El orgullo herido del pueblo al que ofendió Houellebecq
Un comentario despectivo sobre la ciudad de Niort en una novela del escritor francés ha generado una fuerte polémica
La página 45 escondía la pesadilla de cualquier responsable de Turismo. El protagonista de uno de los libros más vendidos del año en Francia señala a tu ciudad como la más fea del país. Lo hizo el escritor Michel Houellebecq en su obra Serotonina, un fulgurante éxito que vendió 320.000 ejemplares en poco más de un mes tras su aparición en enero. O más bien el ficticio personaje central del libro, Florent-Claude Labrouste, un ingeniero agrónomo de 46 años que tras abandonar París deambula por Francia y describe la localidad de Niort como "una de las ciudades más feas" que le "ha tocado ver".
Una alusión así por parte de otro autor habría pasado más o menos desapercibida. Pero esa lógica no funciona con Houellebecq, el novelista más vendido de Francia, y como tal, una máquina de hacer dinero que convierte en superventas todo lo que sale de su pluma.
Poco importa que la frase en cuestión no la pronuncie Houellebecq sino el protagonista de una obra de ficción. Sus ecos cayeron en la apacible Niort como una bomba. En un intento por revertir la mala reputación que de repente caía sobre Niort, su alcalde Jérôme Baloge invitó a Houellebecq a visitar la ciudad y le envió una maceta de Angelique, una planta local a la que los lugareños atribuyen la capacidad de proporcionar felicidad. "Houellebecq, o más bien sus personajes, son crueles con muchas ciudades de Francia como lo son con la sociedad en general", dice Baloge a EL PAÍS. "Nos lo tomamos con humor. Todos los medios vinieron y dijeron que Niort es una agradable sorpresa, y recibimos un mensaje del primer ministro, ¡gracias Houellebecq!", añade.
El municipio, de casi 60.000 habitantes, es conocido por ser la capital de las mayores aseguradoras del país. Está situado a unos 400 kilómetros al sudoeste de París, con la que está bien conectada en tren de alta velocidad. Al dejar la estación de tren, los múltiples locales cerrados y los carteles de se vende dejan claro que la ciudad no está entre las más boyantes de Francia, pero cuenta con ciertos atractivos, como una imponente fortaleza medieval, o un mercado considerado entre los más bellos de Francia. A unos minutos también tienen la conocida como Venecia Verde, un laberinto de cientos de kilómetros de canales entre la vegetación donde cada mes de junio se celebra el Maraisthon, una prueba atlética que atrae a centenares de corredores.
Ningún vecino de Niort ha visto a Houellebecq pisar la ciudad, por lo que muchos se preguntan en qué se ha basado para que su personaje la tilde como la más fea que ha visto nunca. Entre ellos hay quien enmarca el comentario en la displicencia y sentimiento de superioridad de los habitantes de París con sus compatriotas de provincia. Pero otros restan dramatismo, recuerdan que solo se trata de una novela, e insisten en que siempre es bueno que se hable de uno, aunque sea mal.
"Mi primera reacción fue pensar que no era justo con la realidad de la ciudad", dice Yasmine Pelletier, vecina de 61 años. "Luego me he dado cuenta de que era una oportunidad para que sus habitantes le demos la vuelta y aprovechemos esta celebridad momentánea para hablar de todo lo bueno que tiene", explica.
En la librería más importante de la ciudad cuentan que han vendido unos 180 ejemplares de Serotonina en sus primeros seis meses a la venta, una cifra alta para sus estándares que la sitúa entre los cinco más vendidos. Su responsable literario, Thomas Leseac’h, de 38 años, estima exagerada la reacción de sus conciudadanos. "La polémica ha sido muy fuerte. Muchos critican la visión condescendiente de los parisinos, su jacobinismo, pero también es verdad que somos una ciudad de provincia, sin universidad, con un centro cada vez más vacío... No es un fenómeno solo de Niort, las grandes metrópolis crecen en detrimento de municipios como el nuestro", lamenta.
La referencia a Niort no termina de olvidarse en la zona. El 1 de abril, el día que Francia festeja el equivalente al Día de los Inocentes, el periódico local La Nouvelle République bromeaba en una falsa noticia con que Houellebecq rectificaba y pedía el voto para el mercado de Niort en el concurso de los más bonitos del país. "¿Quiere preguntarme si Niort es una ciudad bonita?", bromeó en un acto en Niort el escritor Nicolas Mathieu, premio Goncourt 2018, cuando un hombre agarraba el micrófono para hacerle una pregunta.
Solo unas líneas de Houellebecq en un libro de 352 páginas han bastado para añadir una herida al imaginario colectivo de los niorteses. La literatura a veces genera réplicas inesperadas.
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