“Necesitamos una UE más social y más ecológica”
Robert Habeck, el colíder de Los Verdes cree que Alemania puede hacer más por la integración europea y apoya las huelgas estudiantiles por el clima
Robert Habeck irradia una naturalidad impropia de un político. El colíder de Los Verdes alemanes triunfa en las encuestas de popularidad y su partido escala posiciones hasta disputarle el segundo puesto a la socialdemocracia. Y lo consiguen gracias a un mensaje ecologista, europeísta radical y de defensa de una sociedad abierta en tiempos de xenofobia y negacionismo climático. Los Verdes, el partido que co dirige con Annalena Baerbock desde hace algo más de un año, se ha convertido en el símbolo del antídoto contra los populismos y en un referente en Europa con vistas a las elecciones de mayo. En Alemania, recogen los frutos del desgaste de los partidos de la gran coalición.
Habeck, de 49 años, cree que Alemania debería hacer más por una Unión Europea, que considera en peligro, según explica en la sede de su partido, en el centro de Berlín, durante más de una hora de entrevista con este diario, La Repubblica y Le Figaro. Desde su ventana, se ve la plaza en la que miles de jóvenes se dan cita los viernes para exigir a sus mayores que se dejen de excusas y actúen con firmeza contra el cambio climático. Les da la razón. “Decir hoy que dentro de 40 años tendremos respuestas no es suficiente. Hay que actuar ahora”.
Pregunta. El viernes es la gran huelga global contra el clima. ¿Hasta qué punto la emergencia del movimiento juvenil evidencia un fracaso de los partidos políticos, incluido el suyo?
Un nuevo patriotismo
Pregunta. Usted sostiene que no debe dejarse el nacionalismo en manos de las derechas. En Alemania es un tema particularmente delicado.
Respuesta. Dije patriotismo, no nacionalismo. No debemos dejar a la derecha el poder de la interpretación de los símbolos -el himno, la bandera- de nuestra historia, de nuestra patria. Ni la pregunta de quiénes somos como sociedad. Esto significa que también debemos posicionarnos como políticos liberales de izquierdas. Si nos mantenemos al margen, entonces uno cede el lenguaje y por lo tanto la formación de la realidad. No es fácil tratar estos temas, porque los términos siempre están de alguna manera cargados, dañados.
P. ¿Defiende un nuevo tipo de patriotismo?
R. Eso es. En el centro está la cuestión de qué es lo que nos mantiene unidos como sociedad cada vez más individualizada. Y son nuestros principios constitucionales básicos: dignidad, libertad, igualdad ante la ley, Estado de derecho. Y tenemos que seguir discutiendo sobre cómo podemos darles toda la fuerza. La democracia nunca se acaba, siempre hay que pelearla de nuevo. Esa es su promesa.
P. ¿Qué proponen en materia migratoria?
R. Necesitamos la protección de las fronteras exteriores, el registro de llegadas y la distribución en Europa con cuotas. Si no es posible, porque políticos como Víktor Orban o Sebastian Kurz se niegan, proponemos un sistema de incentivos para ciudades y municipios. Que reciban más fondos cuando acojan, que formen una alianza de voluntariosos. Es fundamental que creemos los medios legales para llegar a Europa de forma ordenada. Con visas humanitarias, acuerdos de realojamiento, reunificación familiar y migración laboral para que al gente pueda llegar a Europa de una manera segura. No todos, claro, pero no puede ser que ahora dependan de los traficantes y se jueguen la vida cruzando el Mediterráneo. No podemos quedarnos mirando cómo se mueren.
Respuesta. Los jóvenes son un incentivo y un estímulo. Me alegro cada vez que veo a los jóvenes reunidos. Los Verdes nos fundamos bajo el lema: “Solo tenemos la tierra prestada de nuestros hijos”, y ahora son los jóvenes los que están ahí y su mensaje es claro: es nuestro momento, ustedes los adultos no pueden seguir ignorando la crisis climática. Decir hoy que dentro de 40 años tendremos respuestas no es suficiente. Hay que actuar ahora. Y lo podemos hacer: las energías renovables son eficientes y baratas.
P. A la vez hay protestas por el precio de los combustibles, los impuestos ecológicos. No hay mas que ver los chalecos amarillos. ¿Temen un retroceso del ecologismo?
R. Es preocupante, porque el pensamiento anti-ecológico coincide en parte con el populismo de derechas y hay que tomárselo en serio. Un desencadenante de las protestas de los chalecos amarillos no es tanto el rechazo a la protección del clima, como la frustración. En muchas regiones apenas quedan infraestructuras públicas, como las conexiones ferroviarias. Mucha gente apenas puede ganarse la vida con sus manos. Hay un drama social y un abandono cultural en partes de la población. Hay que tener presente que la política social y la política ecológica van siempre unidas.
P. Las tensiones políticas agrietan la UE. Alemania sigue sin dar pasos decisivos. ¿Cree que el proyecto europeo peligra?
R. Sí, está en peligro. Hay desafíos gigantes. El clima, el retroceso de EE UU como potencia reguladora global, junto con la imprevisibilidad de Donald Trump y la injusticia social. Todo esto crea una sensación de inseguridad. La gente busca algo a lo que agarrarse y sigue las falsas promesas de que antes todo era mejor. Y refuerza una forma de pensar desde lo nacional, que pone en peligro la unidad de Europa desde dentro. Nos hemos olvidado de defender la idea de Europa. Necesitamos una UE más social y más ecológica y también más eficaz. Pero el Gobierno alemán está bloqueando una unidad más profunda. Es muy decepcionante que el Gobierno federal no reconozca que los intereses alemanes son intereses europeos y que Europa tiene que funcionar y que para eso hay que ser solidario.
P. Si miramos la reciente respuesta de los conservadores alemanes a Emmanuel Macron es justo lo contrario. Parece que la unidad se frena en cuanto Alemania tiene que comprometerse.
R. Desafortunadamente, no puedo refutar esa sospecha y me enfada muchísimo. Los alemanes hemos aprendido de nuestra historia que nuestro lugar está en Europa y que tenemos que trabajar por ello. Lo que Kramp-Karrenbauer [presidenta de los conservadores, la CDU] ha propuesto, significa trabajar en contra de una democracia europea y de la propia tradición de la CDU, que siempre ha sido un partido con una fuerte orientación europea. Quiere construir un eje intergubernamental al margen de las instituciones europeas. Eso significaría que los jefes de Estado tendrían más derechos que el Parlamento Europeo y que la Comisión Europea. En primer lugar, eso sería opaco, porque apenas habría control democrático, sino más decisiones en salas turbias traseras. Y tampoco funcionaría en el sentido de una Europa mejor y más unida, porque los jefes de Estado y de Gobierno siempre tendrán en cuenta primero sus intereses nacionales, porque tienen que asumir la responsabilidad nacional. En realidad, debería ser al revés: Para que Europa funcione, también debe introducirse la votación por mayoría en el Consejo Europeo. Sólo así podrá Europa ser más capaz de actuar.
P. En el capítulo social, Kramp-Karrenbauer rechaza un seguro de desempleo europeo o un salario mínimo equiparable. ¿No ha aprendido nada Alemania de la crisis del euro?
R. Kramp-Karrenbauer habla como presidenta de la CDU. Eso también es notable, que no hable la jefa del Gobierno alemán.
P. Pero ha sido la única respuesta de Berlín ante el silencio de Merkel.
R. La libre circulación del mercado interior, que acogemos con satisfacción, solo garantiza una verdadera libertad si se combina con seguridad en lo social. Dado que los países tienen normas diferentes -el salario mínimo en Bulgaria es diferente al de Suecia-, se trata de tener una norma europea sobre el salario mínimo que garantice a todos los empleados de la UE unos ingresos decentes, en función del coste de la vida en su país. Europa sólo funcionará si es algo más que una zona de libre comercio.Tanto la CDU como el SPD se esfuerzan ahora por perfilar su identidad y es legítimo, pero no debe hacerse a expensas de una mayor unificación y profundización de Europa. Si la CDU se opone ahora a su propia posición proeuropea, entonces las tácticas del partido están yendo demasiado lejos.
P. Más allá de los líderes, ¿hasta qué punto cree que los votantes alemanes aceptan fórmulas de más solidaridad europea, como la mutualización de la deuda?
R. Como país exportador, Alemania es el que más se beneficia del mercado interior europeo y del euro. Gracias a Europa, hoy nos encontramos en una posición económica mucho mejor que la de otros países, algunos de los cuales han tenido grandes dificultades para salir de la crisis. Para combatir mejor las crisis en el futuro y permitir más inversiones, queremos un presupuesto separado para la zona euro. El presupuesto debe ascender al menos al 1% del PIB. Alemania, con el PIB más fuerte, aportaría más que, por ejemplo, España.
P. ¿Acierta Macron al hacer campaña contra los populistas o aumenta el riesgo de división?
R. La división se basa en el nacionalismo. Los nacionalistas no son solidarios, sólo se preocupan por los beneficios para su propio país. En las elecciones probablemente tendremos un fuerte bloque populista de derechas en el Parlamento Europeo, cuyo objetivo es destruir Europa. Por eso, estas elecciones tienen que ver con la unidad europea. No será fácil, pero la aprobación de Europa está en un nivel récord y esa es una base sobre la que juntos podemos construir una nueva Europa, como espacio común de paz, libertad y seguridad. Debemos cambiar Europa para preservarla.
P. ¿Se imagina formando una coalición con Macron en el Parlamento Europeo?
R. Macron ha elegido a ALDE, por lo que son competidores en la campaña electoral. Después de las elecciones, será cuestión de ver si será posible crear una mayoría proeuropea en el Parlamento de la UE y de cómo hacerlo. La época en que una gran coalición del PPE y de los socialdemócratas determinó por sí sola la Presidencia de la Comisión y su contenido previsiblemente se ha acabado. Lo vemos como una gran oportunidad para implementar nuestros contenidos políticamente con más fuerza que nunca.
P. ¿Habrá conversaciones con los conservadores?
R. Habrá conversaciones con el Sr. Weber, el Sr. Timmermanns y los liberales. Para nosotros es importante que los posibles Presidentes de la Comisión hayan sido anteriormente los principales candidatos, porque queremos que las instituciones europeas se conviertan en verdaderas instituciones democráticas.
P. ¿Marcará la diferencia que Viktor Orban está dentro o fuera de la familia conservadora?
R. Uno de los límites que no hay que cruzar es que el Presidente de la Comisión dependa de fuerzas populistas de derechas y antieuropeas. Si el Sr. Weber tiene derecho a dirigir la Comisión sobre una base europea, primero debe aplicarla en su propio partido europeo. No veo cómo el partido Fidesz de Viktor Orban puede ser creíble, cuando Hungría restringe sistemáticamente los derechos civiles y el Estado de Derecho.
P. Usted defiende que Los Verdes no deben ser un partido de masas, sino de alianzas. ¿Por qué?
P. Los partidos mayoritarios, de masas han perdido su capacidad de aglutinar, en toda Europa. Ahora tenemos una sociedad muy individualizada y enormes retos políticos. Ya no tienen la fuerza para dar las grandes respuestas necesarias. Lo que está en juego ahora es la preservación de la diversidad de las personas, el reconocimiento de sus diferencias y la capacidad del trabajo conjunto para lograr los objetivos. Para ello, hay que seguir buscando nuevos aliados con los que avanzar.
P. ¿Cuánto tiempo cree que durará la gran coalición de Gobierno alemana?
R. Espero que dure hasta el final de la legislatura, 2021.
P. ¿Se imagina una coalición verdinegra con los conservadores?
R. Como dije, no espero una ruptura prematura.
P. ¿Es usted compatible con Kramp. Karrenbauer?
R. Kramp-Karrenbauer trata de imprimir a la Unión una identidad conservadora. Está renunciando a parte del centro político. Lo que dice sobre la protección del clima es complejo. A final, solo con la protección del clima mantendremos la prosperidad y la competitividad. Alemania debe poner a su industria en una senda ecológica, de lo contrario, los puestos de trabajo desaparecerán pronto. El mejor ejemplo es la industria del automóvil. Que construyamos los coches del futuro con emisiones cero aquí o en EE UU o en China, depende en gran medida de la senda que marque la política económica.
P. Parece que ya echa de menos a Merkel.
R. Todavía está en activo, pero como ya he dicho, el curso de la CDU está cambiando de rumbo con respecto a la modernidad.
P. ¿No está Merkel demasiado debilitada para gobernar otros dos años?
R. Por un lado, al haberse deshecho de la presidencia del partido, ya no tiene que preocuparse por el estado de la CDU. Ahora hay que ver si su anuncio de que ésta es su última legislatura debilita o refuerza a nivel europeo a su partido. Creo que su fuerza dependerá de si actúa en favor de Europa. Y actualmente no lo está haciendo, en la medida en que sería necesario. Tendría que hacer de Alemania la fuerza motriz, especialmente en temas como el impuesto a los gigantes digitales, en busca de una mayor equidad.
P. ¿Cómo es la vida sin las redes sociales? ¿No cree que los políticos tienen la responsabilidad de estar donde se produce la conversación ciudadana?
R. Todavía estoy activo en Instagram y sigo escribiendo en mi blog. Quiero comunicarme de una manera que me encaje. Por eso dejé Twitter. Me gusta dar entrevistas y escribir artículos en blogs que no sólo repitan el programa del partido o escribir un libro cuando tengo la fuerza y el tiempo. Y el debate. Los políticos tenemos la responsabilidad de explicar nuestra posición. Puedes hacerlo en Twitter, pero no tienes por qué hacerlo. Cada medio también promueve su propio tipo de lenguaje y emociones, y desafortunadamente a menudo son negativas.
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