Cuba acusa a EE UU de tratar de excluirla de la Cumbre de las Américas
La isla, sin embargo, considera un paso “positivo” la reunión de alto nivel sobre asuntos migratorios celebrada recientemente en Washington
Como es habitual en Cuba desde hace seis décadas, el viejo diferendo con Estados Unidos sigue siendo eje principal de su política exterior y ocupando los primeros titulares de prensa. En esta ocasión, las denuncias de La Habana contra Washington han sido por tratar de “excluir” a la isla de la IX Cumbre de las Américas, convocada el próximo mes de junio por el presidente norteamericano, Joe Biden. La cal llegó acompañada de arena, cuando el canciller cubano, Bruno Rodríguez, consideró como un “paso positivo” la reciente reunión de alto nivel entre ambos países para abordar asuntos migratorios, así como el anuncio de la reapertura limitada de las actividades del Consulado de EE UU en La Habana. Según Rodríguez, Cuba pierde diariamente 12 millones de dólares a causa del embargo estadounidense.
Funcionarios de Cuba y EE UU sostuvieron el jueves pasado en Washington el encuentro de más alto nivel desde que Joe Biden llegó a la Casa Blanca. Por la parte cubana, el interlocutor fue el viceministro Carlos Fernández de Cossío, mientras que la delegación norteamericana estuvo encabezada por Emily Mendrala, subsecretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental. El tema en cuestión era el migratorio, en momentos en que La Habana acusa a EE UU de incumplir los acuerdos vigentes entre ambos países y cuando decenas de miles de cubanos están entrando masivamente a territorio norteamericano desde México —más de 78.000 han llegado por esta frontera en los últimos seis meses—, un éxodo que ya duplica el de la Crisis de los balseros, cuando 35.000 cubanos se lanzaron al mar en frágiles embarcaciones durante el verano de 1994.
Los dos gobiernos acordaron entonces que EE UU garantizaría la concesión de un mínimo de 20.000 visados de emigrante anuales a ciudadanos cubanos, y establecieron la realización de conversaciones migratorias regulares para garantizar una emigración segura y ordenada. Estos encuentros fueron suspendidos en 2018 por la administración de Donald Trump, que acabó con la política de deshielo y normalización con Cuba planteada por su antecesor, Barack Obama.
En el encuentro del pasado lunes en Washington participaron ambos gobiernos, algo que no es poco dadas las tensiones actuales. “Participar en estas conversaciones subraya nuestro compromiso de entablar conversaciones constructivas con el Gobierno de Cuba cuando corresponda para promover los intereses de Estados Unidos”, dijo la administración Biden en un comunicado posterior a la reunión. En este, reconoció además que hay “áreas de cooperación exitosa en materia de migración” entre los dos países y aseguró que ambas delegaciones habían identificado “problemas que han sido obstáculos para cumplir con los objetivos de los acuerdos”.
El canciller cubano también valoró positivamente las conversaciones, pero denunció que Washington incumple desde hace años el acuerdo de conceder 20.000 visados, mientras “sigue alentando la emigración ilegal” al mantener vigentes leyes que privilegian a los emigrantes cubanos aunque entren ilegalmente a territorio norteamericano. Eso, más el mantenimiento de la política de sanciones, es incoherente con lo pactado, dijo el ministro, valorando en 12 millones de dólares diarios, lo que le cuesta a su país el embargo recrudecido.
La cal de Rodríguez contra EE UU fue sobre todo por excluirlo de los preparativos de la novena Cumbre de las Américas, y de “llevar a cabo intensos esfuerzos para ejercer presión” sobre otros países y lograr el objetivo de que la isla no sea invitada al encuentro, que se realizará en junio en la ciudad de Los Ángeles.
“El Gobierno de Estados Unidos engaña a la opinión pública y a los gobiernos del hemisferio diciendo que aún no ha decido sobre las invitaciones”, afirmó, pidiendo al Secretario de Estado de EE UU, Anthony Blinken, que diga claramente si Cuba será invitada o excluida de la Cumbre, y si se excluirá a otros países.
Rodríguez lamentó que de hecho la isla ya “haya sido excluida de los preparativos y los grupos de trabajo de la cumbre”, opinando que su marginación de un plan enfocado en la salud y la resiliencia para el continente “es algo vergonzoso, dada la contribución cubana a la promoción de la salud para su población y la región”. Estados Unidos, dijo, recurre “a todo tipo de recursos y mentiras” para que Cuba y su pueblo no ejerzan “su derecho” a estar en estas cumbres “en igualdad de condiciones con el resto de países de la región”.
El canciller cubano afirmó que sería “sorprendente” que Joe Biden se apartara de la política que él mismo defendió cuando era vicepresidente de Barak Obama, y finalmente no invitara a Cuba a la novena cumbre de las Américas. La isla ha participado en las dos pasadas ediciones del encuentro presidencial, la primera en 2015, en la ciudad de Panamá, donde se produjo la histórica primera reunión entre Obama y el entonces presidente cubano, Raúl Castro, y en abril de 2018, en Lima, por invitación del mismísimo Donald Trump.
Según el canciller cubano, “el país anfitrión de la Cumbre de las Américas no tiene ningún derecho a imponer exclusiones arbitrarias”. “Se trata de una decisión políticamente motivada y sin otro sustento que acusaciones falsas y dobles raseros para ocultar su verdadera naturaleza, vinculada a la política interna y electoral de EE UU”, afirmó, concluyendo que la exclusión de Cuba de la próxima Cumbre de las Américas constituiría un grave retroceso histórico en relación con cumbres anteriores.
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