Cómo respondió Europa a los otros ‘Aquarius’ de este verano
Italia y otros Gobiernos de la UE han ido parcheando ante cada buque que se ha visto sin puerto donde desembarcar a los migrantes rescatados frente a las costas libias
El verano pasado hubo una quincena de Aquarius. Barcos –de ONGs, mercantes, militares o incluso de la guardia costera de Italia—que tuvieron que suplicar y negociar duramente para que algún puerto les permitiera dejar en tierra firme a migrantes rescatados en alta mar. Europa ha ido parcheando mientras las llegadas disminuyen y los ahogados aumentan. Cada caso ha tenido una solución a la medida, tras días de intensas negociaciones entre Gobiernos de la UE con el consiguiente desgaste político e inseguridad para los capitanes. Estos son los casos más destacados desde que el 8 de junio la Italia de Matteo Salvini hizo con estruendo lo que Malta venía haciendo con discreción: cerrar sus puertos a los náufragos migrantes. Los 630 del Aquarius fueron los primeros damnificados. La oferta del presidente Pedro Sánchez de atracar en Valencia, la primera solución excepcional. Luego vinieron más.
La espera más larga
Aunque lejos del foco, el del Sarost 5, fue el más dramático. En julio, mientras las playas del Mediterráneo estaban repletas de bañistas, este barco de bandera tunecina cumplió con su deber de rescate cuando se topó en aguas bajo responsabilidad de Malta con una barcaza de madera. Y pidió un puerto. Cuatro países (Malta, Túnez, Italia y Francia) le dijeron que ni hablar. Pasaje y tripulación quedaron en un limbo hasta que 19 días después –el Aquarius esperó dos días y en 9 días llegó a Valencia— Túnez dio su brazo a torcer. Aceptaron a los 40 migrantes, incluidas 8 mujeres, dos de ellas embarazadas. Fin de la crisis. Pronto estalló la siguiente.
Reparto europeo
Italia y Malta autorizaron atraques puntuales, pero solo después de que otros Gobiernos de la UE se comprometieran a repartirse el pasaje. Francia y España se han esforzado por dar ejemplo en un intento de consolidar un sistema de distribución que por ahora no ha cuajado. Estrenaron experiencia al acoger Francia a 80 refugiados del Aquarius a los que han seguido otros 200 llegados en seis barcos que ya han sido trasladados al país vecino, según Opfra, la oficina francesa de protección de refugiados, informa Silvia Ayuso. Las posteriores promesas españolas suman 124 personas. De ellas, han llegado 95, según una portavoz del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad. España ha recibido además a 148 rescatados en tres misiones por Proactiva Open Arms, aunque cada vez se les ha asignado un puerto más lejano.
Sin solución estable
La ONU y las ONG también reclaman un reparto estable. Nueve países participaron en el primer acuerdo de distribución. Afectó al Lifeline, un barco de una ONG alemana a la que el cardenal Reinhard Marx, presidente de la Conferencia Episcopal alemana, acaba de donar 50.000 euros. Es un gesto llamativo en un momento en que los barcos humanitarios han sido prácticamente expulsados del Mediterráneo central, un capitán está siendo juzgado, varios activistas siguen bajo investigación judicial y al Aquarius le han dejado sin bandera. Acnur y la OIM han vuelto a reclamar un sistema de reparto y han criticado con notable dureza a mandatarios de la UE: “El tono del debate político, retratando una Europa bajo asedio, no solo no ayuda sino que está totalmente fuera de la realidad”, afirmó el alto comisionado de Acnur, Filippo Grandi, con motivo de la última cumbre europea, que recordó que aunque llegan menos migrantes el viaje marítimo es más letal “en buena medida porque hay menos medios de rastreo y rescate”.
Salvini contra su Guardia Costiera
El ministro del Interior de Italia se enfrentó incluso con sus guardacostas cuando mantuvo al Dicciotti durante diez días rehén de su pulso con el resto de la UE para que aceptaran a los migrantes. El Gobierno xenófobo populista llegó a amenazar con dejar de pagar su contribución a la UE, que rechazó el chantaje. Salvini tuvo que ceder. Descendieron en Catania. Salvini destacó que unos irían a Albania y otros serían acogidos por la Iglesia católica. Pero en territorio italiano. “Somos marinos, marinos italianos, tenemos dos mil años de civilización y hacemos estas cosas”, recordó el almirante Giovanni Pettorino, comandante de la Guardia Costiera, en plena tormenta por los rescates parafraseando a un capitán siciliano abroncado en la Segunda Guerra Mundial por salvar a la tripulación de una fragata enemiga tras hundirla.
Barcos militares europeos
Italia intentó dar portazo también al buque militar Samuel Beckett, lo que indignó a sus socios que tienen barcos en operaciones europeas de lucha contra el tráfico de personas o control fronterizo. Los migrantes se quedaron en Messina, pero Italia advirtió de que aquello de llevarlos de oficio a sus puertos se acababa.
Devueltos a Libia
Que un mercante, el Asso 28, italiano, retornara a Trípoli a 108 personas que recogió es un precedente que inquieta a las ONG. Se cree que es la única vez que ocurrió. Mucho más habitual es ser devuelto por la Guardia Costera libia, que aunque es entrenada y financiada por la UE encarcela a todos migrantes que recoge. Incluidos los niños.
Mercantes
Seis días tardó en recibir autorización un mercante de Maersk, la mayor empresa de transporte marítimo del mundo. Las navieras expresaron entonces su enorme preocupación por las trabas institucionales al deber de rescatar náufragos. En esa industria cualquier retraso es carísimo. El presidente de la asociación italiana de armadores Confitarma, Mario Mattioli, fue tajante la semana pasada ante el ministro Salvini: “Nuestros mercantes seguirán rescatando náufragos, como han hecho, pero nuestras tripulaciones no pueden ser investigadas después por ello”.
Estos son solo una parte
Mientras Gobiernos, armadores y ONGs negociaban a brazo partido soluciones para los 3.000 rescatados por esta quincena de Aquarius, siguieron llegando pateras a la Unión Europea sobre todo a España. De las casi 100.000 personas que han entrado irregularmente por mar en lo que va de año, más de la mitad (unos 53.000) lo hizo por España (en cuyas aguas Salvamento Marítimo rescata pateras a diario), más de 26.000 por Grecia y los 22.000 restantes, por Italia.
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