“La última vez que voté fue antes del golpe de Pinochet”

La última vez que Marcos Suzarte —un chileno jubilado residente en Madrid— votó fue en 1973, el mismo año del golpe de Estado en Chile. Nunca hubiera imaginado que hasta que tuviera 72 años volvería a poner una papeleta electoral en una urna. Suzarte, que pertenecía a las juventudes comunistas y fue detenido durante varios días en el Estadio Nacional de Santiago, tuvo que salir exiliado de Chile por la dictadura. Cuando regresó la democracia en 1990, decidió no volver y continuar con la nueva vida que había empezado en Europa. Las elecciones presidenciales de este domingo son las primeras que permiten a los chilenos residentes en el extranjero votar. Una reivindicación de largo aliento que se hizo efectiva el año pasado, bajo el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.

“Fue muy emocionante ver con qué ilusión la gente ejercía su derecho al voto, algunos incluso lloraron”, recuerda Suzarte, refiriéndose a la primera vuelta de los comicios que se celebraron el pasado 19 de noviembre. Los resultados dieron la ventaja al candidato Sebastián Piñera, expresidente de centro derecha, pero solo con un escaso 36%, lo abrió la puerta a una segunda vuelta. Este domingo, Piñera se disputa la presidencia con el periodista y senador de corte socialdemócrata Alejandro Guillier. “Siento que por fin soy más ciudadano chileno”, insiste Suzarte.

Los chilenos que viven en el extranjero no podían votar a las elecciones del país desde que se instauró la democracia en 1990. Desde entonces, la diáspora se ha organizado para reclamar el derecho al voto, una lucha que duró más de 20 años hasta que en octubre de 2016, el Congreso aprobó la ley para poder votar en el exterior retirando así a Chile de la lista de países que no consideran a sus ciudadanos en el exterior con derecho al sufragio: Cuba, Guatemala, Nicaragua y Uruguay. 

Distintas razones explican por qué Chile tardó tanto en considerar a los ciudadanos en el extranjero. “Ha sido una promesa de muchos años de los Gobiernos de la concertación [la coalición de centroizquierda que gobernó el país hasta 2010], pero es durante el segundo mandato de Bachelet cuando se completa [la posibilidad de votar en el exterior] porque tiene mayoría en el Congreso”, explica María de los Ángeles Fernández Ramil, politóloga hispano-chilena de la Universidad de Santiago de Compostela y presidenta de la fundación Hay Mujeres. Otras de las razones esgrimidas es el bloqueo constante de la derecha. “Desde que se recuperó la democracia en Chile, la derecha se ha opuesto constantemente bajo distintos argumentos”, señala Fernández Ramil. Uno de ellos, menciona, era el temor a que el voto en el exterior fuera mayoritariamente de izquierdas. Otro, porque se consideraba que si los ciudadanos no vivían al país, no les afectaba lo que pasaba en él.

Cerca de 900.000 chilenos viven hoy fuera de su país, según datos de las autoridades. Para poder votar, es necesario inscribirse en el padrón electoral. En esta segunda vuelta, están inscritos poco más de 39.000 ciudadanos chilenos en más de 60 países, la mayoría en Argentina y en Estados Unidos, según el Servicio Electoral de Chile. En España, 3.108 personas podrán votar a los comicios pero tendrán que hacerlo en los consulados de Madrid o Barcelona, lo que para muchos, representa una dificultad. “Yo viajo por segunda vez desde la Coruña para poder votar pero hay gente que no lo puede hacer por motivos económicos”, recalca Fernández Ramil.

A mediodía del domingo, empieza a llegar más gente al consulado de Madrid. Hay personas de todas las edades. Salvador Laura, que fue líder estudiantil y huyó de Chile en 1974, preside una de las cuatro mesas. “Si tienes la nacionalidad chilena, tienes que tener los mismos derechos que todos”, dice. “Hay también mucha gente joven, chilena, nacida ahí y que no había podido votar”, explica. Muchos coinciden en que la elección está muy reñida. En la primera vuelta, el voto de los chilenos en el exterior fue mayoritariamente a Sebastián Piñera (un 37%), pero dependiendo de los países, cada candidato ha tenido más o menos peso. En España, la mayoría votó para la entonces candidata Beatriz Sánchez Muñoz, de la alianza izquierdista Frente Amplio.

Unos días antes de la segunda vuelta, Marcos Suzarte decidió repasar la Constitución de su país. Quiere dejar claro que nunca se desligó de él. En su casa, ha guardado todas las revistas de Araucaria de Chile, una de las publicaciones más importantes del exilio chileno y en la cual participó como director comercial. Como tantos otros chilenos en el exterior, llevaba años queriendo votar. Todavía no podrá elegir los representantes regionales y municipales de su país, pero confía en que se haga posible en un futuro próximo.