La diplomacia del fuego prende en Oriente Próximo
Militares de Israel, Jordania y Palestina participan por primera vez en un simulacro de catástrofe
“He dicho que se ejecute la orden a las once”, advertía este miércoles en inglés de forma taxativa una teniente israelí ante un pelotón de soldados jordanos en presencia de dos oficiales de las fuerzas de seguridad palestinas, a un tiro de piedra de la franja de Gaza. Un equipo de militares españoles presenciaba la escena con atención en un paisaje de destrucción atravesado por gritos de auxilio. Entre los escombros asomaba una cabeza decapitada. ¿Era un nuevo enfrentamiento en Oriente Próximo con observadores internacionales?
No. Esta vez no se trataba de un nuevo conflicto en Tierra Santa. Militares de servicios de emergencia, bomberos y socorristas de Israel, Jordania y Palestina participaban por primera vez en un simulacro de catástrofe en Zikim, en el centro de entrenamiento del mando de protección civil del Ejército hebreo, situado en las inmediaciones de Ashkelon, 57 kilómetros al sur de Tel Aviv. Una grabación con voces desgarradoras ambientaba la instalación castrense. En este escenario de terremoto urbano artificial replicado con detalle —que incluía restos humanos de látex y maniquíes que asemejaban cadáveres—, tres decenas de miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) española desplegaban sus técnicas de rescate.
Recién llegado del siniestro real de los últimos incendios en Galicia y Asturias junto con la mayoría de sus 31 compañeros, el capitán Pascual Galera dirigía las maniobras de la Unidad de Búsqueda y Rescate Urbano. “Hemos venido con nuestras mejores herramientas de perforación y equipos de detección de víctimas”, destacaba este oficial curtido en terremotos como el Haití. El Programa de Ejercicios de Protección Civil de la Comisión Europea ha financiado el simulacro, en el que han participado también militares y bomberos de Italia y Francia durante las últimas 48 horas en Israel.
Esta novedosa diplomacia del fuego y las catástrofes, en la que los vecinos de ambos lados del río Jordán muestran su afán para combatir juntos desastres que no conocen fronteras, contrasta con la tensión que sigue latiendo en la región. Aunque suscribió un acuerdo de paz con Jordania en 1994, Israel mantiene evacuado a su embajador en Amán desde el pasado julio, cuando la muerte de dos jordanos a manos de un guarda israelí de la legación desencadenó un grave incidente diplomático.
La Autoridad Palestina también guarda una inestable relación con Israel, que ocupa desde hace 50 años Cisjordania y Jerusalén Este y somete a bloqueo desde hace una década la franja de Gaza. El reciente proceso de reconciliación entre los nacionalistas de Fatah y los Hamás ha llevado al primer ministro Benjamín Netanyahu a advertir de que no reanudará las negociaciones con los responsables palestinos, como pretende Estados Unidos, mientras no se desarmen los islamistas.
A pesar de las viejas y nuevas enemistades en Tierra Santa, cuatro centenares de miembros de los servicios de seguridad implicados en la lucha contra los desastres naturales han participado en el ejercicio transfronterizo Incendios Forestales en Oriente Próximo. “Cuando se trata de salvar vidas, no hay fronteras políticas”, aseguraba en el centro militar de Zikim el mayor Nail Azza, del servicio de protección civil de las fuerzas de seguridad palestinas.
Al frente de toda la operación se encontraba la teniente coronel israelí Tal Rozin, directora de la escuela de protección civil del Ejército. “Tenemos que aprender a trabajar juntos a salvar vidas y proteger la naturaleza”, explica. “Mire. Si ese soldado jordano no desplaza la placa de cemento al mismo tiempo que el israelí no podremos liberar a esta víctima (maniquí) que está atrapada”. A su lado un cabo controla los mandos de un dron que se sobrevuelan la zona para que en el improvisado centro de mando se reciban imágenes para evaluar las maniobras de salvamento.
El teniente coronel Mashem Obaydin, que está al frente de los 45 militares jordanos que intervienen en el entrenamiento, declina comentar el ejercicio. “Tengo instrucciones de las autoridades de mi país”, se limita a responder. “En una parte del mundo con tanta tensión como esta, es importante colaborar para salvar vidas”, apostilla el comandante Philippe Perret, del cuerpo francés equivalente a la UME española que ha coordinado la operación con Israel por encargo de la Unión Europea.
La Autoridad Palestina ha enviado 45 bomberos y seis vehículos cisterna a otro de los escenarios del ejercicio: el monte Carmelo. En esa región boscosa del norte del Estado hebreo, las llamas se cobraron en 2010 la vida de 44 personas. En la misma zona, otro incendio obligó hace un año a desalojar a más de 60.000 vecinos en la ciudad de Haifa. “Las catástrofes no avisan nunca, así que los vecinos tenemos que estar listos para ayudar”, concluye el oficial palestino Nail Azza. Sus bomberos estuvieron apagando fuegos el año pasado en Israel. Entonces no fue un simulacro.
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