Los robots del MWC se apuntan a la inteligencia artificial
Los robots toman un año más el Mobile World Congress de Barcelona y son cada vez más inteligentes, según cuentan algunas de las empresas que asisten a la feria
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En un rincón de la Fira de Barcelona, a primera hora de hoy lunes y aún con poco público, el equipo de Unitree Robotics pone a punto sus máquinas. Un técnico se agacha ante uno de los perros robóticos de la compañía a comprobar algo. Varias personas revolotean en torno a los dos humanoides y otros sistemas que hay expuestos en el stand. Hay nervios. Es el primer día del MWC (Mobile World Congress). El técnico levanta otro de los cuadrúpedos, uno que tiene ruedas en vez de pezuñas artificiales. Algunos curiosos observan desde la distancia cuando un golpe.
El robot ha dado un manotazo en el mostrador y ha tirado la tabla de madera con unos folletos. Hay confusión. Se escucha a alguien hablar en un idioma asiático. El personal se vuelve hacia el robot humanoide y casi parece que lo fueran a placar. Pero no hay necesidad. El trato es suave. Un técnico toca los controles del mando mientras otros recogen los folletos y rearman el mostrador. El movimiento imprevisto se ha debido solo a una compensación de movilidad que efectúa el robot, que se encontraba demasiado cerca del mueble.
Como en otras ediciones del Mobile World Congress, los robots adornan los pasillos de la Fira de Barcelona. Pululan unos con paso titubeante, otros con un deslizar de aspiradora. Los hay que mueven brazos con estilo rectilíneo y algunas máquinas tienen pantallas que parecen mirar o ladearse a modo de una cabeza.
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La industria robótica bulle como bullen sus productos en los pasillos del Mobile. Según la firma analista Mordor Intelligence, este mercado alcanzará un tamaño de 100.590 millones de dólares en 2025. Dentro de cinco años, se estima que el volumen de negocio habrá ascendido a 178.630 millones, un 12,17% de crecimiento anual.
“Unitree lleva unos 12 años desarrollando estos robots y es a partir de finales de 2023 cuando empieza el boom”, cuenta Darío Samaniego, CEO de Synergy Tech, que se asimila con Unitree Robotics España. En ello ve dos razones. La primera tiene que ver con su funcionamiento. Los productos habrían llegado a un estándar de calidad suficiente como para llevar a cabo ciertas tareas de forma autónoma. Además, han ganado eficiencia, con lo que la batería puede durar ciclos de tres o cuatro horas. El segundo motivo es el precio.
“Pasamos de tener robots cuadrúpedos que en las gamas de todas las marcas están en torno a unos 100.000 euros a disponer de un tipo de robot cuadrúpedo programable entre los 2.500 y los 12.000 euros. En este baremo, el público dispuesto a comprar un robot es mucho mayor”, asegura Samaniego. Los compradores potenciales son, por ahora, empresas, pero se espera que la reducción de precios apele al gran mercado de los hogares.
Las máquinas que más interés suscitarán serán los robots de servicio. Entre ellos destacan los del sector logístico: vehículos autónomos en almacenes, de mantenimiento o de limpieza, incluso para el reparto de comida a domicilio. También entran dentro de esta categoría los robots camareros, que se deslizan entre las mesas del restaurante llevando bandejas. Y no se puede excluir todo lo referente al ámbito de la seguridad, como drones autónomos para control de fronteras o sistemas de defensa.
Sin olvidar los robots cuidadores, destinados al ámbito doméstico, así como a residencias y hospitales. La demanda de este tipo de máquinas se habría incrementado recientemente, según observó Mordor Intelligence en su análisis. La necesidad creciente de asistencia, entretenimiento, incluso compañía tendría sus raíces en el envejecimiento de la población y en que cada vez más personas tienen dificultades de movilidad. Dos factores que desde luego están conectados.
La compañía Robocore Company, presente en el pabellón de Hong Kong, produce los robots Temi. Este tótem deslizante, rematado por una pantalla, está presente en más de 1.000 residencias de varios países, incluidos Estados Unidos y China. También lo tienen hospitales. “Es un robot muy pequeño y se puede mover entre las camas y alrededor de los pacientes. Los doctores pueden darles instrumentos para medir la presión arterial y otros sensores, para que el robot se acerque al paciente. Este se los coloca, mientras nuestra cámara registra su temperatura y la expresión de su cara”, explica Roy Lim, fundador y CEO de la compañía.
“Este chico [Lim se refiere así a su robot] puede pasearse por un restaurante para entregar comida o registrar la comanda de unos clientes”, destaca el CEO de Robocore Company, dando a entender que su máquina sirve para diversas tareas. Esta versatilidad es una de las cualidades más buscadas por la robótica moderna. También Samaniego la menciona como una aspiración: “El bípedo puede hacer muchos trabajos similares a los que hace una persona. Y cuando se le vayan programando tareas será más fácil que haga las que haría una persona”.
La IA generativa como revulsivo
La explosión de la inteligencia artificial generativa, tras la llegada de ChatGPT, también impacta en la robótica. Lim califica como “una bendición” para su empresa la IA generativa. “Nos permite ser más inteligentes cada día. Antes el robot era más bien tonto, pero con un LLM nuestros robots actúan de forma inteligente”, afirma. “Ahora pueden observar el entorno y entenderlo. Ahora entienden que hay alguien mayor acarreando dos bolsas en una residencia de ancianos si lo ven. Y podrán ir a ayudar a esta persona y pedirle que le ceda las bolsas”.
La analista Market.us calcula que esta intersección entre la IA generativa y la robótica dará lugar a un volumen de negocio de 23.343 millones de dólares en 2033, un enorme salto desde los 1.161 millones estimados para 2023.
“Con la inteligencia artificial podremos ver cómo los robots aprenden sin necesidad de hacer una programación específica para cada tarea”, reflexiona Samaniego. “Permitirá que le digas ‘agarra el móvil para llevarlo a la mesa’ y él cree una rutina donde entiende lo qué es el móvil, lo que es agarrarlo y lo que es llevarlo. A partir de ahí empezará el proceso de aprendizaje, donde lo intentará agarrar el teléfono repetidas veces hasta que encuentra la forma de agarrarlo. Lo siguiente será llevarlo. No difiere mucho del aprendizaje de un humano”.
Las máquinas antropomorfas tratan de imitar a las personas en sus habilidades físicas. Pero, ¿hasta qué punto es necesario? “Creo que la forma de la robótica no será humanoide, porque esa tecnología aún está lejos de ser útil y de ser barata”, señala Lim, cuyo robot se vende en España por unos 6.000 euros y es capaz de hacer varios tipos de trabajos. “Necesitamos diferentes formas a la nuestra”, sentencia.
Sin embargo, compañías importantes han optado por diseñar robots humanoides. Algunos llevan tiempo en el mercado, como Pepper, de la japonesa Softbank, mientras que otros están en proyecto, como la promesa de Tesla, Optimus.
La idea de Elon Musk es que su robot humanoide llegue a los hogares. Pero empezará en las fábricas de Tesla primero. Se desplegarán algunas unidades, con vistas a realizar tareas repetitivas y peligrosas. Un campo de pruebas inmejorable para refinar a Optimus y convertirlo en una máquina segura para hacer de cuidador. El magnate estadounidense prometió que saldría a la venta por 25.000 dólares. El humanoide preprogramado de Unitree Robotics estaría en ese rango de precios.
Aunque la inmensa mayoría son más aburridos. Quizá también menos inquietantes. La industria, que ha sido el sector que acogió la mecanización, primero, y después, la robotización, jugará un papel fundamental en la adopción de esta tecnología. La Federación Internacional de Robótica, con sede en Fráncfort, registró que casi 4,3 millones de robots operaban en fábricas de todo el mundo en 2023. En aquel ejercicio se habían sumado más de medio millón de unidades por tercer año consecutivo. El 70% de las nuevas instalaciones se circunscriben a Asia.
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