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Meloni desafía a los sindicatos con una reforma laboral por decreto en pleno Primero de Mayo

La primera ministra reúne al Consejo de Ministros para aprobar medidas de flexibilidad sin apenas debate con las partes implicadas, que critican su acto de “arrogancia”

La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, el pasado 5 de abril en Roma.
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, el pasado 5 de abril en Roma.REMO CASILLI (REUTERS)
Daniel Verdú

Giorgia Meloni se siente cómoda seis meses después de empezar a gobernar. O al menos eso parece. Los sondeos, aunque ha perdido algún punto, no son malos. Y la oposición sigue tratando de buscar un rumbo que le permita recibir legítimamente ese nombre. De modo que la primera ministra puede concederse desafíos retóricos y simbólicos como el del pasado 25 de abril, cuando se apuntó al revisionismo histórico el día de la Liberación de Italia. O el de echarle un pulso a los sindicatos en pleno Primero de Mayo, día de los trabajadores, convocando un Consejo de Ministros para aprobar por decreto una reforma laboral parcial sin el consenso de las partes implicadas y liquidar la renta ciudadana que instauró el Gobierno del Movimiento 5 Estrellas. “El Primero de Mayo no pertenece en exclusiva a la izquierda. Yo también he dado respuestas”, lanzó antes de consensuarlas. “Es un acto de arrogancia”, le contestó Maurizio Landini, líder del CGIL (Confederación General Italiana del Trabajo), principal sindicato del país.

La fiesta del trabajador sigue siendo un momento muy relevante en Italia. Roma corta las calles del centro para celebrar un enorme concierto ante la basílica de San Juan de Letrán que organizan los sindicatos. El momento suele ser también el escenario de mensajes críticos al Ejecutivo de turno y a la derecha. Pero Meloni lleva tiempo intentando romper ese esquema. El año pasado, de hecho, convocó la conferencia programática del partido ese mismo día en Milán y lanzó un mensaje similar: el mundo del trabajo no es patrimonio de la izquierda. Lo que dice su reforma, sin embargo, tiene algunos matices respecto a la retórica. También su pelea con los sindicatos, que la acusaron de convocar un Consejo de Ministros que “deseduca” en un día consagrado a la celebración. “Si es así, también debería serlo el concierto [de los sindicatos]”, replicó ella en un extraño giro.

Media Italia estaba de puente. Pero Meloni convocó la noche del domingo a los principales líderes sindicales en el palacio Chigi, sede del Ejecutivo, para ilustrarles sobre los puntos principales de un decreto ley que contiene reformas del mercado laboral y de los tipos de contrato, entre otras cosas. Y aunque los sindicatos apreciaron algunas mejoras que valoraron, mantuvieron sus reservas en muchos otros aspectos a la espera de conocer el texto final, que no les fue mostrado. “Cada coma puede cambiar el sentido” de una legislación, advirtieron antes de salir de la reunión algo contrariados.

Jornada simbólica

Meloni había prometido muchas de estas medidas en campaña electoral y el mejor momento para hacerlo, desde un punto de vista del apoyo, es esta primera recta de su mandato. El día elegido, sin embargo, no parece casualidad. La idea adelantada en algunos medios italianos es que la reforma aumente el sueldo de los trabajadores que ganen hasta 35.000 euros anuales, reduciendo la llamada cuña fiscal (el peso de las cotizaciones sociales y del IRPF sobre el salario del empleado), y facilite el acceso a las prestaciones por desempleo. También tendrán reducciones fiscales de hasta 3.000 euros los trabajadores con hijos, una medida que busca incentivar la natalidad ante la enorme crisis que atraviesa el país.

Meloni también liquidará la renta de ciudadanía, el sistema de subsidios aprobado como medida estrella por el Movimiento 5 Estrellas (M5S) cuando accedió al poder en 2018. Hoy la perciben en Italia 1,05 millones de hogares, con un importe medio de 581 euros (según datos de la Seguridad Social italiana). En algunas regiones del sur, como Campania, llega hasta el 12% de las familias. La iniciativa, sin embargo, también provocó un agujero enorme en las cuentas del Estado y se convirtió en un terreno abonado para el fraude. Ahora debería sustituirse con otros planes que eviten un descalabro social en el sur, caladero de votos del periodo de esplendor del M5S.

El problema principal, desde el punto de vista de los trabajadores, será la ampliación de los contratos temporales. El M5S, en el conocido como decreto dignidad, había limitado este tipo de contratación, estableciendo que solo podían durar 12 meses, prorrogable en otro año solo en pocos casos. La reforma de Meloni ampliaría la lista de supuestos por los que se permite la renovación temporal hasta los 36 meses. Las medidas estarán financiadas con la desviación de déficit de 3.400 millones de euros en 2023 y de 4.500 millones en 2024 aprobada esta semana en el Parlamento, dentro del Documento de Economía y Finanzas (DEF), la estrategia económica para los próximos años.

Landini ha anunciado que mantiene las manifestaciones convocadas próximamente en distintas ciudades italianas. Porque el principal aspecto de esta reforma es la reducción hasta finales de año de la presión fiscal a los contratos, del 6% para los inferiores a 35.000 euros anuales y del 7% a los de 25.000 euros. Sobre esto, Landini reconoció que “va en la dirección” que se le pedía al Gobierno, pero el problema es que es “una medida temporal, que no tiene perspectiva, que dura solo algunos meses”.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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