Sean Hannity, el espejo radical de Trump en Fox News
La estrella televisiva, que comparte abogado con el presidente, se ha convertido en su gurú en la sombra
En ocasiones es difícil saber dónde empieza Donald Trump y termina Sean Hannity. Hay una profunda simbiosis entre el presidente estadounidense y el presentador estrella de Fox News. Ambos neoyorquinos se consideran outsiders que viven de la agitación permanente. Les apasiona provocar y el foco mediático. Tergiversan la realidad a su favor. Recelan del establishment y aspiran, con su lenguaje hiperbólico pero llano, a conectar con el conservador corriente. Hay una conspiración del “Estado profundo” contra Trump, la inmigración irregular es el demonio, la investigación de la trama rusa es una farsa... Lo repiten el presidente y la celebridad televisiva.
Los paralelismos entre ambos se han afianzado después de que la semana pasada se revelara que Hannity también es cliente de Michael Cohen, el abogado personal de Trump desde hace tiempo. Cohen es objeto de una investigación del FBI por pagar, poco antes de las elecciones presidenciales de 2016, 130.000 dólares a Stormy Daniels para que la actriz porno no contara su historia sobre su presunta aventura sexual con Trump en 2006, cuando el ahora mandatario llevaba pocos meses casado con su esposa Melania.
Hannity ha minimizado con rapidez su relación con Cohen pese a que lo ha entrevistado varias veces en el pasado en su programa. El presentador de la mayor cadena de televisión conservadora ha alegado que el abogado “nunca” le ha representado y que solo ha hablado con él ocasionalmente sobre asuntos inmobiliarios. Está, sin embargo, en una situación incómoda. Cuando el FBI registró la oficina de Cohen el 9 de abril, Hannity criticó con dureza la operación en su programa en Fox. Pero la semana pasada alegó que, cuando hizo ese comentario, se "había olvidado completamente" que Cohen era su abogado y que, de haberse acordado, no hubiera dicho eso en antena.
Siguiendo el manual trumpiano, la reacción del presentador a esa crisis ha sido lanzar un contraataque feroz. “Hannity responde a la histeria de los medios”, era el título de arranque de su programa tras destaparse en los tribunales su relación con Cohen. Ha acusado a los periodistas “progresistas” y de “noticias falsas” de exagerar. Son palabras casi calcadas a las que emplea Trump en su cruzada contra los medios, de la que siempre excluye a Fox.
Tal es la cercanía entre Hannity, de 56 años, y Trump, de 71, que algunos trabajadores de la Casa Blanca, según el diario The Washington Post, bautizan a la estrella de Fox como “el jefe de gabinete no oficial” del presidente. Ambos hablan con frecuencia por teléfono y se reúnen en Washington o en la mansión de Trump en Florida.
No es ningún secreto su afinidad. Hannity, que en ocasiones ha negado ser un periodista y en otras se ha descrito como uno de “opinión”, fue un asesor informal del republicano durante la campaña electoral. Hay quienes dicen que su lealtad a Trump en los peores momentos blindó su relación con el mandatario, que se siente constantemente asediado y ansia por saber qué piensa su base de votantes más fieles. Hannity le ofrece una enorme audiencia: más de tres millones de personas miran cada noche su programa en Fox, el más visto de la franja nocturna de las cadenas informativas, además de las 13,5 millones de personas que escuchan cada semana su programa de radio.
Hannity acompañó a Trump en varios actos de campaña. En el segundo debate televisivo contra la demócrata Hillary Clinton, cuando Trump estaba en la cuerda floja tras difundirse un vídeo en que despreciaba a las mujeres, el presentador de Fox lo defendió activamente frente a los políticos conservadores que le urgían a abandonar la carrera electoral. “Ha pedido perdón”, dijo entonces Hannity en declaraciones a EL PAÍS. “¿Cuándo va a disculparse [Bill] Clinton a esa gente?”, agregó en referencia a las acusaciones de abusos sexuales al expresidente.
La conexión entre ambos se había fraguado antes de la campaña. En 2011, Hannity le abrió las puertas a Trump en sus programas de radio y televisión para que difundiera su teoría falsa sobre que el expresidente Barack Obama podría no haber nacido en EE UU. Trump descubrió entonces que el lenguaje conspirativo y populista podía conectar con el segmento conservador más radical. Cinco años después, lo explotó en los comicios.
En sus 22 años en Fox, desde el nacimiento de la cadena en 1996, Hannity se ha convertido en una referencia en el universo conservador. Su influencia es enorme, pero su tergiversación informativa (por ejemplo, dando pábulo a conspiraciones no demostradas) también juega en su contra. Hay quienes sostienen que la asociación de Hannity con un presidente impopular y polémico como Trump se le puede girar en contra. Pero también hay personas cercanas a ambos que han asegurado que es Trump quien se ha aproximado al pensamiento de Hannity y no al contrario.
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