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“La paz es irreversible. El que venga no va a poder echar marcha atrás”

El presidente colombiano habla de los retos del país y defiende su legado a dos semanas de las elecciones presidenciales

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en la Casa de Nariño.Vídeo: CAMILO ROZO / POL CUCALA
Francesco Manetto
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Juan Manuel Santos (Bogotá, 1951) dejará en agosto la presidencia de Colombia después de dos mandatos centrados en conseguir un acuerdo de paz con las FARC. Ese proceso le valió el premio Nobel de la Paz, pero abrió una etapa de intensa polarización social. La guerrilla se desmovilizó, entregó las armas y se convirtió en fuerza política, en una transición a la vida civil salpicada de obstáculos. Tras liderar durante ocho años un Gobierno de coalición, pasará el testigo al ganador de las elecciones del 27 de mayo. Las encuestas apuntan como favorito a Iván Duque, el candidato del expresidente Álvaro Uribe, principal detractor de los acuerdos. No obstante, el actual mandatario, que recibió a EL PAÍS en la Casa de Nariño antes de viajar a España, avisa de que la paz es irreversible y nadie podrá dar marcha atrás. Hoy participa en Madrid en un desayuno informativo junto a Felipe González.

Juan Manuel Santos, en la Casa de Nariño.
Juan Manuel Santos, en la Casa de Nariño.CAMILO ROZO

Pregunta. Hace ocho años, cuando asumió el cargo, llamó a la unidad de los colombianos. Pero la sociedad está hoy dividida. ¿Qué ha fallado?

Respuesta. Yo hice lo que hizo el presidente Lincoln en EE UU. Llamé a mis rivales en la campaña a hacer parte del Gobierno y creamos la unidad nacional con los partidos más representativos. Hemos logrado sacar la mayor cantidad de reformas constitucionales y leyes de la historia en este país. Esa unidad se disuelve con las próximas elecciones porque habrá otro mandatario. Hay paralelamente una polarización, infortunada, no buscada por el Gobierno, que se generó alrededor de la paz, pero que es producto también de lo que está pasando en el mundo entero. Yo espero que el país pueda tener unos comunes denominadores que nos permitan unirnos en torno a ciertas causas. Porque es lo que cualquier sociedad debe buscar.

P. La paz fue el eje central de su Gobierno, aunque la aplicación de los acuerdos ha recibido críticas. Incluso Humberto de la Calle, que fue su negociador en La Habana y es candidato, tuvo palabras duras sobre la implementación.

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"Somos generosos con los venezolanos e implacables con el régimen"

La emergencia migratoria que afronta Colombia por la huida de venezolanos puso hace meses en alerta a las autoridades.

—¿Los colombianos dan señales de preocupación?

—Es un problema muy serio, muy grave. Tenemos a más de un millón de venezolanos en Colombia que están solicitando servicios de salud, educación y empleo y eso produce una tensión muy grande aquí. Lo que hemos hecho es acogerlos con generosidad, creemos que ese es nuestro deber, ser generosos con los venezolanos que están sufriendo la crisis y ser implacables con el régimen que está produciendo esa crisis. Por supuesto, la comunidad internacional puede ayudar muchísimo. Las elecciones no tienen ninguna validez. Nadie del mundo democrático está dándole legitimidad. Lo que va a suceder allí es un ejercicio de consolidar una dictadura.

R. La implementación de la paz va bien. No nos podemos olvidar de que nos dimos 15 años para implementar el proceso. Tenemos 80 objetivos de corto plazo que tenían que cumplirse en los primeros dos años. En un año y cuatro meses ya llevamos el 75%. Espero que en lo que falta del año se termine el otro 25%. Los validadores del proceso, por ejemplo el instituto Kroc (adscrito a la Universidad estadounidense de Notre Dame), dicen que esta implementación va mucho más rápido que cualquier otra en cualquier otro proceso de paz. Las FARC están desarmadas, desmovilizadas, ya son partido político, ya participaron en las elecciones, las más tranquilas que ha tenido Colombia en los últimos 70, 80 años. La justicia especial para la paz está funcionando, como la comisión de la verdad y la unidad de búsqueda de personas desaparecidas. La reincorporación de los excombatientes está funcionando, aunque allí ha habido retrasos producto de la falta de acuerdo dentro de las propias FARC. Lo de Humberto de la Calle es comprensible, él está en campaña política.

P. ¿Cuál es su grado de optimismo? ¿Teme por el futuro del proceso de paz tras las elecciones?

R. Sigo muy optimista. Esto es irreversible, cualquiera que venga no va a poder echar marcha atrás y el proceso de paz no tiene sino un camino, que es irse consolidando a través de la reconciliación y eso es algo que a Colombia le va a cambiar su historia.

P. ¿Entiende que los afectados por el conflicto quieren ver pronto los resultados?

R. Yo entiendo perfectamente esa impaciencia. Mucha gente quiere ver los cambios ya. Por ejemplo, voy permanentemente a esas zonas. ¿Dónde están las carreteras, los hospitales, los colegios? Eso requiere un tiempo. Más de 220.000 personas han participado en las casi 2.000 asambleas para que sean las propias comunidades las que determinen las prioridades de inversión de esos planes de desarrollo. Está funcionando de acuerdo a los cronogramas que nos pusimos.

P. ¿Qué le parece el comportamiento de los dirigentes de la antigua guerrilla? Jesús Santrich está a la espera de extradición, acusado de narcotráfico y en huelga de hambre. ¿Eso complica las cosas?

El Gobierno está cumpliendo. Las FARC están haciendo política. Bienvenido sea

R. Eso es producto de un incumplimiento del acuerdo. Si hay alguien de las FARC que delinca después de haber firmado los acuerdos va a ser sometido a la justicia ordinaria, pierde sus beneficios. De vez en cuando tenemos unas reuniones con los veedores notables de los avances de la implementación, el expresidente Mujica de Uruguay y el expresidente Felipe González de España. Esos dos notables se reunieron recientemente con las FARC, con el Gobierno y repitieron que la implementación va bien. Va viento en popa. Por supuesto con problemas, con obstáculos. La FARC no puede decir que el Gobierno está incumpliendo. Si lo dicen es por razones políticas, ya están haciendo política. Bienvenido sea.

P. ¿Logrará Colombia vencer al narcotráfico? Su Gobierno tiene un plan de sustitución voluntaria de cultivos de coca.

R. Con el proceso de paz, tenemos una oportunidad única. Por primera vez las FARC no van a estar defendiendo los cultivos, sino que van a estar colaborando para sustituirlos por cultivos legales. Ya llevamos más de 125.000 familias que han expresado su deseo de sustituir la coca, se han firmado convenios con más de 35.000. Esa va a ser una solución permanente y estructural. Estamos poniendo en marcha una política dual, sustitución voluntaria más erradicación forzosa, y vamos cumpliendo las metas. Nos sentamos con EE UU a hacer un plan a cinco años, quedaron totalmente satisfechos. Nunca habíamos incautado tanta droga. Es lo único que podemos hacer mientras el mundo descubre una nueva forma de atacar este problema, una guerra que lleva 45 años declarada por el mundo entero que no se ha ganado.

En busca de inversión

Santos asegura que su Gobierno ha trabajado para dejar unos “cimientos sólidos” a la paz. “Estamos dejando un país con mucha menos pobreza. Nunca antes en la historia de Colombia se había reducido tanto la pobreza ni la pobreza extrema. 5,4 millones colombianos salieron de la pobreza y por primera vez tenemos más clase media que pobres”, afirma. “Hemos sido el país de América Latina que más redujo la desigualdad, no lo dice el Gobierno, lo dice la Cepal, lo dice el Banco Mundial”, continúa el presidente colombiano, que se muestra convencido de que Colombia ingresará en la OCDE en los próximos meses y satisfecho por el grado de inversión extranjera en el país.

Ahora llega a España con dos asuntos diplomáticos sobre la mesa: la intervención de Electricaribe, filial de Gas Natural, y el rescate del galeón San José. Sobre el primero, asegura: "Tenemos una empresa que estaba teniendo problemas de servicios y hubo que intervenirla. Tenga la seguridad de que esa intervención se hará de acuerdo con las reglas de juego establecidas, transparentes. No se trata de beneficiar a nadie ni de perjudicar a nadie". Con respecto al San José, recuerda: "De acuerdo con la ley colombiana, que considera que los patrimonios sumergidos pueden rescatarse como patrimonio arqueológico para Colombia y para la humanidad, estamos en la fase de formalizar una alianza público-privada para rescatar este patrimonio y con garantías de que esto se hará usando la mejor tecnología y estándares disponibles".

P. Sigue habiendo unas zonas calientes, sobre todo en el Pacífico y en las fronteras con Ecuador [donde hace semanas fue secuestrado y asesinado un equipo de prensa ecuatoriano] y Venezuela, donde se mezclan disidencias de las FARC y mafias. ¿Es posible contener esa violencia?

R. La paz absoluta y total se va a demorar mucho tiempo. Precisamente por el acuerdo de paz con las FARC, hay zonas que ellos controlaban que hoy están en disputa por las bandas criminales. El Estado mismo está llegando con la fuerza pública y el desarrollo. Pero ya hay zonas que antes eran muy peligrosas y convulsionadas que hoy viven con total calma.

P. Pero los asesinatos de líderes sociales no cesan.

R. Es muy preocupante. Todavía existe el fantasma de lo que sucedió con la Unión Patriótica. Las circunstancias son muy diferentes. Hoy no tenemos paramilitares, el país es otro, pero sí me preocupan esos asesinatos, muchos de ellos producto de quienes quieren que fracase por ejemplo la sustitución de cultivos: narcotraficantes colombianos y mexicanos. Están disminuyendo, pero una sola víctima para mí es demasiado.

P. ¿Lograrán la paz con el ELN?

R. Espero que antes de terminar el Gobierno hayamos avanzado lo suficiente como para que al próximo presidente le quede muy difícil no continuar.

P. Los colombianos están cada vez más indignados con la clase política tradicional por escándalos como el de Odebrecht. Cada semana salen nuevos casos de corrupción...

R. Este último año se han destapado muchos casos de corrupción. ¿Por qué? Porque aprobamos unas leyes y pusimos en marcha unas políticas anticorrupción que les han dado herramientas a los organismos de control. Lo que estamos viendo es que se está destapando por fin la corrupción que estaba escondida. No es que haya más corrupción, es que se está destapando. Sobre el caso Odebrecht, aquí las coimas, los sobornos se presentaron en el Gobierno anterior, en este Gobierno no hay ningún alto funcionario que haya sido acusado de recibir sobornos. Odebrecht se presentó en 15 licitaciones, ganaron una, que cumplieron debidamente. Lo que mezclaron es el caso de las coimas con el caso del dinero en la campaña, que en Colombia no era delito.. yo lo convertí en delito. Lo que estamos haciendo es destapar la corrupción y hay que perseverar en eso. 

P. Usted se ha mantenido al margen de la campaña, pero ¿qué le diría a su sucesor?

Espero que el país encuentre unos comunes denominadores que nos unan

R. Sea quien sea, le estamos dejando un país con bases sólidas. Que no cometa el pecado muy tradicional en América Latina que es el complejo de Adán, que es arrasar con todo lo que viene de atrás y crear algo nuevo. Yo no arrasé con todo lo que Uribe dejó, construí sobre lo que dejó, él hizo cosas muy buenas. Hay que construir sobre lo construido.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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