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La sombra de la corrupción se cierne sobre Clarence Thomas, el juez más conservador del Supremo de EE UU

El magistrado no declaró los viajes de lujo pagados por un amigo suyo, conocido contribuyente republicano, durante 20 años

María Antonia Sánchez-Vallejo
Justice Clarence Thomas poses for the official Supreme Court portrait in October in Washington.
El juez Clarence Thomas posa para el retrato oficial del Tribunal Supremo, en octubre en Washington.OLIVIER DOULIERY (AFP)

El juez más conservador del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Clarence Thomas, se encuentra en el ojo del huracán por no declarar ni rendir cuentas de los agasajos que ha recibido durante años de un entusiasta contribuyente a las campañas republicanas, íntimo amigo suyo.

Thomas, contrario al aborto y a los derechos de los homosexuales y autor de algunos de los fallos más conservadores del alto tribunal, se ha defendido este viernes restando importancia a las estancias en hoteles de lujo, los vuelos en avión privado y los cruceros que él y su esposa, Victoria Ginni Thomas, han disfrutado durante 20 años gracias a la generosidad de su multimillonario “amigo” Harlan Crow, un magnate inmobiliario que es asimismo un conocido donante republicano. El escándalo fue revelado el jueves por el medio de investigación ProPublica.

“Harlan y Kathy Crow forman parte de nuestros mejores amigos”, ha justificado Thomas, de 74 años, en un comunicado divulgado hoy por el Tribunal Supremo. “Como suelen hacer los amigos, nosotros [él y su esposa] los hemos acompañado en un cierto número de viajes”. El decano del Supremo más conservador de la historia de EE UU, gracias al giro a la derecha impreso por la presidencia de Donald Trump, ha asegurado también que desconocía las normas sobre la declaración de este tipo de regalos, pese a la existencia de una ley anticorrupción, adoptada en los años setenta tras el escándalo del Watergate, que obliga a la transparencia.

“Cuando llegué al Supremo [en 1991], pregunté a mis colegas y a otros miembros del poder judicial y se me informó de que no tenía que reportar este tipo de hospitalidades por parte de amigos personales no vinculados con el tribunal”, explica en el comunicado, subrayando que desde entonces se ha “esforzado” en respetar las normas. No obstante, reconoce implícitamente, después de modificarse el mes pasado el reglamento interno del poder judicial, su intención es “cumplir [sus requerimientos] de cara al futuro. La Conferencia Judicial de EE UU, el órgano de gobierno de los jueces, adoptó en marzo normas más estrictas que exigen a los magistrados revelar los viajes en avión privado y las estancias en lugares como complejos turísticos.

Según ProPublica, Thomas disfrutó de travesías por todo el mundo en el yate de lujo de Crow, viajes en su avión privado y estancias en un exclusivo complejo solo para hombres en California, además de viajar al rancho del magnate en el este de Texas y pasar una semana todos los veranos en un complejo privado que Crow posee en las montañas Adirondack, al noreste del Estado de Nueva York.

Otros conflictos de intereses

No es la primera vez que el nombre de Thomas se ve envuelto en una polémica. Su esposa, Ginni, lobista y activista ultraconservadora, se vio involucrada en su día en la campaña de denuncia de Donald Trump del supuesto fraude electoral de 2020, con la que pretendió demostrar -infundadamente- que las presidenciales le fueron robadas. Una vez revelados los mensajes de texto y correos electrónicos que Ginni Thomas envió para apoyar la causa de Trump, los demócratas denunciaron un supuesto conflicto de intereses y pidieron al juez que se recusara de cualquier litigio electoral.

Thomas fue nombrado para el Supremo en 1991 por el presidente republicano George Bush padre. Fue confirmado en el cargo pese a las acusaciones de acoso sexual por parte de Anita Hill, una antigua ayudante, que el juez siempre ha negado tildándolas de “linchamiento high tech”. El magistrado es también un alcohólico rehabilitado.

La revelación de los pagos en especie recibidos de Crow ha alimentado las peticiones de dimisión inmediata por parte de algunos demócratas electos. Pese al parón de la vida pública por las vacaciones de primavera, coincidentes con la Semana Santa, y al práctico monopolio informativo del caso Trump durante estos días, la controversia en torno a Thomas crece por momentos y amenaza con convertirse en una bola de nieve para los republicanos, además de atizar la polarización existente.

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