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¿Cómo vamos América Latina?

Una iniciativa ciudadana se ha convertido en un programa de seguimiento y evaluación de la calidad de vida que se ha extendido a casi 30 ciudades de Latinoamérica

Luis Sáenz, coordinador nacional de la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos en la Cumbre de la Sostenibilidad en Colombia en septiembre pasado.
Luis Sáenz, coordinador nacional de la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos en la Cumbre de la Sostenibilidad en Colombia en septiembre pasado. Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos

La falta de ejercicios de rendición de cuentas y control ciudadano y la necesidad de promover espacios de debate en torno al desarrollo de la ciudad detonaron en Bogotá en 1997 la creación de un mecanismo que sirviera a la ciudadanía para exigir resultados a sus gobiernos. Así nació Cómo Vamos, en el marco de las elecciones a alcaldes y con el objetivo de exigir el cumplimiento de las promesas de campaña. A 20 años de su creación, se ha convertido en un programa de seguimiento y evaluación de la calidad de vida que actualmente se está replicando en casi 30 ciudades de América Latina y el Caribe, desde México hasta Santiago de Chile.

“Hoy, los Cómo Vamos constituyen programas generadores de conocimiento sobre calidad de vida en la ciudad, son un referente para los gobiernos en su tarea de planeación y una oportunidad para que la ciudadanía participe activamente e informada en el desarrollo de su ciudad utilizando la información del programa para actuar e incidir en política pública”, dice Mónica Villegas, gerente de proyectos de la Fundación Corona, quienes iniciaron el proyecto en Colombia.

Antes de su puesta en marcha en 1998, durante la administración de Enrique Peñalosa en Bogotá, no existían mecanismos que con una metodología definida y de implementación sistemática entregaran información sobre la gestión pública, lo que contribuía a generar poca eficiencia en la inversión y se reflejaba en la incertidumbre ciudadana sobre la transparencia administrativa de la ciudad, asegura Villegas. Actualmente la iniciativa arroja los datos para el Índice de Progreso Social y la Territorialización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

A sabiendas que no podían dejar todo en manos del gobierno, un grupo de ciudadanos y organizaciones del sector privado se unieron con el propósito principal de contribuir a desarrollar gobiernos efectivos, transparentes y ciudadanías más informadas, responsables y participativas. Para Villegas, “el efecto en la eficiencia de la gestión oficial, los procesos de construcción colectiva, los aprendizajes sobre la ciudad, la cualificación y rigurosidad en el manejo de la información, la comunicación y la promoción de la participación ciudadana” han sido las condiciones de éxito que han animado a replicar la iniciativa en otras ciudades.

Al norte del continente, en la ciudad de Monterrey en México, fue la crisis de inseguridad de 2011 lo que hizo a la sociedad civil reunirse para implementar Alcalde, Cómo Vamos. A diferencia de Colombia, en México se inició con solo 10 compromisos que se les hizo firmar a los candidatos a las alcaldías metropolitanas en 2012, y con ello se diseñó un programa de seguimiento y evaluación. “El propósito de fondo era generar un mecanismo que permitiera elevar la exigencia a gobiernos locales en un entorno de crisis donde las instituciones locales eran las más dañadas pero las menos observadas. Para ilustrar este propósito, tres de los 10 compromisos incluían el fortalecimiento de la policía municipal capturada, en algunos municipios casi en su totalidad, por el narcotráfico”, cuenta Luis Ávila, director de la iniciativa Nuevo León, Cómo Vamos, en la que se agrupan los municipios de ese estado mexicano.

Por los años que llevan implementándose, en Colombia el programa ha avanzado y se ha convertido en un modelo de intervención que incentiva el cambio social y ambiental al intervenir en el desarrollo de las políticas públicas de la ciudad, además de que promueve la corresponsabilidad de los diversos actores en la construcción conjunta de soluciones a los grandes retos económicos, ambientales y sociales que se configuran en las ciudades. En México va por ese camino, pero hasta ahora se encuentra en la etapa en la que está ayudando a resolver problemas urgentes como la inseguridad y la contaminación.

“Los temas de la agenda han avanzado, sin el escrutinio ciudadano difícilmente hubieran logrado, o al menos no a ese ritmo. El caso más emblemático fue en fortalecimiento de policía, donde las policías municipales lograron mantener niveles de salario y de evaluación superiores a los de las policías municipales en México. Pero también se clausuraron al menos 10 casinos que operaban en la irregularidad y se inició un programa ambicioso de reforestación y la habilitación de nuevos y mejores espacios públicos”, asegura Ávila.

El reto en común que han enfrentado tanto en México como en Colombia es la resistencia de algunos gobiernos locales a ser medidos, confiesa el director. “Los primeros tres años hubo tensiones internas y en el siguiente ciclo un rompimiento que provocó la oposición pública de los alcaldes al sistema de evaluación. Sin embargo, desde el inicio hemos visto en este esfuerzo una tarea a largo plazo en el cual la cultura de rendición de cuentas debe cultivarse y fortalecerse progresivamente”.

En Lima, Santiago de Chile, Puerto Rico y seis ciudades en Brasil entre las que se encuentra São Paulo, los ciudadanos también se han organizado y están trabajando en mejorar sus ciudades con la ayuda de esta iniciativa. No todos los programas de las urbes se encuentran al mismo nivel de desarrollo, pero en lo que coinciden es en que ha ayudado a tener ciudadanías más participativas, que se hacen cargo de exigir a sus gobiernos.

“Ningún tema relacionado con la calidad de vida en la ciudad es menor o está resuelto del todo, por eso el ejercicio de seguimiento no puede descuidar ninguna de las dimensiones. En ningún momento se puede considerar por terminado o por cumplido un tema en la ciudad. En ese sentido, la medición de Cómo vamos ayuda a estar alerta frente a esos posibles riesgos”, concluye Villegas.

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