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Cuba y EE UU reanudan el diálogo sobre inmigración

Delegaciones de Cuba y EE UU se reunirán en La Habana los próximos días 4 y 5 de diciembre para revisar el cumplimiento de los acuerdos sobre inmigración firma dos por ambos países después de la crisis de los balseros de 1994. El encuentro es el primero que se produce tras el derribo de dos avionetas de la organización de exilados Hermanos al Rescate por cazas cubanos el 24 de febrero pasado. Este incidente crispó las re laciones cubano-norteamericanas y sirvió de argumento a Bill Clinton para firmar la ley Helms-Burton, que sanciona a quienes trafiquen con bienes expropiados por el régimen castrista. Hasta aquella fecha, funcionarios de Cuba y EE UU se reunían de forma periódica, cada dos meses, aproximadamente, para supervisar la marcha de los acuerdos, pero desde que estalló la crisis de las avionetas el Gobierno norteamericano no había solicitado reanudar este tipo de encuentros. Ahora, una vez reelegido Clinton como presidente de Estados Unidos, la cuestión de la inmigración vuelve a servir de lubricante al diálogo entre La Habana y Washington y a convertirse en una de las pocas fuentes de normalidad que existen en las relaciones entre ambos países.Los acuerdos, sobre inmigración del 9 de septiembre de 1994 y del 2 de mayo de 1995 pusieron fin a la crisis de las balsas y dieron un giro de 180 grados a la política migratoria de Estados Unidos hacia Cuba, al poner fin a 35 años de privilegios y asilo político inmediato para los emigrantes ilegales cubanos. Hasta el 9 de septiembre de 1994, los balseros cubanos eran recibidos en EE UU como heroes que huían del comunismo en busca de libertad. No importaba qué hubiesen hecho antes de salir de su país.

Base de Guantánamo

Sin embargo, tras aquel acuerdo, los refugiados cubanos se convirtieron en simples emigrantes económicos, como los haitianos o los dominicanos. El acuerdo del 2 de mayo de 1995 estableció posteriormente que los emigrantes cubanos interceptados en alta mar por los guardacostas de Estados Unidos tratando de entrar en su territorio serían devueltos a Cuba, así como aquellos que entrasen ilegalmente en la base norteamericana de Guantánamo, en la isla de Cuba. Desde entonces, las autoridades de Cuba y EE UU reiteran cada cierto tiempo que la única forma de emigrar a Estados Unidos es a través de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, que, en virtud de los acuerdos suscritos, debe conceder un mínimo de 20.000 visados al año a ciudadanos cubanos. Pero el problema no ha desaparecido. Desde mayo de 1995, Washington ha repatriado a 482 cubanos, de los cuales 110 cruzaron los campos minados de la base de Guantánamo. El último grupo de 18 balseros fue deportado el 28 de octubre pasado. Nadie se explica por qué siguen intentando echarse a la mar. Saben que si son interceptados por arcos norteamericanos antes de llegar a tierra firme serán devueltos a su país, y aún así, continúan arriesgando sus vidas en el estrecho de Florida. Son pocos los que lo consiguen, pero, pese a ello, el número de balseros ha crecido últimamente, lo que ha provocado cierta preocupación en Estados Unidos."Hay un aumento modesto, pero constante, en el número de balseros que hemos rescatado en los últimos meses", reconoció recientemente el portavoz de la Guardia Costera de Miami, Scott Carr. Desde mayo de 1995 hasta el verano pasado el promedio de balseros recogidos por el servicio de guardacostas norteamericano era de 10 al mes. En junio aumentó a 17, y desde entonces la cifra de balseros se incrementó hasta llegar a 87 en el mes de septiembre.

Las causas de este éxodo son varias. La grave crisis económica que atraviesa Cuba, la desesperación ante la falta de perspectivas de cambio o de una solución personal a medio plazo, la ignorancia de los acuerdos y también las contradicciones y lagunas de las leyes norteamericanas, que permiten que los cubanos que pisan tierra norteamericana y no regresan de un viaje de trabajo o de vacaciones a Estados Unidos no sean deportados.

Esto ha hecho que muchos balseros piensen que si logran eludir a la guardia costera norteamericana y llegan a Miami o a alguno de los cayos de Florida, no serán expulsados por el Gobierno de Estados Unidos. De momento, Washington no ha dado una respuesta clara a esta situación, pero ha dado muestras de estar Interesado en que, al menos en los temas migratorios, el clima con Cuba sea de normalidad. La reunión de La Habana tiene ese objetivo.

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