la cita se limitó a un mero encuentro informal por videoconferencia, debido a la pandemia.
Antes del viaje de Borrell a Cuba varias ONG le pidieron que en sus conversaciones de alto nivel abordara el tema de los más de 700 presos por las masivas manifestaciones del 11 de julio de 2021 –algo que Borrell ya condenó en su momento- y exigiese su liberación. Como se tocará el tema, y si el jefe de la diplomacia europea pedirá algún tipo de “gesto” a la parte cubana, no se sabe. Es presumible que ocurrirá, pero en cualquier caso será de forma discreta, pues la actual posición europea es la de mantener abiertos los canales de comunicación para poder ejercer influencia, además de que la visita de Borrell ha de leerse también clave multilateral, como parte del acercamiento de la UE a los países latinoamericanos y caribeños en vísperas de la próxima cumbre UE-CELAC, que se celebrará en Bruselas el 17 y 18 de julio. Fuentes europeas señalan que Cuba es una “voz importante” entre los países en desarrollo como presidente pro témpore del grupo de 134 países en desarrollo que forman el G-77+China. Y si Cuba solicita a Europa que se implique más activamente en lograr que EEUU cambié su política de asfixia y saque a la isla de la lista de países que no colaboran en la lucha contra el terrorismo, ahí está de nuevo la vieja disyuntiva diplomática del “ayúdame que yo te ayudaré”.
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