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La popularidad de Putin cae tras la primera subida de la edad de jubilación en décadas

El Ejecutivo planea que las mujeres se jubilen a los 63 años (ahora es a los 55) y los hombres a los 65 (ahora a los 60) de forma escalonada y durante los próximos 15 años

Pilar Bonet
Tres hombres juegan al ajedrez, este julio en un parque de Samara (Rusia).
Tres hombres juegan al ajedrez, este julio en un parque de Samara (Rusia).FACUNDO ARRIZABALAGA (EFE)

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, y su Gobierno afrontarán en unos días el proyecto más delicado de su mandato: el incremento de la edad de jubilación por primera vez en décadas a la que, según las encuestas, se opone la mayoría de la ciudadanía. La popularidad de Putin ha caído 15 puntos. El Ejecutivo planea que las mujeres se jubilen a los 63 años (ahora es a los 55) y los hombres, a los 65 (ahora 60) de forma escalonada desde el próximo enero y durante los próximos 15 años.

El proyecto de ley fue presentado en la Duma Estatal de Rusia (la Cámara baja del Parlamento) el pasado 16 de junio, coincidiendo con el comienzo del Mundial de fútbol. Desde el 14 de junio, fecha en la que el Gobierno aprobó sus planes, la popularidad de Putin ha descendido sustancialmente, desde el 78% hasta el 63,4% el 24 de junio, según una encuesta del Centro Ruso de Estudio de la Opinión Pública. En el mismo período, la popularidad del Gobierno bajó del 48,4% al 37,1%, según el mismo sondeo.

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La reacción negativa de la sociedad, no obstante, ha sido eclipsada por la gran fiesta del deporte. Mientas los partidos de fútbol acaparaban la atención de los rusos, los medios de comunicación han escamoteado, dosificado y dulcificado los planes del Gobierno, que equivalen a un primitivo intento contable de cuadrar el presupuesto del Estado y ahorrarse parte del dinero que se gastaría en pensiones. Desde distintos centros analíticos, como la Escuela Superior de Economía de Moscú (ESE), se advierte a las autoridades de la necesidad de un enfoque más amplio, que incluya la modernización del sistema de prestaciones sociales, el incremento del valor real de las pensiones y la mejora de la calidad de vida de los jubilados con otras reformas asociadas como la del sistema de sanidad.

Rusia ha emprendido varios intentos (inconclusos) de reformar el sistema de pensiones, entre ellos uno que introdujo cuentas personales complementarias (actualmente congeladas) al sistema de pensiones general. Las edades de jubilación vigentes en la actualidad comenzaron a establecerse en la URSS en los años treinta y se generalizaron en los cincuenta. Los países postsoviéticos —con excepción de Rusia, Uzbekistán y Turkmenistán— han incrementado ya aquellos límites, según un informe de la ESE. La Duma Estatal de Rusia examinará en primera lectura el proyecto de ley del Gobierno el 19 de julio. Para el 18 de julio los sindicatos y los partidos que se oponen a él (incluidos todos los que están representados en la cámara, excepto Rusia Unida, el partido gubernamental con mayoría absoluta) planean manifestaciones de protesta.

No son las primeras, pues el pasado 1 de julio miles de personas salieron a la calle para protestar en decenas de ciudades rusas, sobre todo en la parte oriental del país. Acogiéndose al régimen especial de actos públicos durante el Mundial de fútbol, las autoridades prohibieron los mítines y manifestaciones en contra del incremento de la edad de jubilación en aquellas localidades donde se celebra la competición deportiva.

Con el aumento de la edad de jubilación desaparecerán en Rusia muchos “jóvenes jubilados” que hoy simultanean el cobro de la pensión con el sueldo del trabajo hasta que se lo permiten sus fuerzas. Al aumento de la edad de jubilación se opone Serguéi, chófer de 59 años, que hoy trabaja para un organismo de la Administración pública con un sueldo de 50.000 rublos. “Ahora ya no podré acabar de construirme la dacha”, dice este chófer que planeaba seguir compatibilizando su sueldo con la pensión a partir del año próximo, cerca de 16.000 rublos (216,48 euros).

“Los jubilados europeos viajan y a nosotros nos mandan a cuidar el huerto para sobrevivir”, afirma Tatiana, de 59 años, que complementa su pensión de 10.000 rublos (135,30 euros) en su provincia de la Rusia europea con trabajos domésticos a domicilio en Moscú. Como a muchos de sus compatriotas, la pensión no le basta para vivir decentemente.

El presidente, al margen

De momento, los portavoces del Kremlin mantienen a Putin al margen y distanciado del plan del Gobierno, como si este no fuera con él y afirman que sigue atentamente las reacciones al proyecto de ley. En 2005, Putin prometió que mientras él fuera jefe del Estado no subiría la edad de jubilación. Según analistas rusos próximos al Kremlin, el presidente puede tratar de recuperar los puntos perdidos, adoptando el papel de árbitro y proponiendo algún tipo de compromiso en el escaso margen que permite el proyecto gubernamental. En el reparto de papeles en el Ejecutivo ruso, el de malo corresponde actualmente al jefe del Gobierno, Dmitri Medvédev.

La reforma, tal como está concebida, puede generar distorsiones encadenadas en una sociedad donde la pensión media es de 14.151 rublos al mes (algo más de 191 euros), aunque hay grandes disparidades regionales. Las estadísticas oficiales señalan que el número de jubilados que trabajan legalmente era de 9,7 millones a principios de este año, siendo el número total de jubilados 46,1 millones personas. En 2016, Rusia congeló la actualización de las pensiones de los “jubilados-trabajadores”.

Uno de los argumentos de quienes se oponen a la reforma es que la prolongación de la edad de jubilación apenas deja margen para disfrutar esta etapa de la vida. La esperanza de vida media en Rusia, que se redujo en los años 90 y principios de esta década, se ha incrementado en los últimos años y en 2017 era de 72,4 años para toda la población (67,5 para los hombres y 77,6 años para las mujeres). Las mujeres recuperaron la esperanza de vida media de 1990 en 2010 (74,8 años) y los hombres, en 2011 (64 años).

El aumento de la edad incorpora al mercado laboral a un contingente poblacional suplementario (200.000 personas anuales, según estimaciones de expertos), lo que puede revertir en una bajada de sueldos y una subida del paro. En esta circunstancia, quienes antes disfrutaban de una pensión de varios miles de rublos se verían confrontados a un subsidio de paro, que oscila entre un máximo de 4.999 (67 euros) y un mínimo de 850 rublos (11 euros), es decir, muy por debajo a la pensión mínima de jubilación (8.762 rublos al mes, 118 euros, en el conjunto del Estado).

2,3 personas en edad laboral por cada jubilado ruso

P. B

Una encuesta efectuada por el centro Levada indicaba que el 89% de los rusos está en contra del cambio de la edad de jubilación y el 87% considera ideal la actual edad de jubilación masculina (60), mientras el 84% considera óptima la edad de jubilación femenina (55). El 78% está en contra de que la pensión de los jubilados que trabajan no se actualice de acuerdo con el índice de la inflación.

Según un informe de la Escuela Superior de Economía, en los años 30, para cada persona en edad de jubilación había ocho en edad laboral. En los 50, cuando el sistema de jubilación se extendió a toda la población del país, esta relación descendió a cinco personas en edad laboral por un jubilado. En la actualidad es de 2,3 por un jubilado. Y ya después de 2023, la relación se prevé sea de menos de dos personas en edad laboral por un jubilado. Como resultado del incremento de la edad de jubilación de acuerdo con los planes del Gobierno, el coeficiente de apoyo demográfico se incrementará hasta tres para 2035 y el número de personas en edad laboral en 12 millones.

Miles de rusos han estado saliendo durante semanas a las calles en representación del líder opositor Alexéi Navalni al frente de la multitud, para protestar contra la propuesta del Kremlin. Las protestas se han circunscrito a ciudades que no albergaban el Mundial de fútbol, donde hay extraordinarias medidas de seguridad.

Sin embargo, hasta 39 localidades han sido escenario de las manifestaciones, la mayoría aprobadas por las autoridades y sin que se tenga constancia de detenidos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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