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La presidencia de la UE propone otro tijeretazo a los fondos estructurales en los próximos presupuestos

Los líderes europeos abordarán la propuesta en el Consejo que se celebrará los días 12 y 13

Los presidentes de la Comisión, Ursuela von der Leyen, y el Consejo, Charles Michel, este lunes en Madrid.
Los presidentes de la Comisión, Ursuela von der Leyen, y el Consejo, Charles Michel, este lunes en Madrid. GABRIEL BOUYS (AFP)

La nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, parece condenada a gestionar el próximo lustro con una de las partidas presupuestarias más austeras en la historia reciente de la UE. La presidencia semestral de la UE ha propuesto este lunes un marco presupuestario para 2021-2027 que recorta sensiblemente la propuesta inicial presentada por el anterior presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.

El tijeretazo asciende a 50.000 millones de euros y más de un tercio de ese recorte se haría a costa de los fondos estructurales. Las cifras presentadas por Finlandia, país que ocupa la presidencia del Consejo de la UE, serán la base del regateo final, que se iniciará en la cumbre europea de la próxima semana y que se espera concluir con una cumbre extraordinaria en el mes de febrero.

La batalla final enfrentará a los países receptores de fondos de cohesión y agrícolas (España y Francia, entre ellos) con los contribuyentes netos (con Alemania y Holanda a la cabeza). Pero sea cual sea el resultado, todas las fuentes auguran unos presupuestos menguantes en relación con el período actual (2014-2020).

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La propuesta presentada este lunes fija en 1,08 billones de euros los compromisos presupuestarios para el próximo septenio, una cifra equivalente al 1,07% de la Renta Nacional Bruta (RNB) de la UE. La Comisión anterior había planteado el 1,11%, cantidad que ya suponía una rebaja sobre el presupuesto actual (1,16%) de los 27 socios de la UE, descontando la participación del Reino Unido.

Los contribuyentes netos aspiran a que los fondos caigan hasta el 1%, cifra que tanto para la Comisión como para el Parlamento Europeo resulta inaceptable dada la necesidad de financiar nuevas políticas comunitarias (como defensa o migración). Finlandia, de momento, lleva el regateo a una cifra intermedia. Y por primera vez, el documento del Consejo Europeo detalla ya el reparto de las partidas y revela el alcance de los tijeretazos en cada una de ellas.

Los fondos estructurales, destinados en gran parte a facilitar la convergencia de las regiones menos desarrolladas, caen hasta los 374.000 millones de euros, lejos de los 392.000 millones propuestos inicialmente por la Comisión.

La migración, de prioridad absoluta a un recorte del 25%

La política migratoria mereció una atención prioritaria en la propuesta presupuestaria de la Comisión Europea presentada el año pasado. Al capítulo de Migración y Gestión de fronteras se asignaba hasta 30.000 millones de euros durante el período 2021-2027, una cifra que doblaba la del septenio anterior. Pero el nuevo proyecto de cuentas conocido este lunes recorta drásticamente la cifra inicial, con una rebaja del 25% hasta los 23.000 millones. Los fondos para política migratoria serán apenas el 2,1% del presupuesto total, según la nueva propuesta.

Esa partida, según el proyecto presentado por la presidencia semestral del Consejo de la UE, debería financiar un Fondo de Asilo, con 9.205 millones de euros; un Fondo de gestión integrada de fronteras, con 5.505 millones; y un refuerzo de la Guardia europea de fronteras, con 6.148 millones.

La partida de agricultura y medioambiente, en lo que parece un guiño a Francia, mejora ligeramente. Y pasaría de los 336.000 millones propuestos en mayo del año pasado a 346.000 millones. Aun así, los subsidios agrícolas podrían caer un 13% en relación con los presupuestos actuales.

El documento de la presidencia será trasladado este miércoles a la reunión de representantes permanentes de los Estados miembros ante la UE, el llamado Coreper. Y la próxima semana será debatido por los ministros de Asuntos Exteriores, poco antes de que las cifras lleguen a los líderes europeos, que se reúnen en Bruselas el 12 y 13 de diciembre.

La última cumbre europea del año, la primera liderada por el nuevo presidente del Consejo, Charles Michel, se anuncia muy caldeada. Además de la previsible bronca presupuestaria, los 27 socios de la UE (más el Reino Unido, todavía miembro) intentarán pactar el polémico objetivo de lograr la neutralidad de CO2 en 2050 y, sobre todo, los objetivos intermedios que incomodan a países con grandes industrias, como Alemania.

Fuentes diplomáticas consideran que, a pesar de que se trata de dos temas muy espinosos, los 27 podrían pactar el objetivo de CO2 para 2050 y sentar las primeras bases para un acuerdo sobre los próximos presupuestos.

El pacto presupuestario se anuncia como el más complicado, porque hay varios frentes abiertos más allá del evidente de los países de la cohesión contra los del norte. Alemania y Francia también están enfrentadas por el cheque de descuento en la aportación del que disfrutan ahora Berlín y otras capitales.

La Comisión Europea propone abolir esos privilegios (inicialmente ligados al llamado cheque británico), una idea secundada por Francia, España y los países del Este. Pero el Gobierno de Angela Merkel ha convertido su mantenimiento en una línea roja que piensa utilizar como pieza de presión en el desenlace de la batalla.

Condicionalidad

Berlín también considera imprescindible que se introduzca la posibilidad de recortar fondos estructurales a los países que violen los principios del Estado de derecho. Los países potencialmente afectados, como Hungría o Polonia, se resisten al plan, que cuenta con el apoyo de Francia y las reticencias de España.

El Gobierno español considera peligroso introducir una condicionalidad en los fondos más allá de la ligada a su propio funcionamiento porque puede poner en peligro su principal finalidad que es contribuir a la cohesión y a la convergencia económica. 

Fuentes diplomáticas, sin embargo, dan por seguro que el mecanismo para recortar fondos se introducirá. Y que, a cambio, Berlín podría aflojar su posición en la exigencia de que los presupuestos se recorten hasta el 1%.

Los países del Este tienen, además, otra amenaza en ciernes. La propuesta presentada este lunes endurece el límite de los fondos que puede recibir un país. Los países con una renta per cápita más baja, según la propuesta, no podrán recibir más del equivalente al 2,3% de su PIB, techo que se rebaja gradualmente hasta el 1,5% para los países con mayor grado de convergencia.

Polonia, el país más beneficiado por los presupuestos de la UE, recibe ahora unos fondos equivalentes al 2,67% de su renta. En el caso de Hungría, la cifra se dispara al 3,43%. El techo también podría afectar a socios veteranos, como Grecia, que recibe en torno al 2,88%.

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