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“Este es un desafío mucho mayor que la crisis financiera para Alemania y para Europa”

El presidente del Bundestag alemán, Wolfgang Schäuble, cree que la UE dispone de suficientes instrumentos para combatir los efectos económicos de la pandemia en los países más afectados

Wolfgang Schäuble, presidente del Bundestag alemán, durante una entrevista en su despacho el pasado febrero.
Wolfgang Schäuble, presidente del Bundestag alemán, durante una entrevista en su despacho el pasado febrero.Omer Messinger

Wolfgang Schäuble (77 años, Friburgo) es el presidente del Bundestag alemán. Es y ha sido además, un actor de primera fila en la política europea y alemana durante las últimas décadas y en especial durante la crisis financiera que amenazó con derribar al euro. Schäuble, conocido como el guardián de la ortodoxia financiera y la austeridad alemana, tiene claro que la pandemia ha abierto un periodo excepcional. Pero por muy inédita que sea la situación, Schäuble defiende en una entrevista concedida al grupo de diarios LENA, emplear los instrumentos financieros con los que cuenta la Unión Europea. Es decir, nada de propuestas de mutualización de deuda como las que han defendido España e Italia entre otros países de la UE. “No debemos perdernos en peleas del pasado”, sostiene.

Con un instrumento u otro, el trabajo de reconstrucción se adivina hercúleo. El veterano político conservador alemán cree que cualquier comparación con situaciones anteriores, incluida la crisis financiera y la del euro "no son adecuadas. Este es un desafío diferente y mucho, mucho mayor para Alemania, para Europa y para toda la humanidad”.

Pregunta. Cuando estalló la crisis financiera en 2008, muchos hablaron del peor desafío desde la Segunda Guerra Mundial. Ahora se teme una crisis incluso peor. ¿Estamos en guerra contra el coronavirus como dice el presidente de EE UU, Donald Trump?.

Respuesta. No me gusta el lenguaje marcial, prefiero la formulación sobria de la canciller. Pero lo que estamos viviendo ahora con la pandemia es algo que no hemos vivido nunca y que no podíamos imaginar. Por eso, cualquier comparación con situaciones anteriores, incluida la crisis financiera y la del euro no son adecuadas. Este es un desafío diferente y mucho, mucho mayor para Alemania, para Europa y para toda la humanidad.

P. ¿Asistimos al regreso del Estado nación? Países que hasta hace poco eran socios, ahora compiten por mascarillas y respiradores.

R. Cuando una catástrofe como esta te arrolla como una avalancha, buscas protección y apoyo en lo que tienes más cerca de ti. Los primeros en imponer restricciones en Alemania fueron los municipios y los Estados son los responsables según la Constitución porque somos un Estado federal. Tuvieron que pasar unos días antes de que empezaran a actuar juntos y lo mismo sucedió en Europa. Cada uno hizo al principio lo más obvio. Pero crece la constatación de que no podemos superar este desafío global con menos, sino trabajando más juntos. La investigación internacional se desarrolla con una intensidad poco habitual. Yo no diría que el Estado nación ha resucitado porque nunca murió. La UE no significa el fin del Estado nación. Necesitamos a ambos, necesitamos cooperación en Europa. En estos tiempos convulsos, es evidente que Europa es perfectamente capaz de actuar, aunque sea con unos días de retraso.

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P. Otros no lo ven así. Los italianos se sienten abandonados y muchos dicen que si Europa no muestra solidaridad en esta crisis tan dramática, la UE perderá su razón de ser. ¿Está Alemania haciendo lo suficiente para apoyar a Italia y a España?

R. Hacemos todo lo que podemos, pero hay diferentes matices acerca de cuál es el camino correcto. No hay duda de que en una situación así debemos hacer todo lo que podamos para ayudar a los que lo necesitan. Alemania también ayuda: acogemos pacientes graves de Italia, incluso si algunos se preguntan si no necesitamos las camas para nosotros. Prohibimos la exportación de mascarillas durante unos días y eso fue error. Por eso, las restricciones a la exportación en Europa se han levantado. La propuesta de la Comisión Europea para apoyar la reducción de la jornada de trabajo con 100.000 millones de euros ha sido aprobada con una velocidad gratificante. Hay muchas razones para asegurar que Europa es solidaria. Pero cada uno debe hacer su parte, la solidaridad nunca va en una sola dirección.

P. Usted era ministro de Finanzas durante la crisis. ¿Es el debate actual un déjà vu? El frente entre el norte y el sur son los mismos y los argumentos apenas han cambiado.

R. Ya hemos superado ese debate. Está emergiendo un acuerdo en el Eurogrupo y también entre los jefes de Estado y de Gobierno. No es una cuestión de cómo se llame la ayuda, sino de hacer lo humanamente posible a corto plazo para combatir la crisis de la manera más efectiva posible. Y al mismo tiempo, ayudar a los países que están más afectados a soportar las cargas.

P. ¿Y cómo va a ser ese acuerdo?

R. Tenemos que trabajar con los instrumentos que tenemos, que surtirán efecto mucho más rápido, en lugar de discutir sobre nuevos argumentos e instrumentos para los que deberíamos adaptar los Tratados Europeos, que no es algo que se pueda hacer rápidamente. Por eso, es mejor que utilicemos el Mecanismo de Estabilidad Europeo (Mede), donde tenemos cerca de 500.000 millones. Junto con los recursos del Banco Central Europeo, podemos asegurar que todos los países pueden superar sus problemas financieros con bajos tipos de interés. Además, está el Banco Europeo de Inversión (BEI), cuyo programa de garantías se puede ampliar si fuera necesario e incrementar el capital de los Estados miembros. En las próximas semanas también tendremos que hablar de nuevas prioridades en el presupuesto europeo, incluida la planificación a medio plazo. Posiblemente, tendremos que ampliar el margen de maniobra en el presupuesto. Todo esto se puede hacer dentro del sistema ya probado.

P. ¿Qué otras palancas tiene la UE?.

R. Se puede establecer rápidamente un programa de desarrollo dentro de los fondos estructurales, regionales y sociales. Empezar un argumento artificial sobre nuevos instrumentos y medir si Europa es capaz de actuar o si muestra solidaridad es exactamente lo opuesto de lo que necesitamos. Pero todo el mundo debe saber que es en el interés de Alemania hacer todo lo posible para ayudar a quienes lo necesiten. Al mismo tiempo, es en el interés de otros Gobiernos aclarar en sus países de que la solidaridad europea no es una cuestión de formulaciones concretas.

P. ¿Es su principal argumento contra los eurobonos el tiempo porque cree que tardaría demasiado en hacer efecto?

R. Incluso en las crisis uno debe evitar las políticas económicas erróneas y hacer lo correcto. Acción y responsabilidad van juntas. Es lo sensato y no debe quedar sin efecto en esta terrible crisis. Igual que se debe respetar las reglas de la democracia parlamentaria y el Estado de derecho. Tenemos tratados europeos que fijan límites claros. Y los alemanes tenemos una corte constitucional que nos dice claramente lo que es permisible y lo que no. Todo lo necesario para combatir esta crisis, para ejercer la solidaridad, lo podemos lograr con los instrumentos existentes. Por eso no debemos perdernos en peleas del pasado.

P. Alemania defiende el Mede, el fondo de rescate europeo, pero los críticos insisten en que este apoyo económico incrementa la deuda de los países receptores y que el peligro de entrar en una espiral de deuda por ejemplo para Italia sigue estando ahí.

R. Me parece notable que Italia se preocupe ahora por el nivel de deuda. Yo siempre he sido criticado por reducir continuamente la deuda de Alemania tras la crisis del euro, con el resultado de que ahora tenemos mayor margen de maniobra. Pero la Comisión ha hecho ahora el correcto uso de las derogaciones del Tratado Europeo. Si hace falta más capital para el BEI, entonces, los Estados miembros deberán decidirlo. De la misma manera, pueden ampliar las cifras del Mede y relajar la condicionalidad. Debe hacerse todo lo que conduzca al resultado deseado.

P. Su amigo, el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire ha propuesto un fondo especial para la UE a cinco o 10 años. ¿Lo considera un compromiso factible?

R. Sería más sencillo y estaría más dirigido al objetivo ampliar los fondos correspondientes en el presupuesto europeo. ¿Por qué deberíamos crear un fondo nuevo cuando podemos utilizar los correspondientes fondos bajo la responsabilidad de la Comisión Europea? Es más, mi amigo Bruno Le Maire también cree que debemos resolver los problemas con los instrumentos existentes.

P. La crisis del euro desencadenó una ola de populismo en Europa. ¿Nos enfrentamos ahora a una mayor inestabilidad política tras otra depresión económica?

R. Puede ser. Pero antes de empezar a preocuparnos sobre esto en público, cada uno debe hacer todo lo que esté en su mano para impedirlo. El hecho de que el populismo y la demagogia no ayudan en absoluto se puede observar en muchas partes del mundo. Por supuesto, ahora se propagan noticias falsas y se inquieta a la población, lo que supone una razón adicional para que los que tienen una responsabilidad actúen consecuentemente no solo por nuestro país sino por toda Europa y el mundo.

P. El mundo tras la pandemia será distinto. ¿Qué aspecto tendrá?.

R. Nadie lo sabe. La economía se ha paralizado en muchas partes del mundo. Nadie puede prever lo que significa. La situación no es comparable con la destrucción y la ruina tras el final de la Segunda Guerra Mundial; las fábricas todavía están en pie. Pero cómo volver a poner en marcha la economía requiere una buena planificación. Por eso es tan importante que no solo garanticemos la supervivencia de las empresas y de los empleos. En Europa, debemos ahora también intensificar nuestros esfuerzos para mantener el dinamismo económico mundial. Teníamos problemas estructurales incluso antes de la pandemia. Necesitamos actores europeos más fuertes que puedan estar a la altura global. Espero que esta crisis nos proporcione el impulso para un mayor dinamismo europeo.

P. Usted pertenece al grupo de edad especialmente vulnerable. ¿Se toma en serio el aislamiento?

R. Sigo la reglas de manera estricta. Solo salgo de casa una vez al día [en Alemania no hay prohibición de salir a la calle, pero se recomienda reducir las salidas]. Hace buen tiempo, así que salgo con mi bicicleta de mano durante una hora o así. El ejercicio en el aire fresco es saludable y me ha ayudado a llegar a la edad que tengo a pesar de llevar 30 años sentado en una silla de ruedas, lo que también se asocia con problemas de salud. Cuando salgo, lo hago acompañado solo de mi mujer o de un amigo.

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