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Trump desafía a la CIA y reitera su confianza en el príncipe saudí

El presidente se niega a escuchar la grabación del asesinato del periodista Khashoggi y da credibilidad a Mohamed bin Salmán contra sus propios servicios de inteligencia

Pablo Guimón
El presidente Donald Trump.
El presidente Donald Trump.NICHOLAS KAMM (AFP)

El presidente Donald Trump no encuentra motivos para escuchar la grabación del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, residente en Estados Unidos y colaborador de The Washington Post, proporcionada por el Gobierno de Turquía. Trump, en una entrevista emitida el domingo en Fox News, asegura que la grabación de audio no afectará a su respuesta al asesinato de Khashoggi, crítico con el régimen de Riad, el pasado 2 de octubre en el consulado de Arabia Saudí en Estambul.

“Es una cinta dolorosa, es una cinta terrible. Me han informado completamente sobre ella, no hay motivos para que yo la escuche. Sé todo lo que pasó en la cinta sin tener que escucharla”, dijo el presidente de EE UU, sobre una grabación que constituye una de las principales pruebas en el caso.

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El Gobierno estadounidense se dispone a publicar un “informe completo” sobre el asesinato, confirmó el presidente, este mismo martes. La CIA ha concluido ya que el príncipe heredero saudí y hombre fuerte del régimen, Mohamed bin Salmán, ordenó el asesinato de Khashoggi, según avanzó el viernes The Washington Post. Pero Trump, en su entrevista, insistió en dar credibilidad al príncipe, que supuestamente negó cualquier implicación en el asesinato en conversaciones telefónicas con Trump. “Bueno, me dijo que no tuvo nada que ver con ello. Diría que me lo dijo quizá cinco veces en diferentes momentos”, explicó Trump.

El presidente, que calificó este fin de semana a Arabia Saudí como un “aliado verdaderamente espectacular”, aseguró que esperará a que se publique el informe completo de su Gobierno antes de asignar responsabilidades. Pero dejó entrever que este no le hará cambiar de opinión, al insinuar que difícilmente podrá demostrar de manera concluyente quién estuvo detrás del asesinato. “¿Alguien lo sabrá de verdad?”, se preguntó en la entrevista.

La actitud de Trump le coloca ante un nuevo desencuentro con sus propios servicios de inteligencia. Y demuestra la encrucijada en que se encuentra el presidente, ante la presión para castigar al régimen saudí, sin que eso erosione su principal alianza en Oriente Medio. El príncipe saudí, de 33 años, con quien el yerno y asesor del presidente, Jared Kushner, mantiene una estrecha relación, es clave en la estrategia de Trump en la región, tanto en la relación con Irán como en el conflicto palestino-israelí, además de un valioso comprador de armamento.

Su defensa de Mohamed bin Salmán recuerda a su posición ante Vladímir Putin, del que Trump dice que siempre ha negado cualquier implicación en la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016, que llevaron al republicano a la Casa Blanca. Al hacerlo, concede más crédito a la palabra del mandatario ruso que a las investigaciones de sus propios servicios de inteligencia.

En el caso del asesinato de Khashoggi, las conclusiones de la CIA ponen en una delicada situación al régimen saudí, que ha tratado de desvincular a Bin Salmán del crimen a pesar de las acusaciones del Gobierno turco. Riad ha cambiado varias veces su versión de lo que sucedió desde que Khashoggi entró en la legación diplomática de Estambul para realizar unos trámites relacionados con su futuro matrimonio con una mujer turca y no salió con vida. Primero, el régimen saudí defendió que Khashoggi había salido del consulado por su propio pie; después, que el periodista murió en una pelea en las instalaciones. Finalmente, el Gobierno saudí culpó a unos agentes que habrían actuado por libre, acusando a 11 personas, cinco de las cuales se enfrentan a la pena de muerte.

La CIA, por su parte, asegura que 15 agentes saudíes viajaron a Estambul en un avión del Gobierno y asesinaron al periodista, por orden del propio príncipe heredero, pues este supervisa todos los asuntos del reino. "La posición aceptada es que no hay forma de que esto ocurriese sin él ser consciente de ello o estar involucrado", señaló una fuente de la Administración citada por el Post.

Frente al entusiasmo de la Casa Blanca con Bin Salmán, la CIA siempre ha parecido tener como favorito para suceder al rey Salmán a Mohamed bin Nayef. Ministro del Interior hasta el nombramiento de su primo Bin Salmán como heredero, Bin Nayef se ganó la confianza de la CIA por su colaboración en la lucha antiterrorista.

La acusación de la CIA, respaldada públicamente por legisladores estadounidenses de uno y otro signo, pone muy difícil a la Administración Trump mantener como hasta ahora su buena relación con Riad. La semana pasada, el Departamento del Tesoro sancionó a 17 funcionarios saudíes a los que acusa de estar implicados en el crimen. El príncipe heredero no se encuentra entre ellos. “Tenemos un aliado y quiero estar del lado de un aliado que de muchas maneras ha sido muy bueno”, dijo Trump en la entrevista.

El presidente arremete contra el almirante que lideró la captura de Bin Laden

El presidente Trump acusó a Bill McRaven, el excomandante de Operaciones Especiales de EE UU que dirigió la misión que acabó con la vida de Osama bin Laden en Pakistán, de ser "un fan de Hillary Clinton" y "seguidor de [Barack] Obama". Y le criticó por no haber capturado antes al líder de Al Qaeda. "¿No hubiera estado bien si hubiéramos tenido a Osama bin Laden mucho más antes de eso, no hubiera sido bueno?", se preguntó Trump en su entrevista con Fox News. "Todo el mundo en Pakistán sabía que estaba allí. Le damos a Pakistán 1.300 millones al año y no le dicen [a McRaven] dónde está, añadió. McRaven, almirante retirado que padece leucemia, un hombre que ha sido crítico con Trump en el pasado, es uno de los miembros más respetados del Ejército. Al enfrentarse abiertamente a él, el comandante en jefe corre el riesgo de alienar a una parte de la comunidad militar.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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