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Rusia dicta una expulsión masiva de diplomáticos occidentales por el caso del exespía

Dos funcionarios españoles tendrán que abandonar Moscú

Pilar Bonet
El presidente ruso, Vladímir Putin, este jueves.
El presidente ruso, Vladímir Putin, este jueves.MICHAEL KLIMENTYEV/ SPUTNIK / KR (EFE)

Rusia anunció este viernes la expulsión recíproca de representantes diplomáticos de los países, —entre ellos España—, que declararon persona non grata a representantes de Moscú tras haberse solidarizado con la versión británica sobre el envenenamiento de Serguéi Skripal, antiguo funcionario del servicio de inteligencia militar ruso GRU, y su hija Yulia el pasado 4 de marzo en Salisbury. Así, los 59 expulsados de 23 países anunciados este viernes se suman a los 60 diplomáticos estadounidenses anunciados el jueves y los 23 británicos expulsados después de que Reino Unido señalase a Rusia en el caso del exespía. En total, más de 140 diplomáticos de 25 países.

Como otros de sus colegas, el embajador de España, Ignacio Ybáñez, fue convocado el viernes al Ministerio de Exteriores, donde se le comunicó la expulsión de dos miembros de la embajada. Se trata del agregado militar, coronel Ricardo Pardo, y del canciller Carlos Roa, según fuentes informadas. Remitiéndose a las instrucciones impartidas por el Ministerio de Exteriores en Madrid, la embajada no quiso comentar ni confirmar la identidad de los funcionarios afectados.

En el caso español, la reciprocidad no se ha dado al 100%. Uno de los dos funcionarios rusos expulsados de Madrid era un “tercer secretario”, pero la respuesta rusa ha afectado al canciller, que es funcionario administrativo. La categoría diplomática de “tercer secretario” no existe en la embajada de España en Moscú.

La respuesta rusa se ha prolongado lo largo de dos días

El jueves, 29 de marzo, el Ministerio de Exteriores había comunicado al embajador norteamericano, John Huntsman, la expulsión de 60 diplomáticos además del cierre del consulado estadounidense en San Petersburgo. Estas medidas son la respuesta a la expulsión de 48 representantes rusos de Washington y 12, de la representación de Rusia ante la ONU, así como al cierre del consulado ruso en Seattle.

El viernes a primera hora de la mañana fue convocado al Ministerio de Exteriores el embajador británico, Laurie Bristow, al que se le entregó una “decidida protesta” por las acciones “provocadoras y no fundamentadas” de la parte británica y se le dio un mes de plazo para reducir el personal de la embajada al mismo nivel en que ha quedado el personal ruso en Gran Bretaña. Rusia, según la nota del ministerio, está dispuesta a colaborar en el establecimiento de la verdad y en la búsqueda de las personas implicadas en los sucesos de Salisbury “tanto en el marco de formatos y mecanismos de derecho internacional como bilateral”.

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El resto de afectados acudieron a la plaza de Smolensk (sede del Ministerio de Exteriores ruso) pasado ya el mediodía del viernes. Además del embajador español, fueron citados los jefes de misión de Australia, Albania, Alemania, Dinamarca, Irlanda, Italia, Canadá, Letonia, Lituania, Macedonia, Moldavia, Holanda, Noruega, Polonia, Rumania, Ucrania, Finlandia, Francia, Croacia, República Checa, Suecia, Estonia, informó el ministerio. A estos diplomáticos les fueron comunicadas las expulsiones recíprocas y entregadas notas de protesta por sus “infundadas exigencias” basadas en “una acusación sin fundamento de Gran Bretaña en relación a Rusia en el denominado “caso Skripal”.

La primera ministra británica, Theresa May, acusó a Rusia del envenenamiento de Skripal y su hija Yulia. Las expulsiones de los diplomáticos rusos se han producido antes de que se acabaran las investigaciones y son el resultado de la reunión del Consejo Europeo del 23 de marzo, en el que, a juzgar por la solidaridad demostrada, Theresa May convenció posteriormente a los todavía socios de la Unión Europea y otros aliados occidentales de que Moscú estaba implicada en el envenenamiento.

Preguntado por las razones por la cual las medidas de reciprocidad no habían sido anunciadas todas ellas el mismo día, Dmitri Peskov, el secretario de prensa del presidente de Rusia, respondió con un dicho equivalente a la expresión que aconseja no tomar decisiones sin “consultarlo con la almohada”.

A las medidas británicas en contra de Moscú se unieron 28 países, de los cuales 18 pertenecen a la Unión Europea. En contra de las expulsiones se manifestaron Grecia, Austria y Chipre y otros seis países retiraron sus embajadores de Moscú para realizar consultas. Se trata de Eslovaquia, Eslovenia, Luxemburgo, Malta, Bulgaria y Portugal.

Según el Ministerio de Exteriores ruso, Moscú “se reserva el derecho a medidas de respuesta en relación a Bélgica, Hungría, Georgia y Montenegro que se sumaron a la medida en el último momento”. Tampoco ha respondido, de momento, a las expulsiones de la OTAN

Por otra parte, Rusia planea convocar una sesión extraordinaria del consejo ejecutivo de la Organización de Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) el 2 de abril para debatir el asunto “Skripal”, según manifestó el viernes el ministro de Exteriores Serguéi Lavrov tras haberse reunido con el representante especial del secretario general de la ONU sobre Siria, Steffan de Mistura. El objetivo de la reunión es “lograr una conversación normal, para establecer la verdad” , dijo Lavrov, quien expresó su esperanza de que los socios occidentales “no van a rehuir una conversación sincera”. Rusia ha reclamado la participación en las investigaciones sobre el envenenamiento de Skripal, en calidad de miembro de la OPAL y en tanto que país del que es ciudadana Yulia Skripal, la hija del ex agente.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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