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Nueva York internará en psiquiátricos contra su voluntad a las personas sin hogar con trastornos mentales graves

El alcalde Adams anuncia un plan para limpiar el metro de indigentes aunque estos no representen un peligro inminente

María Antonia Sánchez-Vallejo
Personas sin hogar en Nueva York
Un trabajador social y un policía atienden a un hombre en un andén del metro de Nueva York, en 2020.John Minchillo (AP)

Las personas sin hogar con trastornos mentales graves podrán ser internadas contra su voluntad en centros psiquiátricos en Nueva York, ha anunciado este martes el alcalde, Eric Adams. El plan, de 11 puntos, aspira a resolver “la actual crisis de personas con enfermedades mentales graves que se quedan sin tratamiento y sin refugio en las calles y el metro de la ciudad”. Una medida polémica, que sobreviene a una iniciativa para limpiar el metro neoyorquino emprendida por la alcaldía en febrero con el objetivo de aumentar la sensación seguridad en el suburbano y de mejorar su imagen.

En lo que va de año la Gran Manzana ha experimentado varios sucesos protagonizados por enfermos mentales no tratados, como el indigente que arrojó en enero a una mujer a las vías del metro, el asaltante del MoMa que burló los controles de entrada y apuñaló a varios visitantes o, en fin, el tiroteo que dejó una veintena de heridos en un vagón de metro en abril, un suceso que conmocionó a la ciudad al yugular su principal arteria, el suburbano. En paralelo, la abundante cobertura mediática de todos y cada uno de los sucesos se ha ido sustanciando en una criminalización creciente de los homeless abandonados por el sistema, en un claro proceso de estigmatización pública.

El alcalde Adams ha detallado su plan, una “visión compasiva” para abordar esta crisis, comenzando por una directiva urgente a las agencias de la ciudad, de la policía a los servicios sociales, y a todos los profesionales que participan en la evaluación de las personas con indicios de trastorno psiquiátrico para que reciban la atención que necesitan. Para garantizar esa “atención compasiva” se dará formación específica a los agentes de policía y resto de trabajadores que decidan el internamiento forzoso, sin el concurso de un juez o un especialista. El alcalde afirmó que Nueva York tiene “la obligación moral” de hacer frente a “una crisis que vemos a nuestro alrededor”, mediante la hospitalización involuntaria de individuos aunque estos no supongan un riesgo inmediato para sí mismos o para terceros. Este es el punto más controvertido y sensible de los planes del regidor.

Según el documento titulado Derechos de los pacientes hospitalizados en los centros psiquiátricos de la oficina de salud mental del Estado de NT, una publicación oficial de la agencia de salud, la admisión involuntaria de un paciente puede llevarse a cabo únicamente en uno de estos tres casos: si dos médicos certifican que necesita tratamiento (para ser retenido hasta 60 días, más sólo previa autorización judicial), por indicación de los servicios sociales comunitarios o, en una admisión de emergencia, “por altas probabilidades de causar daños a terceros o a sí mismo, por lo que se requiere hospitalización [con una retención máxima] hasta 15 días”. El anuncio de Adams no recoge la tercera eventualidad.

La agenda de Adams apunta a las lagunas de la Ley de Higiene Mental del Estado de Nueva York, que a su juicio multiplican los desafíos a la hora de satisfacer “las necesidades de sus residentes más vulnerables con enfermedades mentales graves”. El polémico regidor, demócrata moderado pero con un claro mensaje de mano dura en cuestiones de seguridad y recortes en gasto social -en escuelas públicas, por ejemplo-, ha anunciado el despliegue de nuevos equipos clínicos de respuesta conjunta en el metro, es decir, un refuerzo de los desplegados en la gran campaña de limpieza que la ciudad emprendió a finales de febrero tras la muerte, arrollada por el tren, de la mujer que fue empujada a las vías por un hombre con un largo historial de padecimientos mentales no tratados. El discurso de Adams obvia el supuesto de la potencialidad de causar un daño grave que sí recoge el vademécum de la agencia de salud mental de la ciudad.

A este respecto, Adams ha calificado de “mito persistente” ese criterio legal, a saber , la existencia de un “acto manifiesto” que demuestre que la persona es violenta, tiene tendencias suicidas o un comportamiento peligroso que pueda provocar un daño inminente. “Persiste el malentendido común de que no podemos prestar asistencia [internamiento] involuntaria a menos que la persona sea violenta”, dijo Adams. “Hay que acabar con este mito. En el futuro, haremos todo lo posible para ayudar a quienes padecen enfermedades mentales y cuya enfermedad les pone en peligro al impedirles satisfacer sus necesidades humanas básicas”.

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El anuncio de Adams será probablemente blanco de las críticas de ONG y trabajadores sociales, como sucedió al lanzar el citado programa de limpieza del metro. La presencia de indigentes en el suburbano es un fenómeno que, con la inminente llegada del invierno, no hará sino reproducirse en los pasillos y los andenes del principal medio de transporte público de la ciudad, abierto las 24 horas, con 472 estaciones y cientos de kilómetros en vías, pero también de andenes, vestíbulos y pasillos, que ofrecen el único refugio posible a miles de indigentes por falta de suficientes plazas en los albergues.

Su gestión de la crisis migratoria, protagonizada por miles de centroamericanos enviados desde la primavera en autobuses por el gobernador de Texas, ha sido también motivo de polémica, y muy en concreto la apertura y subsiguiente cierre de un campamento para los desplazados en la isla de Randalls, al norte de Manhattan. Adams, que publicitó la inauguración del centro con gran estruendo mediático, señaló pocas semanas después que no era necesario pero destinó casi 700.000 dólares a montarlo.

La ciudad dará instrucciones a los hospitales para que retengan a los pacientes internados a la fuerza hasta que estén estables, y les den el alta sólo cuando haya un plan viable para derivarlos a la atención continua. La escasez de camas psiquiátricas tampoco parece ser un problema para el regidor, quien señaló que la gobernadora Kathy Hochul ha aprobado incrementar en 50 las disponibles, en una ciudad de ocho millones de habitantes. “Vamos a encontrar una cama para todos”, dijo el alcalde.

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