El Parlamento cubano reelige a Díaz-Canel como presidente, quien apuesta por más continuidad dentro de la continuidad
Raúl Castro, a punto de cumplir 92 años, recibe los elogios de la Asamblea Nacional como líder indiscutible de la revolución
No hubo la más mínima sorpresa en la constitución del nuevo Parlamento cubano. Como todo el mundo esperaba, el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, que es a su vez el primer secretario del Partido Comunista de Cuba, fue reelegido este miércoles para un segundo mandato. También repetirán en sus puestos el primer ministro, Manuel Marrero, y la plana mayor de la actual cúpula de Gobierno y del Consejo de Estado, así como los dirigentes históricos que siguen activos, con o sin cargos, y que mantienen intacta su cuota en el poder pese a su avanzada edad. Raúl Castro, que en junio cumplirá 92 años, asistió con buen aspecto a la sesión constitutiva de la décima legislatura de la Asamblea Nacional, y a él se refirieron casi todos los oradores como el líder indiscutible de la revolución.
Hace cinco años, cuando fue designado presidente, Díaz-Canel asumió la “continuidad” como su principal guía y lema de gobierno. Hoy, cuando la isla atraviesa una de las peores crisis de su historia y los retos son inmensos, nadie parece dudar de que el enfoque para el próximo lustro será el de la continuidad dentro de la continuidad. En el nuevo gabinete, de 29 carteras, solo cambian cuatro de sus titulares: los ministros de Educación, Educación Superior, Finanzas y Precios y también el de Comercio Exterior e Inversión Extranjera. Este importante ministerio, que durante 15 años fue dirigido por Rodrigo Malmierca, representante de una generación intermedia, vuelve a manos del histórico Ricardo Cabrisas, un veterano (nacido en 1937) que ha sido responsable en diferentes momentos de los principales puestos económicos.
Se mantienen como viceprimeros ministros el propio Cabrisas, Inés María Chapman, Jorge Luís Tapia, Alejandro Gil (titular de Economía), José Luís Perdomo y el histórico Ramiro Valdés, de 90 años, quien fuera dos veces ministro del Interior. También fue reelecto como presidente del Parlamento el veterano Esteban Lazo, y siguen en sus puestos los titulares de los ministerios más importantes, incluidos Relaciones Exteriores, Turismo, Fuerzas Armadas, Salud Pública, Interior e Industria. Como es costumbre en el Parlamento cubano, que en esta legislatura pasó de 605 diputados a 470, las votaciones para elegir a estos altos cargos fueron por unanimidad o abrumadora mayoría.
Tras constituirse la Asamblea Nacional y el Gobierno, el primero en hablar fue Marrero, exministro de Turismo y uno de los hombres fuertes de la nueva generación de dirigentes, que hizo un discurso de barricada pero autocrítico, destacando su “inconformidad como jefe de Gobierno por no haber alcanzado los objetivos esperados por el pueblo”. Habló de los desafío de los últimos años y mencionó como la primera casusa de las dificultades que atraviesa su país el “recrudecimiento del bloqueo norteamericano” y los intentos de Estados Unidos por “subvertir el orden” en la isla, y después al impacto de la crisis agudizado por la epidemia de covid-19. Dijo que el de ahora sería “un gobierno en la calle al lado del pueblo” que lucharía por “eliminar las trabas y obstáculos que generaran insatisfacciones en la población”, y puso énfasis en la necesidad de “producir más” y de enfrentar “la inflación”, que se ha disparado exponencialmente en los últimos dos años coincidiendo con la implementación fallida unificación monetaria, lo que ha provocado que los cubanos pierdan gran parte de su poder adquisitivo.
Díaz-Canel intervino después y agradeció a Raúl Castro “el apoyo y la confianza depositadas”, que, dijo, no defraudaría jamás. Habló también del embargo norteamericano como la causa mayor de las angustias cubanas, denunciando que esta política recrudecida por Trump y que “Biden mantiene” pretende agudizar los problemas internos para intentar rendir a Cuba por hambre. Afirmó que Washington brindaba “apoyo financiero” a los “mercenarios” que desde dentro tratan de generar el caos en el país, y también se refirió a la existencia de una “campaña mediática” internacional para tatar de desvirtuar los resultados de las últimas citas electorales en Cuba, destacando la alta abstención. El presidente cubano defendió el sistema de partido único existente en la isla y dijo que este era necesario para lograr la unidad, y estableció como prioridades para salir del agujero económico centrarse “en la producción de alimentos, la eficiencia de los procesos inversionistas, el desarrollo de la empresa estatal socialista, la complementariedad de los diferentes actores económicos y enfrentar la inflación”. “Debemos”, dijo, “asumir el gigantesco desafío sin desalientos”.
El mandatario afirmó ser consciente de como impactaba en la juventud la crisis y el deterioro de las condiciones de vida, y expresó su preocupación por la “alta migración” registrada en los últimos tiempos –según datos de Estados Unidos, en 2022 cerca de 300.000 cubanos entraron ilegalmente a su territorio por la frontera mexicana-. “No podemos ser parte de la politización de la migración cubana que defiende nuestro enemigo, sino establecer una relación con la emigración cubana desde la cercanía, porque su patria los respeta”, opinó, señalando que “los que aquí estamos resistiendo y construyendo contamos con esos cubanos”, pero no con los que le han vendido “el alma al diablo”.
“La revolución es el método, la vía para conquistar la mayor justicia y bienestar posible”, expresó, reforzando su apuesta por la continuidad.
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