El colíder del SPD alemán: “Una UE fuerte y con valores socialdemócratas es la mejor garantía de paz, libertad y justicia”
Lars Klingbeil ha realizado una minigira, por Oslo, Lisboa y Madrid, para verse con socialistas de otros países y consolidar un proyecto fuerte para Europa
No formaba parte del plan de viaje, pero la primera ola de calor de la temporada ha sorprendido a Lars Klingbeil (Soltau, Alemania; 44 años) en Madrid. El colíder del partido socialdemócrata alemán (SPD), puesto que ejerce junto a Saskia Esken desde diciembre de 2021, se ha reunido con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha realizado una visita a la bancada socialista en el Congreso y ha hablado con miembros de think tanks, cita organizada por la Fundacion Ebert y Agenda Publica. España forma parte de una pequeña gira europea que le ha llevado a Portugal, Suecia o Bélgica para hablar sobre el papel de la socialdemocracia en la UE, que considera “la mejor garantía de paz, libertad y justicia”, y el cambio de época que supone la guerra de Rusia en Ucrania. “He nacido como privilegiado, en un ambiente de paz, estabilidad y calma. Y ahora me encuentro al frente del partido en tiempos de graves crisis. Nuestra generación tiene que tomar muchas decisiones fundamentales y difíciles”, afirma en la sede madrileña de la Fundación Friedrich Ebert este jueves.
Pregunta. Por primera vez en mucho tiempo, los socialdemócratas lideran el Gobierno alemán al frente de una coalición. ¿El SPD ha recuperado el pulso?
Respuesta. Efectivamente, es el primer Gobierno progresista que formamos en mucho tiempo, junto a liberales y Los Verdes; es un gran éxito. Como secretario general del partido, dirigí la campaña electoral de Olaf Scholz. Nadie creía realmente que fuésemos a lograrlo. Ganamos y al poco llegó una pandemia, la guerra en Ucrania, la inflación… Lo que significa una gran responsabilidad porque la población ha sufrido muchos impactos. Creo que en estos momentos ―Alemania, España, Europa― necesitamos más socialdemocracia.
P. Hay países, como Francia, Polonia o Hungría, donde su familia política sufre.
R. He visto recientes encuestas sobre Italia y se ve que también la socialdemocracia está recuperando el liderazgo. A finales de este mes viajaré a Polonia y a los países bálticos: tenemos que volver a ser más fuertes en estos países. Por eso, los socialdemócratas nos tenemos que ayudar mutuamente. Una UE fuerte y con valores socialdemócratas es la mejor garantía de paz, libertad y justicia.
P. Acaban de celebrarse elecciones en los Länder de Renania del Norte-Westfalia, el más grande del país, y Schleswig-Holstein, y el SPD ha tenido malos resultados en ambas regiones.
R. Antes de estas votaciones, hubo elecciones en Sarre. Allí obtuvimos mayoría absoluta. A pesar de ello, es cierto que en estas últimas hemos cosechado peores resultados. Las encuestas nos dicen que la gente no votó al SPD porque se sintió abandonada ante la inflación y el aumento de los precios de la energía. Por eso, en la Ejecutiva del partido hemos iniciado un debate. Una de las medidas que hemos planteado es que algunas compañías —energéticas, petroleras o las que obtienen amplios beneficios de la guerra y de la crisis— deberían participar más en la financiación del bien común; subir impuestos a esas empresas es correcto. Ese aumento también es una propuesta de la Comisión Europea.
P. Hay ciertos partidos, como sus socios liberales o muchos de la esfera conservadora, reticentes o directamente contrarios a cualquier subida de impuestos.
R. Los Verdes apoyan esta idea, pero es cierto que los liberales se muestran más escépticos. La cuestión, la gran cuestión, es cómo vamos a financiar la consolidación del Estado social; la digitalización; ponerle freno a la deuda…
P. ¿Qué le parece a los alemanes?
R. Creo que lo entienden. Desde que se planteó la propuesta de gravar más los beneficios empresariales mencionados, he recibido muchas muestras de apoyo. También del sector empresarial.
P. Rusia ha anunciado un recorte del suministro de gas para Italia y para Alemania. ¿Qué previsiones barajan para el invierno?
R. Nos tenemos que preparar para todos los escenarios posibles porque, realmente, nadie sabe lo que va a hacer [el presidente ruso, Vladímir] Putin. Ahora, estamos haciendo acopio de reservas. Y el ministro de Economía [y vicecanciller, de Los Verdes], Robert Habeck, está realizando un llamamiento a la población para que ahorren energía. A la vez, debemos acelerar la transformación energética. También, librarnos de la dependencia del petróleo ruso ―algo que espero que logremos a finales de este año―, así como del gas, que esperamos dejar en 2024. Por otro lado, emerge una oportunidad con el gas natural licuado (GNL). Estamos trabajando a toda máquina para que Putin no nos chantajee.
P. Ahora se está trabajando a toda máquina, pero ¿no cree que se debería haber actuado antes?
R. La respuesta es sí. Hemos cometido errores en el pasado. En la política alemana siempre ha habido un consenso en torno a la necesidad de tener gas y petróleo a un precio asequible, que a su vez era una de las claves del exitoso modelo económico alemán. Tras Georgia, en 2008, y después de la invasión de Crimea, en 2014; tendríamos que haber reaccionado. Hay que decirlo abiertamente. Es importante sacar lecciones de esto para el futuro. Ahora, por ejemplo, vemos que aumenta nuestra dependencia digital de China o de EE UU. Es importante no dejar que esa dependencia vaya a más; la soberanía tecnológica europea es importante.
P. ¿Ha tenido impacto en el partido la relación del excanciller Gerhard Schröder con el entorno empresarial de Gazprom y con el presidente ruso Vladímir Putin?
R. Schröder no tiene ningún cargo en el partido. Y durante los últimos 16 años no ha ocupado la cancillería, sino que se ha dedicado a ser empresario al lado de Putin. Es algo que nosotros criticamos. Putin es un criminal de guerra.
P. El largo mandato de la excanciller Angela Merkel, de 2005 a 2021, y su relación con Rusia y con Putin también han sido sometidos a mayor escrutinio. Ella ha defendido su política de apaciguamiento con el líder ruso. ¿Qué opina al respecto?
R. Guardo un profundo respeto por Angela Merkel; ha llevado a Alemania a través de muchas crisis y momentos difíciles. Por eso merece un reconocimiento. Con respecto a Rusia, insisto, siempre ha habido un amplio consenso en Alemania en torno a la idea de buscar una vía. Muchos apoyaban esa política, aunque se distancien ahora de ella. Hay que admitir los errores: no escuchamos lo suficiente a nuestros vecinos del Este.
P. ¿Es uno de esos aprendizajes el Zeitenwende, el denominado punto de inflexión de la política alemana, que ha llevado a replantearse décadas de consenso en la esfera internacional, la seguridad o la energía?
R. El Zeitenwende es la guerra que ha iniciado Putin de forma criminal, destrozando la paz y el orden mundial que conocíamos. Por eso, Alemania ha decidido enviar armas [a Ucrania]; aumentar el presupuesto para el Ejército; o buscar otros aportes energéticos. En el viaje que estoy haciendo, hemos hablado del cambio de época al que asistimos. La guerra en Ucrania va a marcar nuestras vidas durante los próximos 20 años. Hay que repensar las cadenas de suministro o fomentar la no dependencia europea de los regímenes autócratas. Alemania puede jugar un papel de liderazgo.
P. Aparte de los regímenes autocráticos, la extrema derecha populista se mantiene fuerte en Europa, ¿le parece una amenaza?
R. Es una amenaza. En Alemania, la extrema derecha está presente en varios parlamentos regionales, así como en el nacional. Y siempre intentan dividir a la sociedad: con la pandemia; culpando al Gobierno de la inflación; no apoyándolo ante la guerra…
P. Muchos populismos radicales de derecha comparten estrategia.
R. Por eso hago también este viaje: para mostrar que la socialdemocracia es una fuerza política que puede contrarrestar a la extrema derecha. Tenemos ocho jefes de Gobierno en Europa y participamos en otros cinco: son 13 gobiernos de caracter socialdemócrata. Los populistas tienen respuestas sencillas a problemas complejos. Nosotros tenemos soluciones.
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