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“No he escuchado a un colombiano que quiera regresar a la guerra”

El vicepresidente de Colombia, Óscar Naranjo, defiende el legado del Gobierno de Santos y plantea un nuevo enfoque de la lucha antidrogas

Francesco Manetto
El vicepresidente de Colombia, Óscar Naranjo, el pasado octubre en su despacho.
El vicepresidente de Colombia, Óscar Naranjo, el pasado octubre en su despacho.CAMILO ROZO

Óscar Naranjo (Bogotá, 1956) es vicepresidente de Colombia desde hace un año y fue negociador durante el proceso de paz con las FARC. Exgeneral de la Policía Nacional, desempeñó un papel decisivo en la caída de Pablo Escobar y en 2010 fue elegido por sus colegas internacionales como “mejor policía del mundo”. Ahora es el encargado de pilotar la lucha contra el narcotráfico en un país que está a la cabeza de la producción de hoja de coca. Esta conversación, en la que resalta su defensa del legado del Gobierno de Juan Manuel Santos, que dejará el cargo en agosto, comenzó la semana pasada en Bogotá y terminó por teléfono. Naranjo atendió a EL PAÍS desde Viena, donde expuso su estrategia antidroga ante la comisión de estupefacientes de Naciones Unidas. Este viernes participa en un desayuno informativo en Madrid.

Pregunta. La producción de coca aumentó exponencialmente en los últimos años. ¿Hay que cambiar el enfoque de esa lucha?

Respuesta. El planteamiento que hicimos en Viena es que había que dar un salto cualitativo en la medición del desempeño, Estado a Estado, que se saliera de la lógica de una medición aritmética que calcula la producción y el volumen de consumo. Ese enfoque es multidimensional.

P. ¿Cómo se mide?

R. Primero, cuál es la voluntad política de los Estados y de la sociedad. Segundo, cómo se refleja la voluntad en políticas públicas. Tercero, con qué institucionalidad se aplican y se desarrollan esas políticas públicas. Cuarto, con qué eficacia institucional. Quinto, con qué sistemas se asegura transparencia con el cumplimiento. Sexto, cuál es la relación entre lucha contra las drogas y gobernabilidad democrática. Séptimo, cuál es la duración de la lucha contra las drogas y la política anticorrupción y por último cuál es la política de cooperación y apertura internacional.

P. ¿Lo han entendido?

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R. Este planteamiento inicialmente se le comentó a Yury Fedotov, director ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Nuestra propuesta ha tenido una gran aceptación, ha generado mucho entusiasmo en la comunidad internacional. Y por otro lado, en materia de nuestros planes concretos, sobrentendido que ya no tenemos conflicto armado con las FARC y que es posible cambiar la estrategia de contención aplicada a los cultivos ilícitos, hoy estamos dando un salto para resolver definitivamente el problema con la combinación de sustitución de cultivos y erradicación forzosa.

P. Dijo hace meses que el reto del Estado era desplegarse en el campo. ¿Lo consiguieron?

P. Hoy lo que podemos decir es que, con 14 o 15 meses de posconflicto, la institucionalidad colombiana está mucho más vinculada al territorio. Tenemos por lo menos ocho agencias nuevas creadas para atender el posconflicto... Ya se avanza también con 32.000 familias que están siguiendo el apoyo para abandonar los cultivos ilícitos de un total de 58.000 que se inscribieron para sustituir esos cultivos. Estamos avanzando ya no sobre teorías sino sobre hechos prácticos.

P. El domingo hubo elecciones legislativas. Colombia votó por primera vez en paz, pero la violencia en regiones como Nariño, el Chocó o el Catatumbo no cesa.

P. Hay que reconocer que estas son las elecciones más tranquilas y pacíficas de la historia del país. No hubo necesidad de levantar puestos o mesas de votación en esas zonas antiguamente afectadas por el orden público. A pesar de esos avances y a pesar de tener la tasa más baja de homicidios de los últimos 42 años todavía tenemos dos o tres epicentros muy vinculados al crimen organizado y al narcotráfico. Para cada uno de esos sitios tenemos respuesta concreta. Por ejemplo en la zona del Pacífico Sur, el despliegue de 9.000 militares y policías acompañados de fiscales empieza a permitir resultados como el que se dio con la captura de uno de los criminales de más alto objetivo que teníamos acá, alias Cachi, responsable de intimidar las comunidades y de asesinar líderes.

P. Ha mencionado a los líderes sociales. Siguen siendo víctimas de asesinato.

R. Hay que reconocer que ha habido asesinatos de líderes sociales y el Gobierno empieza su trabajo sobre una premisa fundamental, que es que en un país sin conflicto armado es una contradicción enorme que asesinen o amenacen a líderes. Por tanto, la respuesta tiene que ser contundente. Lo que estamos haciendo es abandonar las lógicas del pasado. Hemos dado pasos fundamentales para fortalecer el sistema de alertas tempranas y elevar la capacidad preventiva. Hay un despliegue de las fuerzas militares que ya identificó 600 veredas para hacer control territorial, proteger las comunidades y establecer un diálogo directo con los líderes.

P. El presidente Santos ordenó reanudar el diálogo con ELN. ¿Es posible una paz completa?

P. El Gobierno mantiene una decisión de buscar poner fin al conflicto en Colombia. El Gobierno es responsable con la búsqueda de ese acuerdo y al mismo tiempo espera coherencia del ELN para que de su palabra en la mesa sea acompañada de desescalamiento y proscriban las acciones armadas y terroristas.

P. Estamos en época electoral. ¿Le preocupa la continuidad del proceso de paz?

R. Los colombianos transmiten permanentemente su sentimiento alrededor de la paz, lo que significa que no he escuchado al primer colombiano que quiera estar de regreso al conflicto y a la guerra. Y yo lo que esperaría es que los liderazgos políticos lean esos sentimientos de los ciudadanos y avancemos para cerrar tantas décadas de violencia que hemos vivido.

P. Su Gobierno reforzó la frontera con Venezuela.

R. El Gobierno ha actuado de manera responsable, anticipada a lo que ha podido ser una gran calamidad humanitaria. Lo que nosotros esperamos es que nuestra decisión de buscar una salida democrática y al mismo tiempo no traumática en Venezuela realmente permita lo que los venezolanos están esperando, que son condiciones de regreso a su país.

P. ¿Qué mensaje busca transmitir en España?

R. Poner negro sobre blanco cuáles son los dividendos de la paz en Colombia y cómo esos dividendos crean un marco de oportunidades también para nuestros países amigos, cooperantes y para la comunidad internacional pública y privada. La oportunidad para la inversión está abierta, para contribuir a la transformación de un territorio con la oferta de bienes y servicios.

R. ¿Ha cambiado la imagen de Colombia en el mundo?

R. Yo encuentro una gran valoración del esfuerzo que ha hecho nuestro presidente. Hay un reconocimiento que siento como unánime alrededor de un liderazgo que fue capaz de enfrentar una situación para poner fin a un conflicto de medio siglo, que ha pagado un costo, él personalmente y nuestro Gobierno en términos políticos con la oposición. Pero lo que noto es un gran reconocimiento. Hay cooperación para lo que el Gobierno quiere ser totalmente responsable, para que cualquier grupo o partido político que llegue a la presidencia construya sobre lo construido y asegure a los colombianos un futuro próspero sin violencia.

Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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